
Kicillof endurece su postura contra Milei y acusa al Gobierno de usar la deuda provincial como herramienta de presión
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior

- Kicillof acusó a Milei de usar la deuda con las provincias como “herramienta de presión”.
- Dijo que no apoyará leyes “que perjudiquen al pueblo bonaerense”.
- Criticó la paralización de más de mil obras públicas en territorio provincial.
- Milei busca acuerdos con gobernadores para aprobar reformas fiscales y laborales.
- El bonaerense se posiciona como principal voz opositora del peronismo frente al Gobierno nacional.
- La disputa por los fondos federales y la obra pública será eje central de la agenda política próxima.
El gobernador bonaerense Axel Kicillof volvió a marcar distancia del presidente Javier Milei con un mensaje de fuerte contenido político. Desde Florencio Varela, en el marco de la inauguración de un Centro de Atención Integral de Rehabilitación para personas con discapacidad, el mandatario provincial cuestionó las recientes reuniones que el jefe de Estado mantuvo con varios gobernadores y acusó al Gobierno nacional de “negociar deudas a cambio de leyes espantosas”.
“Mientras tenemos mil obras paralizadas, Milei convocó a los gobernadores para negociar deudas de Nación a cambio de leyes que perjudican a nuestro pueblo”, lanzó Kicillof ante un auditorio compuesto por funcionarios provinciales, legisladores e intendentes del conurbano. El gobernador, que ha sido uno de los principales opositores al programa económico del Ejecutivo nacional, advirtió que no respaldará ningún proyecto que “vaya en contra de los derechos conquistados por los bonaerenses”.
En esa línea, el exministro de Economía sostuvo que su exclusión de los encuentros entre Milei y otros mandatarios no fue una omisión casual. “Milei sabe que este gobernador no va a acompañar leyes que atenten contra los derechos de nuestro pueblo”, afirmó, en un mensaje que buscó remarcar tanto su autonomía política como su oposición ideológica al oficialismo libertario.
Acompañado por el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, y el intendente local, Andrés Watson, Kicillof insistió en que la deuda que mantiene la Nación con las provincias está siendo utilizada como “una herramienta de disciplinamiento político”. En ese sentido, acusó al Gobierno central de condicionar la ejecución de obras y la transferencia de fondos a la adhesión de los mandatarios provinciales a su agenda de reformas.
El reclamo se enmarca en un contexto de tensión entre la Casa Rosada y los gobiernos subnacionales por la distribución de recursos y la paralización de proyectos de infraestructura. Según estimaciones de la administración bonaerense, existen más de mil obras detenidas desde diciembre del año pasado, entre ellas programas de vivienda, rutas y hospitales.
En las últimas semanas, Milei se reunió con los gobernadores Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Osvaldo Jaldo (Tucumán), entre otros. El objetivo de esos encuentros fue construir apoyos para el paquete de reformas fiscales y laborales que el Ejecutivo planea enviar al Congreso durante las próximas sesiones extraordinarias.
Si bien el presidente busca consolidar una base de gobernabilidad en el interior del país, su relación con el conurbano bonaerense sigue siendo una de las más complejas. Kicillof, respaldado por intendentes peronistas y movimientos sociales, mantiene una posición de confrontación directa con la Casa Rosada, especialmente en lo referido a la reducción de transferencias y la suspensión de obras públicas.
El gobernador bonaerense no solo busca diferenciarse del oficialismo nacional, sino también reconfigurar su perfil dentro del peronismo. Con un discurso centrado en la defensa del Estado y los derechos sociales, Kicillof intenta posicionarse como referente de un espacio opositor que combine gestión territorial y resistencia política. Su estrategia parece orientada a consolidar liderazgo frente a un Gobierno nacional que, según él, “pretende imponer reformas regresivas bajo la amenaza de recortes financieros”.
El conflicto por los fondos provinciales se ha convertido en un punto de fricción recurrente entre la administración libertaria y los gobernadores. Mientras Milei busca alinear voluntades para aprobar su paquete de reformas, Kicillof se presenta como el contrapeso más firme dentro del tablero político, con un discurso que combina críticas al ajuste con la defensa del federalismo y la inversión pública.
En Florencio Varela, su mensaje volvió a apuntar en esa dirección: “No voy a acompañar leyes que perjudiquen a nuestro pueblo”, reiteró, dejando en claro que su gestión priorizará la obra pública, la salud y la educación frente a los recortes propuestos desde el Gobierno nacional.
La confrontación entre ambos mandatarios promete intensificarse en los próximos meses, a medida que el Ejecutivo avance con su paquete de reformas y busque acuerdos con los gobernadores. En ese escenario, Kicillof emerge como una figura clave dentro de la oposición, con la mira puesta tanto en la defensa de los recursos bonaerenses como en su proyección nacional.





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