LA FRAZADA CORTA Y ANGOSTA

Las variables económicas están ligadas unas a otras: si se tira de alguna, vendrá también una otra. El gobierno parece no entender que la única salida es impulsar el mercado interno y la producción, y dejar de tirarle pasto a la especulación financiera

EDITORIAL Isaías ABRUTZKY / Especial para Diario Córdoba
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Imagen gentileza La Voz

 Isaías ABRUTZKY / Especial para Diario Córdoba 

En varias ocasiones de disparada inflacionaria, en el pasado reciente, los voceros del gobierno, incluido el Presidente, nos contaban que a partir de ese momento el ritmo de aumento de los precios iba a comenzar a descender. “Este fue el peor momento, pero en adelante la inflación va a bajar” nos decían. El segundo semestre, los brotes verdes, la luz al final del túnel y expresiones similares, pretendieron llevar tranquilidad y confianza a hombres de negocios o particulares. Lo que ocurrió es por todos conocido: a contramano de las expresiones oficiales el deterioro de la economía se acentuó, y, al ritmo de los últimos meses, la inflación se proyecta hacia un 80% anual. Puede que marzo haya sido un pico, pero aún asumiéndolo así, el índice difícilmente resulte inferior al 50%. La inflación y el dólar constituyen las mayores preocupaciones del gobierno, pero con la tasas de interés de referencia del Banco Central en 74% anual (a 7 días) la caída en la actividad económica puede ser catastrófica. Una muestra de la situación es el cierre de la planta de producción de alcohol de Arcor, en San Pedro, y la suspensión de actividades por once días en el complejo de molienda 3, de esa empresa, en Arroyito.

La discusión del huevo y la gallina

Los expertos en la materia, a veces -si cabe- asépticos, y otras interesados, difieren en una discusión del huevo y la gallina: para unos, la inflación es producto de la evolución cambiaria, mientras que otros la ven como un fenómeno que determina el avance en el precio de la divisa estadounidense . Estas dos visiones, en tanto esquemáticas, resultan de un simplismo bastante inconducente. Con la parte más importante de los productos de consumos dolarizada, alzas en la cotización de las monedas extranjeras por razones originadas fuera de nuestras fronteras producen naturalmente un ajuste equivalente en el país. Las modificaciones de las tasas de interés de referencia de los Estados Unidos repercuten inmediatamente en la relación de cambio entre el dólar y las demás monedas. Es claro el ejemplo en lo que hace al precio del trigo y los productos derivados, como la harina y el pan que con ella se elabora, o en los combustibles. Por otro lado cabe recordar que, en épocas menemistas, hubo inflación aún con la relación de cambio peso-dólar clavada en uno a uno; con el tiempo esto fue produciendo un abaratamiento del dólar en relación a los precios de los demás bienes, lo que condujo a la crisis que derivó en la caída del gobierno de Fernando de la Rua y la casi inmediata reversión de la convertibilidad, con las consecuencias conocidas.


El dólar que se dispara

La violenta escalada del dólar de la semana pasada encendió todas las luces de alarma, tanto en el gobierno como en el conjunto de la sociedad. El Presidente, desde la campaña electoral que lo llevó a la Casa Rosada y durante buena parte de lo que lleva de gobierno fue enfático en la decisión de apuntar sus cañones a la inflación, indicador que junto con el déficit fiscal, constituían la llave de la puerta que conducía a la pobreza cero y el primerísimo papel de la Argentina para alimentar a 400 millones de personas en todo el mundo. Argentina no necesitaría de otras industrias que las del procesamiento de las materias primas provenientes del agro para llegar a ese futuro luminoso en el que el país tendría -por sus exportaciones- la capacidad necesaria para comprar en el exterior todos los productos industriales que la producción y el consumo personal requirieran, a bastante menor precio que el que tendrían si se produjeran en el país, con una escala comercial mucho menor y otras circunstancias encarecedoras.

A quemar reservas

Ahora, con la autorización del FMI para que el gobierno use las reservas para frenar la cotización del dólar, hay quienes pronostican que Argentina podría perder entre US$ 14 y 18 mil millones. Una medida desesperada que apunta solamente al intento de frenar la pérdida masiva de votantes que el oficialismo está viendo suceder. Si alguien todavía cree lo que los voceros de Cambiemos dijeron, eso de que la herencia del kirchnerismo fue pesada (con baja deuda externa, casi pleno empleo y mínima capacidad industrial ociosa) lo que se viene apunta a un agujero negro mayor que el recientemente fotografiado.

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