Milei acelera su estrategia para sumar gobernadores peronistas a cambio de fondos y obra pública

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Milei busca sumar gobernadores peronistas para aprobar el Presupuesto y reformas clave.
  • Santilli encabeza negociaciones con Sáenz, Jalil, Jaldo, Passalacqua y Figueroa.
  • El giro de fondos, la coparticipación y la obra pública son el principal incentivo.
  • Varios mandatarios moderan sus críticas ante la necesidad fiscal provincial.
  • En Misiones y Neuquén, las negociaciones se vinculan a crisis locales y expectativas económicas.
  • El pragmatismo político desplaza definiciones partidarias en un escenario de alta dependencia financiera.

Javier Milei avanza en una ofensiva política clave para garantizar la aprobación del Presupuesto 2026 y las reformas laboral y tributaria que el Congreso comenzará a debatir el 10 de diciembre. Con la mira puesta en los gobernadores peronistas, la Casa Rosada se propone seducir a mandatarios que hasta hace poco mantenían diferencias abiertas con el Gobierno nacional. En ese esquema, la promesa de liberar fondos para obra pública, reforzar la coparticipación y habilitar giros extraordinarios aparece como el principal mecanismo de persuasión.

El encargado de desplegar esa estrategia es el ministro del Interior, Diego Santilli, quien en los últimos días intensificó reuniones y contactos con los mandatarios Gustavo Sáenz (Salta), Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Hugo Passalacqua (Misiones) y Rolando Figueroa (Neuquén). En la Casa de Gobierno siguen de cerca cada gesto, cada foto y cada señal política en una negociación que, de prosperar, podría reconfigurar el mapa de apoyos del oficialismo en el Congreso.

El caso de Gustavo Sáenz ilustra la complejidad del momento. Tras meses de tensión con el Ejecutivo nacional —al que acusó de “traicionarlo” y hasta calificó al Presidente como “paloma de iglesia”—, el gobernador salteño comenzó a mostrar una postura más receptiva. Sus encuentros con Santilli y algunas visitas a Casa Rosada cambiaron el tono del vínculo. Salta necesita fondos y ese factor, admiten en su entorno, pesa más que las desavenencias personales.

Raúl Jalil, en Catamarca, atraviesa un proceso similar. El gobernador se mostró “optimista” frente a las reformas que impulsa Milei y se ubicó sorpresivamente en una posición más cercana al oficialismo. En paralelo, crecen las especulaciones sobre el rol de su esposa, la diputada Silvana Ginocchio, señalada como su sucesora natural. Incluso la interna con Lucía Corpacci, referente del PJ local, quedó bajo la lupa a la espera de los alineamientos definitivos. Para Catamarca, una provincia altamente dependiente del empleo estatal, los fondos nacionales representan una cuerda de oxígeno determinante.

En Tucumán, Osvaldo Jaldo transita su propio giro. De amenazar con “cortar la melena al león” en plena campaña, pasó a ensayar un acercamiento pragmático. Sus legisladores acompañaron la Ley Bases, pero luego se replegaron tras no obtener la asistencia prometida. Con la nueva etapa abierta, Jaldo parece dispuesto a renegociar y Santilli confía en sumar su apoyo en diciembre.

Misiones ofrece un capítulo particular. Hugo Passalacqua enfrenta tensiones internas tras protestas policiales y docentes, y busca estabilidad política. Aunque la conducción real de la provincia reside en Carlos Rovira, el histórico dirigente ya dio señales de acercamiento al Gobierno nacional. El episodio parlamentario en el que los senadores misioneros se levantaron durante la votación de Ficha Limpia fue interpretado como una muestra de ese acuerdo tácito.

El caso de Rolando Figueroa, en Neuquén, combina pragmatismo y oportunidad. En una provincia con fuerte potencial económico por Vaca Muerta y el interés reciente de empresas de inteligencia artificial, el gobernador busca negociar beneficios impositivos y mayor coparticipación. Figueroa entiende que sus legisladores pueden ser decisivos y quiere capitalizarlos.

En este tablero en movimiento, la ironía atribuida a Groucho Marx —“Si no te gustan mis principios, tengo otros”— aparece como un paraguas interpretativo del comportamiento de varios dirigentes peronistas. La necesidad de sostener estructuras provinciales, financiar el aparato estatal y garantizar continuidad de obras públicas termina desdibujando antiguas posturas ideológicas. En la política argentina, especialmente en tiempos de crisis fiscal, la identidad partidaria suele ceder frente a la urgencia presupuestaria.

Mientras Milei busca consolidar una nueva mayoría parlamentaria, los gobernadores peronistas oscilan entre la resistencia simbólica y la negociación concreta. Para muchos, el pragmatismo fiscal se impone: fondos, obras y transferencias pesan más que las diferencias históricas con el oficialismo libertario. En diciembre, esas decisiones comenzarán a reflejarse en el Congreso.

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