Cristina condenada, peronismo dividido: el fallo de la Corte sacude al PJ y obliga a definiciones incómodas

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • La Corte Suprema ratificó la condena a Cristina Fernández de Kirchner, generando un fuerte impacto político en el peronismo.
  • Algunos gobernadores del PJ (como Kicillof, Quintela, Insfrán, Ziliotto, Zamora y Melella) salieron a respaldarla públicamente.
  • Otros (como Jalil, Jaldo y Llaryora) optaron por el silencio, priorizando su relación con la Casa Rosada o con su electorado.
  • Kicillof quedó en una posición incómoda: apoyó a Cristina, pero su entorno teme que eso complique su propio proyecto político.
  • La reacción dividida expone las fracturas internas del peronismo en un año electoral clave.
  • La ratificación de la condena a Cristina Fernández de Kirchner por parte de la Corte Suprema no solo tuvo repercusiones judiciales. En el plano político, el fallo provocó un verdadero sismo en el peronismo, justo cuando el espacio buscaba reordenarse y llegar competitivo a las elecciones de octubre. El golpe al liderazgo de la expresidenta generó reacciones diversas —y en muchos casos, silencios elocuentes— entre los gobernadores del PJ, evidenciando la fractura interna del movimiento.

Algunos mandatarios salieron rápidamente a respaldar a Cristina. Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, fue de los primeros en pronunciarse. También lo hizo Ricardo Quintela, de La Rioja, quien incluso la visitó personalmente en su departamento de San Telmo. Los mandatarios de Formosa, Gildo Insfrán, y de La Pampa, Sergio Ziliotto, optaron por replicar en sus redes sociales comunicados oficiales de sus partidos provinciales en repudio al fallo. Otros como Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego), de origen radical, también expresaron públicamente su respaldo a la exmandataria.

Pero no todos los gobernadores peronistas salieron a defenderla. La reacción fue más fría —o directamente inexistente— entre quienes han tejido buenos vínculos con la Casa Rosada. El catamarqueño Raúl Jalil, por ejemplo, evitó cualquier pronunciamiento. Lo mismo hizo Osvaldo Jaldo, de Tucumán, que tras tomar distancia de su antecesor Juan Manzur (ahora cercano a Cristina desde el Senado), ha mantenido una posición ambigua. Martín Llaryora, de Córdoba, tampoco dijo una palabra. Aunque su silencio fue notado, también lo fue su ausencia en un acto en la Casa Rosada donde envió a su vicegobernadora en su lugar.

En este mapa inestable, quien quedó en una posición particularmente incómoda fue Axel Kicillof. El mandatario bonaerense venía impulsando su propia proyección nacional con la idea de tomar distancia del liderazgo de Cristina. Sin embargo, la sentencia lo obligó a cerrar filas, al menos públicamente. Internamente, el entorno del gobernador sabe que cualquier movimiento crítico hacia la expresidenta sería leído como traición, en un electorado donde ella conserva peso simbólico y territorial.

La pulseada por el liderazgo también se refleja en los movimientos internos del PJ. La reunión de gobernadores convocada por José Mayans, en los hechos el reemplazo institucional de Cristina dentro del partido, se postergó hasta el martes. Recién el jueves por la tarde Kicillof fue notificado formalmente. El que ya se movió fue Quintela: pasó por la sede del PJ nacional en Matheu 130 y luego fue directamente a ver a Cristina. Su visita selló una reconciliación política después de haber amagado con disputar la conducción del partido el año pasado.

En definitiva, el fallo de la Corte Suprema dejó a la vista las fisuras del peronismo. Mientras algunos intentan reagruparse bajo la figura de la ex mandataria, otros miden el costo político de emitir un pronunciamiento contundente, que no deje lugar a dudas sobre su postura ante tan delicado tema.

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