Kicillof acelera en el peronismo bonaerense: tregua frágil y apuesta a 2027

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Kicillof busca proyectarse hacia 2027, con un mensaje claro a La Cámpora: la interna terminó y es momento de construir un plan de gobierno para enfrentar a Milei.
  • Ferraresi explicitó el plan, afirmando que el objetivo es llenar las urnas en 2025 y empezar a trabajar para que Kicillof sea presidente en 2027.
  • Fuerza Patria llega a la elección fortalecida, gracias a la crisis política nacional por los audios de corrupción que golpearon a Karina Milei y los Menem, aunque mantiene tensiones internas.
  • La campaña fue descentralizada: Kicillof, Massa, Grabois y Máximo Kirchner hicieron recorridas por separado, pero con un mismo mensaje: votar al peronismo es votar contra Milei.
  • Las proyecciones son favorables en el conurbano (Primera y Tercera Sección), mientras que en el interior esperan que terceras fuerzas resten votos a LLA.
  • El resultado definirá el rumbo interno: un triunfo consolidaría la tregua y la estrategia hacia octubre; una derrota podría detonar otra vez la interna y fracturar al kirchnerismo.

“Para nosotros la interna terminó. Ya dimos vuelta la página. Lo que viene es construir un plan de gobierno para 2027”. La frase, atribuida a un funcionario de extrema confianza de Axel Kicillof, resume la estrategia que el gobernador bonaerense busca instalar en el corazón del peronismo: dejar atrás las disputas intestinas y proyectarse como alternativa presidencial frente a Javier Milei.

El mensaje tiene un destinatario directo: La Cámpora, socio incómodo y archirrival histórico en la interna del PJ bonaerense. La convivencia con la agrupación de Máximo Kirchner continúa siendo tensa, pese a la tregua alcanzada en la antesala de las elecciones legislativas de este domingo. “Si quieren venir, que vengan. Y si no, que se queden”, remarcan en el entorno de Kicillof, convencidos de que el futuro del espacio se jugará en torno a su liderazgo.

El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, lo explicitó sin rodeos: “El domingo vamos a llenar las urnas de votos y el lunes empezamos a construir el triunfo, para en 2027 sacar a Milei y que Axel sea presidente”. Sus palabras alimentan la hipótesis de que el peronismo bonaerense intenta usar estas legislativas como un trampolín hacia una disputa mayor: el regreso a la Casa Rosada.

La unidad peronista se sostiene en un delicado equilibrio. Fuerza Patria, el paraguas que agrupa a distintas expresiones, llega fortalecido por la crisis política que atraviesa al oficialismo nacional tras los audios de corrupción que salpicaron a Karina Milei y a los primos Menem. Esa implosión opositora le permitió al PJ bonaerense correr momentáneamente la conflictividad interna y enfocarse en la campaña. Sin embargo, debajo de la superficie, las diferencias persisten.

Durante las últimas semanas, Kicillof encabezó recorridas junto a candidatos e intendentes de distintos sectores. En paralelo, Sergio Massa y Juan Grabois hicieron sus propios recorridos, mientras que Máximo Kirchner sostuvo actividades junto al núcleo duro camporista. Sin un comando centralizado de campaña, cada uno jugó su propio partido, aunque bajo una misma consigna: votar al peronismo es votar contra Milei.

El esquema funcionó como tregua. Solo una crítica de Máximo a Kicillof rompió momentáneamente el acuerdo tácito de no agresión. Fue suficiente para recordar que los rencores y la desconfianza siguen vivos en el riñón del PJ. La elección de este domingo, por lo tanto, es algo más que una disputa legislativa: es la primera medida de la temperatura interna y de la capacidad del peronismo de reordenarse frente al avance libertario.

Las proyecciones son moderadamente optimistas para el peronismo. En la Primera y Tercera Sección, las más pobladas de la provincia, se espera un buen desempeño. En el interior, en cambio, la aparición de terceras fuerzas podría recortar el caudal libertario y favorecer al PJ. El resultado será decisivo para el futuro inmediato: un triunfo consolidaría la tregua interna y daría aire hasta octubre; una derrota podría detonar de nuevo la interna y exponer una fractura abierta en el kirchnerismo.

Los intendentes cumplen un rol central en este esquema. La renovación de los concejos deliberantes los obliga a desplegar su maquinaria territorial y a movilizar votos “de abajo hacia arriba”. La tradicional boleta papel sigue siendo la herramienta clave para sostener la tracción en los barrios y garantizar presencia en la Legislatura.

El domingo, cada sector del peronismo buscará contar su propia victoria: quién aportó más votos, quién sumó más legisladores, quién salió fortalecido en la interna. Pero el trasfondo es mucho más profundo. Lo que está en juego es si el gobierno nacional logra afirmarse en el distrito electoral más importante del país o si, por el contrario, el peronismo bonaerense comienza a resucitar tras una etapa marcada por derrotas, fracturas y disputas de liderazgo.

En ese tablero, Axel Kicillof aparece como la figura con mayor proyección, sostenido por un núcleo duro que ya lo imagina candidato presidencial en 2027. El resultado de este domingo será el primer indicador de si esa apuesta tiene futuro o si, por el contrario, las tensiones internas volverán a pesar más que la estrategia común contra Milei.

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