Rubinstein alerta sobre la “tragedia del fentanilo contaminado”: corrupción e indolencia como causas

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • El exministro de Salud Adolfo Rubinstein calificó la causa del fentanilo contaminado como una “tragedia enorme” e inédita en Argentina.
  • Destacó que la muerte de casi 100 personas se debió tanto a la corrupción como a la indolencia de funcionarios y organismos de control.
  • Señaló que el laboratorio implicado operaba sin condiciones mínimas de seguridad y no fue clausurado a tiempo.
  • Rubinstein comparó el caso con tragedias previas como Cromañón y Once, donde la negligencia también provocó víctimas.
  • Subrayó que existe una cadena de responsabilidad que abarca distintos niveles del Estado y no solo a los principales implicados.
  • Llamó a reforzar controles y supervisión de laboratorios y productos farmacéuticos para prevenir futuras tragedias.

“La corrupción mata, pero la indolencia también mata”. Con esa frase, el exministro de Salud Adolfo Rubinstein describió la gravedad de la causa conocida como el “fentanilo contaminado”, en la que se investiga la muerte de casi 100 personas en Argentina. Durante su intervención en Splendid AM 990, el exfuncionario calificó el caso como una “tragedia enorme” e “inadmisible como no ha habido nunca en la Argentina”, subrayando tanto la responsabilidad de los actores involucrados como la ausencia de controles efectivos.

Rubinstein insistió en que los hechos podrían haberse prevenido. “Más allá de los hechos de corrupción que son claros, fue detenido ayer Furfaro, el tema no pasa sólo por ahí, pasa también por la indolencia y la falta de control”, explicó. Para el exministro, la tragedia del fentanilo no es únicamente un problema de irregularidades administrativas o financieras, sino también de negligencia sistemática que permitió que un laboratorio “trucho” operara sin las condiciones mínimas de seguridad necesarias. “El problema acá pasa porque se detectó eso, que ese laboratorio era un laboratorio trucho, que no cumplía con las condiciones mínimas de seguridad y no se lo clausuró. Una locura”, señaló.

El caso del fentanilo contaminado ha conmocionado al país por la magnitud de las víctimas y por las fallas en el sistema sanitario y regulatorio que facilitaron que un producto peligroso llegara al mercado. Rubinstein enfatizó que la interacción entre la corrupción y la indolencia generó un escenario que, inevitablemente, terminó en tragedia. “Yo hago esta comparación con Once, con Cromañón. La corrupción mata, pero la indolencia también mata. Son las dos cosas”, afirmó, recordando casos anteriores de negligencia y fallas institucionales que provocaron pérdidas humanas significativas.

Según Rubinstein, la cadena de responsabilidad en este tipo de casos es compleja y atraviesa distintos niveles del Estado. “¿Qué pasó en el medio? No sé. Pero claramente si hubo algún funcionario de cuarta línea que estuvo involucrado en alguna cosa rara, no tengo idea. Pero hay una cadena de responsabilidad”, advirtió, señalando que la indolencia no se limita a un solo actor, sino que se configura como un fenómeno sistémico.

El exministro también hizo hincapié en la necesidad de reforzar los mecanismos de control y supervisión de laboratorios y productos farmacéuticos. La tragedia del fentanilo contaminado expone, según Rubinstein, las deficiencias de un sistema que debería garantizar la seguridad sanitaria de la población, especialmente en casos de sustancias controladas y de alto riesgo. “La interacción entre la corrupción y la indolencia producen tragedias como las que hemos vivido, lamentablemente”, concluyó, subrayando que la prevención requiere tanto transparencia como acción inmediata por parte de las autoridades.

Los hechos recientes, que incluyen la detención de Furfaro, ponen en evidencia que la justicia avanza sobre los responsables, pero también dejan en claro que la respuesta estatal llegó demasiado tarde para muchas de las víctimas. La combinación de irregularidades, falta de inspección y demoras en la toma de decisiones generó un escenario en el que se pusieron en riesgo vidas humanas, alertando sobre la necesidad de reformas en los sistemas de control sanitario y fiscalización de laboratorios.

Expertos en salud pública y gestión regulatoria coinciden con Rubinstein en que la tragedia del fentanilo no puede entenderse únicamente como un hecho aislado de corrupción, sino como un caso paradigmático de la interacción entre negligencia, falta de protocolos y supervisión insuficiente. La memoria de casos como Cromañón y Once refuerza la idea de que la prevención requiere no solo sanción a los responsables, sino también estructuras robustas de control y seguimiento que eviten que errores humanos y omisiones institucionales se traduzcan en pérdidas de vidas.

En definitiva, el mensaje de Rubinstein resalta la doble amenaza que enfrentan los ciudadanos: la corrupción que permite el enriquecimiento ilícito a costa de la salud pública, y la indolencia que deja actuar a quienes violan normas de seguridad. Ambas, según el exministro, confluyen para producir tragedias que podrían haberse evitado con sistemas más eficientes, controles estrictos y una responsabilidad estatal activa.

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