PJ Capital: reconfiguración en ciernes y carrera sucesoria

POLÍTICAAgencia 24 NoticiasAgencia 24 Noticias
multimedia.normal.a686daa0c2507810.bm9ybWFsLndlYnA%3D

Como cronicó Alfil en su edición de ayer, y como lo insinuaban los primeros movimientos del oficialismo provincial en la campaña, el Centro Cívico ha resuelto reordenar el partido.

El motivo es, en principio, consolidar el proceso sucesorio que se perfeccionó el 25 de junio de 2023, con la elección de Llaryora como continuador de Schiaretti. Desde entonces Llaryora tiene las riendas del gobierno, aunque no todavía las del partido, que todavía mantiene una configuración previa a su llegada al poder.

Para algunos, encontrar un nuevo balance en el PJ es clave para que la pretensión de transversalidad del Centro Cívico no termine perdiendo estabilidad. 

Los ajustados resultados de 2023 dieron una señal clara al oficialismo: resultaba imperioso ampliar la base electoral del nuevo oficialismo para asegurar la proyección de largo plazo del candidato. Y a esa tarea se dio Hacemos Unidos durante los últimos dos años, incorporando dirigentes de otras fuerzas.

Las elecciones de octubre -sin constituir un parámetro trasladable al tablero provincial- dispararon aún algunas alarmas. En capital, por ejemplo, en las seccionales donde más debían pesar los aliados, los resultados fueron particularmente malos. Y los reproches, que ya existían, se potenciaron. Mientras, una fracción del justicialismo abandonaba las filas del oficialismo, llevándose consigo 170.000 votos.

Todo esto deja al oficialismo en la incómoda necesidad de pelear en dos flancos: ya no se trata solo de ir a disputar el centro del espectro con los libertarios, ahora también tiene que defender su retaguardia de quienes le reclaman aumentar los índices de peronismo en sangre.

De ahí, entonces, la necesidad de reordenar el partido: hay que apaciguar el frente interno para que la expansión sea viable. Reconciliarse con los propios; tomar control pleno de las estructuras partidarias, consolidando la sucesión que inició en 2019, se perfeccionó en el 2023, y tuvo, probablemente, su cierre, hace dos semanas; y, probablemente, empezar a perfilar otra sucesión: la del Palacio 6 de Julio.

Los baqueanos del PJ adelantan, para empezar, que internas, en el PJ, casi nunca son sinónimo de elecciones. Es que la Carta Orgánica del PJ establece que, para presentarse a una interna, hace falta completar como mínimo el 80 por ciento de los cargos. Si se cuenta que hay que definir presidentes, uninominales e integrantes de las unidades básicas de 119 subcircuitos, autoridades para 14 seccionales (cada una con su consejo), y presidente, vicepresidente, e integrantes del Consejo Capital, la tarea es titánica, y difícilmente alguien se encuentre en condiciones de abordarla.

Sin embargo, sí serán intensas las negociaciones para ver cómo se reacomoda la orgánica del partido, que en la tradición justicialista reviste un asunto de gran importancia para posicionarse a futuro y entrar en la consideración del Ejecutivo para integrar los planteles de gobierno.

Abajo, hacia la base de esa pirámide, se disputan cargos, contratos y becas. Pero en la cúspide, se disputa la única candidatura abierta que tiene el oficialismo.

Por último, y para complejizar un poco más el asunto, este reordenamiento del partido tendrá, en la ciudad, un contexto especial. El llaryorismo, a pesar de haber gobernado la ciudad durante cuatro años antes de saltar a la Provincia, jamás construyó tropa propia en las seccionales. Se asentó sobre una estructura preexistente, comandada por Alejandra Vigo, que nunca disputó. Y a muchos inquieta saber cuánto cambiará esa lógica después del 26-O. 

CON INFORMACION DE DIARIOALFIL.

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto