Alarma en Argentina: uno de cada tres niños sufre inseguridad alimentaria

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
hambre-pobreza-ninosjpg
  • Nivel récord: En 2024, el 35,5% de las infancias en Argentina sufre inseguridad alimentaria; el 16,5% atraviesa su forma más extrema (hambre).
  • Factores estructurales: La pobreza, el empleo informal y la desigualdad explican gran parte del problema, que se agravó en los últimos años.
  • Hogares más vulnerables: Afecta especialmente a familias numerosas, monoparentales y con empleo precario. Incluso en hogares con empleo formal, el 10% de los niños sufre inseguridad alimentaria.
  • Escolaridad como protección: Los niños fuera del sistema educativo están más expuestos, al perder acceso a comedores y redes de contención.
  • Impacto limitado de la AUH y Tarjeta Alimentar: Las transferencias ayudan, pero no alcanzan para revertir una problemática estructural.
  • Conclusión del informe: Se requieren políticas integrales que combinen asistencia social con empleo de calidad, educación y nutrición escolar.

La inseguridad alimentaria infantil en Argentina alcanzó un récord histórico en 2024: el 35,5% de las niñas, niños y adolescentes —alrededor de 4,3 millones— vive en hogares donde no se garantiza el acceso suficiente a alimentos. Así lo revela el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA (ODS-UCA), que advierte que la situación es la más grave en más de una década.

Según el estudio, la forma más extrema de este fenómeno —aquella que incluye episodios de hambre— afecta al 16,5% de las infancias. Aunque la pobreza, el empleo informal y la desigualdad son factores estructurales de larga data, los investigadores remarcan que la inseguridad alimentaria se profundizó en los últimos años, con picos críticos en 2018, 2020 (pandemia) y el último año de crisis socioeconómica.

Hogares más afectados y el rol del empleo

El informe, coordinado por Ianina Tuñón y Agustín Salvia, señala que los hogares pobres, monoparentales, numerosos o con jefes/as con empleo precario concentran los mayores niveles de inseguridad alimentaria. Las familias con cinco o más miembros y aquellas donde un adulto está desempleado o subempleado muestran niveles alarmantes: en 2024, el 51% de los hogares con empleo precario registró este problema.

Incluso en hogares con empleo formal, la inseguridad alimentaria alcanza al 10% de los niños, lo que evidencia problemas estructurales más allá del trabajo.

Educación, escolaridad y brechas regionales

La escolaridad aparece como un factor de protección: los niños fuera del sistema educativo, en sobreedad o con trayectorias irregulares, están más expuestos a la inseguridad alimentaria, posiblemente por la pérdida de acceso a comedores y redes institucionales. Además, aunque históricamente el conurbano bonaerense lideró las cifras, en 2024 el interior del país igualó esos niveles, superando el 35%.

¿Alcanzan las políticas de asistencia?

Las transferencias sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar mostraron cierto efecto protector, pero su impacto es limitado. Según el ODS-UCA, estas políticas reducen apenas 0,81 puntos en el índice de inseguridad alimentaria, lo que no compensa la fragilidad del empleo y la caída del poder adquisitivo.

Una crisis estructural que exige más que parches

El informe concluye que la inseguridad alimentaria infantil es un problema estructural agravado por la coyuntura, y que no se resolverá solo con asistencia directa. Se necesitan políticas integrales que combinen transferencias, empleo de calidad, desarrollo infantil temprano y fortalecimiento de la educación y la alimentación escolar.

Mientras la crisis avanza, millones de niños argentinos crecen con hambre. Las estadísticas son un grito de urgencia: el derecho a una alimentación adecuada no puede seguir siendo un privilegio.

Últimas noticias
Te puede interesar
Lo más visto