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Los jóvenes son "expulsados" de Argentina por culpa de una clase política inútil y corrupta

EDITORIAL Carlos ZIMERMAN
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Cada día se vuelve más habitual escuchar de primera mano la historia de un amigo o una persona conocida o cercana que decidió irse del país. Lo mismo ocurre en las redes sociales, al toparnos con muchas publicaciones al día de jóvenes -y no tanto- que deciden reiniciar sus vidas lejos de la inestabilidad económica de la Argentina.

A diferencia de otros países del globo, la Argentina no ha logrado recuperarse de la crisis económica que nos dejó la pandemia. El cumplimiento estricto y el alargamiento constante del aislamiento dispuesto por las autoridades nacionales sólo empeoraron esta situación, ya complicada de por sí. Con el paso de los meses el Coronavirus parece ser un mal recuerdo, pero no ocurre lo mismo con la economía, que aún sufre las consecuencias de este parate.


Debido a éste y a otros factores es que tanto jóvenes como familias deciden irse del país. No obstante, la economía no es lo único que preocupa a los argentinos, en segundo lugar se encuentra la inseguridad y también la sensación de sentir que no existe un futuro posible y mejor.

Según un informe solicitado por BBC Mundo a la Dirección Nacional de Migraciones de Argentina (DNM), la mitad del año 2020 y a mediados de 2021 son casi 60 mil personas que decidieron emigrar. Este número equivale a unas 200 personas por día que se van del país.

A pesar de lo alarmantes que son estas cifras, desde Migraciones sostienen que no son exactas y que podrían ser muchas más. Esto se debe a que no todos reconocen que se van de manera definitiva en sus documentos de viaje.

«No solamente se van los que declaran mudanza; hay otros que declaran viajar por turismo o estudios, pero que también pueden ser emigrantes», advirtió el director del Instituto de Políticas de Migraciones y Asilo (IPMA), Leilo Mármora, al canal televisivo A24 en una entrevista.

CUÁLES SON LOS DESTINOS MÁS ELEGIDOS
Gran parte de los ciudadanos que dejaron el país reconocieron que su destino es España. Luego siguen países vecinos como Paraguay, Brasil, Chile y Uruguay. Sólo el 5% decidió o pudo irse a los Estados Unidos.

QUIÉNES SE VAN
El fantasma del corralito sigue presente. Es por ello que los adultos junto con sus familias alarman acerca de la posibilidad de que un desenlace igual al del año 2001 vuelva a darse y deciden irse antes que esto suceda. Aún así, son los jóvenes de entre 25 a 35 años, profesionales recibidos de manera reciente y altamente calificados quienes deciden irse de la Argentina. Esto se traduce en una gran merma para nuestro país, dado que se pierden a futuros profesionales en diversas áreas.


La migración diaria no es un tema del que si viene hablando en los últimos meses, sino como bien señalamos al inicio de esta nota, fue un hecho que se potenció al finalizar la cuarentena. Es por ello que el Presidente Alberto Fernández le habló a los jóvenes a fines de septiembre del año 2020 y les pidió: «No se vayan, hay un país que construir». Estos dichos se efectuaron en la puesta en marcha del Hospital Municipal Presidente Néstor Carlos Kirchner ubicado en Escobar, provincia de Buenos Aires.

El primer mandatario notó en aquel entonces como los jóvenes profesionales optaban por emigrar y otros contemplaban la posibilidad de hacerlo. Por ese motivo, en un intento de transmitirles un sentimiento de hermandad, les reclamó: «¡No se vayan, hay un país que construir! Hay argentinos que los necesitan. Lo que hace falta es que todos nos arremanguemos, nos pongamos de pie y hagamos el esfuerzo para construir un mejor país».

Pero quizá el mismísimo Presidente sea uno de los máximos responsables de que los jóvenes, desencantados con una dirigencia que no da soluciones a la sociedad y que solo se prenden en disputas inútiles que al común de la gente le es ajena, busquen en otros destinos lo que Argentina no les puede dar.

Los jóvenes quieren vivir en un país mejor, más amigable, más previsible y organizado y por supuesto menos corrupto. Quizá llegó la hora que al momento de emitir nuestro voto para ungir a un candidato, nuestras prioridades pasen por darle a nuestros jóvenes, las generaciones futuras que tanto "utilizan" los políticos a la hora de pedir el voto, la esperanza de al menos no tener que salir "espantados"  para probar suerte en otro país, cuando en realidad nuestra patria tiene todo para albergarlos y que sean parte de la Argentina que tanto nos merecemos y que algunos se empeñan de hacer todo lo posible para frustrar la esperanza de la gran mayoría.

Esos padres que en Ezeiza lloran la partida de un hijo deben ser los primeros en elaborar la bandera de un cambio de paradigma, para elegir a políticos honestos y convencidos de que el cambio es posible, de que vivir en otra Argentina, diametralmente opuesta a la actual, es una opción posible que solo se consigue "castigando" electoralmente a los que tanto daños nos hacen desde hace tanto tiempo.

Manuela es Arquitecta, se fue a vivir a Miami y nos da su opinión

*Con información de Border Periodismo

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