
Disputa por el Renaper reaviva tensiones en el Gabinete tras los cambios de Milei
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior

- El DNU 793/25 transfirió Migraciones y, en principio, el Renaper a Seguridad, pero luego se corrigió la medida.
- Patricia Bullrich buscaba ampliar su poder antes de dejar el Ministerio y asegurar continuidad política.
- Diego Santilli, flamante titular de Interior, retuvo el control del organismo tras la aclaración oficial.
- Cristian Ritondo advirtió sobre la necesidad de mantener el registro bajo uso civil por su información sensible.
- La confusión interna generó cuestionamientos hacia Legal y Técnica, aunque se descartó un error jurídico.
- Santilli arma su equipo y lanza una gira federal para afianzar vínculos con los gobernadores.
El reciente reordenamiento del Gabinete nacional, impulsado por el presidente Javier Milei, abrió una nueva fuente de conflicto dentro del oficialismo. El eje de la controversia no es un ministerio estratégico ni un área presupuestariamente poderosa, sino el destino del Registro Nacional de las Personas (Renaper). Pese a su perfil técnico, el organismo se convirtió en motivo de forcejeo político entre las carteras de Interior y Seguridad, y puso en evidencia las tensiones que atraviesan al Gobierno en plena transición de nombres y funciones.
El punto de inflexión se produjo luego del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 793/25, con el cual Milei modificó la Ley de Ministerios para transferir a la órbita de Patricia Bullrich tanto Migraciones como el Renaper. Sin embargo, pocas horas después de su publicación, fuentes de la Casa Rosada salieron a aclarar que la medida solo afectaba al primer organismo, mientras que el registro de las personas continuaría bajo la órbita del Ministerio del Interior, ahora a cargo de Diego Santilli.
La marcha atrás generó ruido en el corazón del Ejecutivo. La confusión alimentó suspicacias internas y expuso el delicado equilibrio de poder entre Bullrich y Santilli, dos figuras con peso propio dentro del espacio libertario y con fuerte anclaje en el PRO. “No fue un error jurídico —aclaró una fuente oficial—, sino un problema de comunicación interna sobre qué organismos pasaban a Seguridad”.
El Renaper, que maneja datos sensibles de los ciudadanos, es considerado un organismo de uso civil. Por eso, muchos dentro del oficialismo vieron con cautela la posibilidad de trasladarlo a Seguridad. “En la dictadura lo manejó la Policía Federal, pero luego volvió a Interior porque se consideró que debía mantenerse bajo control civil”, recordó Cristian Ritondo, uno de los dirigentes más cercanos a Santilli, durante la ceremonia de jura del nuevo ministro.
Para Bullrich, la disputa tiene un trasfondo mayor. Desde hace meses busca ampliar las competencias de su cartera y avanzar con proyectos estratégicos, como la creación de una Policía de Frontera o la consolidación del Plan Guaçurarí, destinado a reforzar el control limítrofe. Pese a que dejará su cargo el 10 de diciembre para asumir en el Senado, pretende garantizar que su sucesora —todo indica que será la actual secretaria de Seguridad, Alejandra Monteoliva— continúe su línea de trabajo. En paralelo, impulsa la designación de su colaborador más cercano, Alberto Fohrig, al frente de la custodia de la embajada argentina en Estados Unidos, un puesto sensible para la política exterior del Gobierno.
El traspié con el Renaper también salpicó a la Secretaría Legal y Técnica, encabezada por María Ibarzábal Murphy, responsable de redactar los decretos presidenciales. Aunque algunos sectores del Ejecutivo la señalaron como responsable de la confusión, otras voces descartaron un error formal y apuntaron, en cambio, a la falta de coordinación política en medio del recambio ministerial.
Mientras tanto, Santilli intenta consolidar su nueva estructura en Interior. Tras la jura, mantuvo extensas reuniones con el flamante jefe de Gabinete, Manuel Adorni, y con referentes del PRO que lo acompañaron en el acto. Aún sin definir su equipo completo, el ministro prevé rodearse de colaboradores de confianza, varios de ellos con trayectoria en su gestión en la Ciudad de Buenos Aires. Entre los nombres que circulan figuran Gustavo Coria —especialista en gestión pública y ex jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad porteño— y Matías López, actual vicepresidente primero de la Legislatura porteña, quien fue su mano derecha durante su paso por la Vicejefatura de Gobierno.
Santilli también busca marcar agenda política propia. Esta semana iniciará una gira por el interior del país para reforzar vínculos con los gobernadores aliados: el miércoles visitará a Rogelio Frigerio en Entre Ríos; el jueves recibirá a Gustavo Sáenz en Casa Rosada; el viernes viajará a Mendoza para reunirse con Alfredo Cornejo; y el sábado estará en Neuquén junto a Rolando Figueroa.
El episodio del Renaper, más allá de su desenlace administrativo, dejó al descubierto un aspecto central del presente político del Gobierno: la coexistencia de liderazgos con ambiciones propias dentro de un esquema que Milei intenta mantener bajo control. En la práctica, la disputa por un organismo de perfil técnico terminó reflejando una puja más profunda por espacios de influencia, en un gabinete en plena etapa de reacomodamiento.







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