Los quistes, fibromas y pólipos: condiciones comunes en la salud femenina

SALUD Y NUTRICIÓNJulia VOSCOJulia VOSCO
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Los quistes son sacos líquidos que se desarrollan en los ovarios, a menudo durante el ciclo ovulatorio, y generalmente desaparecen sin tratamiento. Sin embargo, la ginecóloga Dra. Melani Harker de la Universidad de Utah advierte que pueden provocar complicaciones graves. "En algunos casos, el quiste puede romperse, causando dolor intenso y hemorragias, o incluso torsión ovárica", explica.

Aunque muchos quistes no requieren intervención, si persisten o causan molestias, puede ser necesaria una extirpación quirúrgica. Además, una pequeña proporción de ellos puede ser cancerosa, lo que resalta la importancia de la evaluación médica.

Por otro lado, los fibromas uterinos, tumores benignos en el músculo del útero, afectarán a hasta el 80% de las mujeres en algún momento de sus vidas, aunque no todas presentan síntomas. La Dra. Sierra J. Seaman, cirujana ginecológica del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia/Presbiteriano, recomienda consultar al médico si se experimentan menstruaciones abundantes, urgencia urinaria o una masa palpable. Aunque no hay manera de prevenirlos, la detección y tratamiento oportuno son fundamentales.

Los fibromas se clasifican en tres tipos:

Intramurales: dentro de la pared del útero.
Submucosos: en la cavidad uterina.
Subserosos: en la superficie externa del útero.
Los tratamientos disponibles incluyen analgésicos y anticonceptivos, procedimientos mínimamente invasivos como la embolización y cirugías en casos graves. A pesar de que menos del 1% se convierte en cáncer, los fibromas grandes o de crecimiento rápido requieren atención inmediata.

Por último, los pólipos endometriales son crecimientos en el revestimiento del útero que pueden causar sangrado irregular. A diferencia de los quistes, no desaparecen por sí solos. La Dra. Harker señala la necesidad de la extirpación quirúrgica a través de un procedimiento llamado histeroscopia, que permite retirar el pólipo y analizarlo para descartar malignidad.

La Dra. Harker enfatiza la importancia del diagnóstico precoz: "El dolor intenso, el sangrado anormal o la presión abdominal no deben normalizarse. Las mujeres no deben dudar en consultar a sus médicos si presentan estos síntomas; existen numerosas opciones de tratamiento disponibles".

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