Dólar estable, consumo débil y caída estacional: las tres claves del freno a la inflación en mayo

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • La inflación de mayo fue del 1,5%, por debajo de lo esperado y marcando una fuerte desaceleración.
  • Tres factores explican el freno: dólar estable, consumo débil y caída de precios estacionales (sobre todo frutas y verduras).
  • El Gobierno lo considera una señal de orden macroeconómico, pero persisten dudas sobre su sostenibilidad en el tiempo.
  • La estabilidad cambiaria será clave para evitar un posible rebote inflacionario en los próximos meses.

La inflación de mayo marcó un punto de inflexión en el panorama económico argentino: con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) del 1,5%, el dato superó incluso las proyecciones más optimistas, tanto del mercado como del propio Gobierno. Este nivel, inferior al registrado en abril (1,6% en CABA) y lejano al 3,7% de marzo, plantea un escenario de moderación inflacionaria inesperada para muchos.

Según el análisis de especialistas y datos oficiales, la desaceleración se explica principalmente por tres factores: la estabilidad cambiaria tras la salida del cepo, un consumo sin repunte, y la caída de precios estacionales, sobre todo en alimentos frescos.

El dólar, clave para anclar expectativas

La salida del cepo cambiario generó en su momento temores de un salto en el valor del dólar. Sin embargo, tras casi dos meses de libre acceso al mercado cambiario para personas físicas, el dólar se mantuvo estable dentro de la banda y sin sobresaltos. Esa calma cambió las expectativas empresarias: muchos aumentos preventivos comenzaron a desactivarse en un contexto de consumo estancado.

El efecto fue claro: sin margen para subir precios y con el dólar planchado, las empresas optaron por mantener listas sin ajustes, priorizando el volumen de ventas antes que la rentabilidad por unidad.

Un consumo que no despega

El segundo elemento que explica la baja inflación fue el escaso dinamismo del consumo masivo. Algunos rubros muy sensibles al bolsillo, como indumentaria (0,9%), bebidas alcohólicas (0,6%) y equipamiento del hogar (1,4%), subieron incluso por debajo del promedio general. La falta de demanda consolidó un entorno de precios contenidos en varias ramas de la actividad.

A esto se suma la continuidad de una política monetaria y fiscal estricta, que contribuyó a mantener el ancla nominal sin sobresaltos, en sintonía con las metas trazadas por el Ministerio de Economía.

Bajos precios estacionales, el tercer factor

El dato más sorprendente del IPC de mayo fue la caída de los precios estacionales, que habían impulsado el índice de marzo. Hubo una deflación estacional de -2,7%, liderada por las verduras (-9,8%) y las frutas (-1,7%). Esta tendencia permitió que el rubro “alimentos y bebidas” subiera apenas un 0,5%, a pesar del aumento en servicios (2,7%) y tarifas reguladas como gas, electricidad y agua (1,9%).

Este comportamiento estacional redujo la presión inflacionaria general, a pesar de que otros sectores como salud (2,7%), restaurantes (3%) y telecomunicaciones (4,1%) marcaron subas más importantes.

Mirada a futuro: la atención sigue puesta en el dólar

Con una inflación acumulada de 43,5% en los últimos 12 meses y un pronóstico de solo 20,9% para los próximos 12 según el REM del BCRA, las expectativas ahora giran en torno a la sostenibilidad de este escenario. La incógnita principal es el dólar: si se mantiene estable, el proceso de desaceleración podría continuar. Pero si hay un reacomodamiento brusco, el rebote inflacionario no se hará esperar.

Por ahora, el Gobierno celebra el dato como una señal de orden macroeconómico, aunque sabe que la moderación inflacionaria no se traduce, aún, en una mejora palpable del consumo o en el ánimo social. La pregunta que sigue abierta es si esta tregua de precios es sostenible o solo un paréntesis antes de nuevas tensiones.

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