Bianco redobla la presión y expone la tensión política entre Nación y la Provincia de Buenos Aires

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Carlos Bianco denunció que Diego Santilli no respondió formalmente al pedido de reunión de la Provincia de Buenos Aires y lo chicaneó públicamente por ello.
  • Santilli respondió brevemente por redes: “Dale Carli, gracias. Tomo nota”, lo que profundizó el malestar bonaerense.
  • Bianco afirmó que envió una nota formal reclamando la restitución de fondos y la reactivación de 1.000 obras paralizadas.
  • La Gobernación calificó la falta de diálogo como “discriminación política”, al recordar que Milei se reunió con otros gobernadores pero no con Kicillof.
  • Nación avanzó en contactos con gobernadores de otras provincias, lo que acrecentó la sensación de aislamiento político para Buenos Aires.
  • La Provincia advierte que, si no hay reunión, será la Nación la que deba explicar a los bonaerenses la ausencia de respuestas y el impacto en obras e infraestructura.

En un clima donde cada gesto se transforma en mensaje, una frase irónica del ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, encendió un nuevo capítulo de la disputa entre la administración de Axel Kicillof y el Gobierno nacional. La chispa se activó cuando Bianco reveló que Diego Santilli aún no respondió al pedido de reunión que la Provincia presentó para discutir la restitución de fondos y la reactivación de obras paralizadas. La respuesta del ministro del Interior, escueta y por redes sociales —“Dale Carli, gracias. Tomo nota”— amplificó el malestar bonaerense.

Bianco relató que, antes de esa breve respuesta pública, había visto un llamado perdido de Santilli. Sin embargo, la confirmación formal nunca llegó. Esa secuencia derivó en una chicana que recorrió el mapa político: “Tampoco tiene oficina. Por ahí se está instalando, por ahí está buscando oficinas y no me puede contestar”, ironizó el funcionario bonaerense, para remarcar la falta de señales institucionales.

La frase no cayó en saco roto. En la Gobernación interpretaron la respuesta del Interior como una muestra de desdén y, más aún, como parte de una estrategia nacional que deja a la Provincia fuera del radar de la gestión libertaria. La crítica se inscribe en un vínculo que viene deteriorándose desde el inicio del mandato de Javier Milei y que, según advierten en La Plata, atraviesa uno de sus puntos más críticos.

Bianco calificó como “inaudito” que el Gobierno nacional no mantenga comunicación con la principal provincia del país. Recordó que Milei se reunió con veinte gobernadores de distintos signos políticos, pero nunca con Kicillof. Para el funcionario, eso constituye una “discriminación política” evidente, cuya consecuencia directa es la parálisis de proyectos estratégicos para Buenos Aires. También insistió en que su nota fue enviada por canales formales y que, por lo tanto, la respuesta debería tener el mismo carácter. “Me tienen que responder formalmente”, remarcó.

Mientras la Provincia espera, la agenda nacional siguió su curso. En los últimos días, Santilli y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, recibieron a los gobernadores de San Juan y Córdoba, Marcelo Orrego y Martín Llaryora. Ese movimiento profundizó la sensación de aislamiento político que perciben en La Plata, donde interpretan que Nación prioriza el diálogo selectivo en función de su armado legislativo y de los apoyos que requiere para las próximas reformas.

La disputa de fondo gira en torno a los recursos. La administración bonaerense reclama la restitución de fondos que considera esenciales para sostener políticas públicas y proyectos de infraestructura que quedaron detenidos tras el recorte dispuesto por Nación. Las 1.000 obras paralizadas constituyen un punto neurálgico: representan escuelas, rutas, hospitales y trabajos locales que impactan en municipios diversos, muchos de ellos gobernados por intendentes que también reclaman definiciones.

Bianco advirtió que, si la reunión no se concreta, será el Gobierno nacional el que deberá explicar a los bonaerenses por qué no responde a un pedido que calificó como institucional y urgente. En su planteo, la ausencia de diálogo no solo afecta el presente, sino que compromete la planificación de proyectos a mediano plazo.

La escalada verbal, la falta de respuestas y el contraste con la agenda política nacional alimentan un escenario cada vez más polarizado. En la práctica, la tensión no cede: lejos de descomprimirse, se transforma en un componente más de la confrontación entre la gestión libertaria y la administración bonaerense.

Mientras tanto, la Provincia aguarda una señal concreta que destrabe la reunión. La Nación, por ahora, mantiene el silencio formal. Y en ese vacío, cada frase, cada tuit y cada chicana van marcando el pulso de un conflicto que promete nuevos capítulos en las próximas semanas.

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