Milei vuelve a Tucumán a un año del Pacto de Mayo, pero con los gobernadores cada vez más lejos

• Javier Milei regresa a Tucumán a un año del Pacto de Mayo, pero con escasa presencia de gobernadores.
• Se profundiza la tensión entre el Gobierno y las provincias por fondos, coparticipación e inacción oficial.
• Gobernadores impulsan proyectos para redistribuir ATN y coparticipar el impuesto a los combustibles.
• Varios mandatarios se sienten ignorados y cuestionan el destrato de la Casa Rosada.
• Internas en el oficialismo y falta de negociación política agravan el malestar federal.
• El apoyo político que consolidó la Ley Bases hoy está debilitado, en un clima de creciente incertidumbre.

Un año después de aquel simbólico Pacto de Mayo, el presidente Javier Milei regresará esta noche a Tucumán para encabezar la vigilia del 9 de Julio. Pero el clima político será muy distinto al de 2024: menos de un cuarto de los gobernadores que esa noche fría firmaron el acuerdo con la Casa Rosada planean hoy acompañarlo. La mayoría tomó distancia. La escena, que entonces simbolizó un respaldo clave al plan de reformas libertario, hoy refleja un vínculo resquebrajado y crecientes tensiones entre el Ejecutivo y las provincias.

El contraste no es menor. En julio del año pasado, el acuerdo con los gobernadores permitió destrabar la Ley Bases y el paquete fiscal, dos piezas centrales del andamiaje legislativo que le dio gobernabilidad a Milei. Pero en las últimas semanas, ese pacto quedó bajo amenaza. Los mandatarios provinciales presentaron dos proyectos en el Senado para redistribuir los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y coparticipar el impuesto a los combustibles, medidas que podrían avanzar este jueves sin pasar por comisiones. También advierten que podrían dejar solo al Gobierno ante un posible veto a la ley de actualización de jubilaciones.

Pese a las invitaciones formales cursadas el viernes por protocolo, varios gobernadores del PRO y la UCR ya confirmaron su ausencia. Algunos, como Maximiliano Pullaro y Alfredo Cornejo, se excusaron por compromisos previos. Otros simplemente evitarán la foto. Entre los pocos confirmados estaban hasta anoche el anfitrión Osvaldo Jaldo, el salteño Gustavo Sáenz y el misionero Hugo Passalacqua, quien confirmó su asistencia anticipadamente pensando que el resto haría lo mismo. Todavía era una incógnita la presencia del catamarqueño Raúl Jalil.

El trasfondo es una rebelión en marcha. Los gobernadores —incluido el jefe de Gobierno porteño— se agruparon para exigir un reparto más equitativo de los recursos nacionales, tras una fuerte caída de los ingresos coparticipables por la recesión y la eliminación de fondos fiduciarios alimentados con impuestos al combustible. “Ya ajustamos más que la Nación”, advirtió Jalil el domingo en una entrevista. La tensión también se hizo visible el viernes pasado en Chubut, donde Rolando Figueroa y Alberto Weretilneck criticaron al Gobierno sin eufemismos.

Los reproches no se limitan al plano fiscal. Varios mandatarios se sienten destratados y fuera del radar del presidente. La relación con Milei, que nunca fue fluida, está casi congelada. La falta de respuestas de funcionarios como Guillermo Francos o Carlos Guberman, que directamente rechazó las propuestas provinciales en el CFI, profundizó el malestar. Incluso figuras moderadas como Rogelio Frigerio, que propuso dividir los ATN de manera equitativa, fueron ignoradas.

En paralelo, crece la inquietud por las internas en el “triángulo de hierro” del Gobierno. La puja entre los primos Menem, alineados con Karina Milei, y el consultor Santiago Caputo, hasta ahora principal interlocutor con el Congreso, paralizó la capacidad de negociación de la Casa Rosada. Y eso se hace sentir en las provincias, donde se cuestiona la falta de una estrategia política clara.

El gesto del salteño Sáenz, que se fotografió esta semana con Karina y “Lule” Menem en Casa Rosada, generó revuelo entre sus pares. “El dato político no es la foto, sino quiénes lo recibieron”, apuntó un operador del interior. A eso se suma el silencio del presidente, que el sábado participó de un acto evangélico en Chaco sin siquiera reunirse con su aliado local, Leandro Zdero.

“Queremos que al Gobierno le vaya bien, pero no sabemos si ellos quieren que nos vaya bien a nosotros”, disparó ayer un gobernador del centro del país. Y agregó con preocupación: “Si pierden la herramienta del veto, no les queda nada”.

Esta noche, Javier Milei volverá a Tucumán para una nueva vigilia patria. Pero el respaldo político que selló hace un año está deshilachado. Y el riesgo de una ruptura más profunda con los gobernadores se enciende justo cuando comienza la cuenta regresiva hacia las elecciones de octubre.