Llaryora perfila un guión de campaña concebido para Schiaretti

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Martín Llaryora anunció ayer la pavimentación y rehabilitación del Camino a 60 Cuadras, una obra de significativa importancia para el sur de la capital y de vital relevancia para Lozada, una pequeña localidad ubicada al norte del departamento Santa María. En cualquier caso, el quid del acto no estuvo dado por el anuncio en sí, sino por líneas que el gobernador dedicó, en su discurso, a controvertir la estigmatización de la obra pública que propone la tesis libertaria, y a ofrecer “un modelo distinto de progreso” a la Argentina: el modelo cordobés.

Flanqueado por el intendente Daniel Passerini, el ministro de Obras Públicas Fabián López, y los dos nombres que más suenan para liderar la lista si el ex gobernador Juan Schiaretti no toma para sí el desafío: el ministro de Gobierno, Manuel Calvo, y el titular del bloque oficialista en la Legislatura, Miguel Siciliano, Llaryora dio un tono decididamente político a sus palabras.

El titular del Ejecutivo aseguró, para arrancar, que “con las ideas de quienes hoy son oposición, ninguna obra sería posible en Córdoba”, y a partir de esa línea, que buscó una alusión indirecta al Gobierno Nacional a partir de un cuestionamiento a quienes hoy anhelan sumarse a sus filas, perfiló un guión de campaña que luce concebido para Schiaretti, asentado sobre dos vigas maestras: obra pública y federalismo.

En un revival moderado del “pituquitos de Recoleta”, Llaryora cuestiono “a los dirigentes de la capital que vienen a darnos cátedra de lo que es la buena gestión, y no tienen una calle de tierra”. A renglón seguido, recordó, en una alusión directa al Gobierno Nacional: “nos vuelven a meter la mano en el bolsillo con las retenciones, explican que vienen a bajar impuestos”. “Nos dicen -continuó- ‘te vamos a sacar y no vamos a hacer nada’… ¿Y me tengo que quedar contento?”.

Las palabras de Llaryora buscaron el contrapunto con las que días atrás dejó Guillermo Francos, que aseguró que el gobernador “debería estar contento con la Nación”, por haber destrabado el pago del 25 por ciento (no retroactivo) de lo que Córdoba reclama a la Casa Rosada en concepto de compensación a la Caja de Jubilaciones.

Después de llamar “a despertar” sobre lo que está pasando, reparó en la importancia de que el Estado desarrolle obra pública para potenciar la productividad del país. Parafraseando a Kennedy, recordó que el expresidente estadounidense solía decir que EE.UU. no desarrollaba infraestructura por ser un país rico, sino que era un país rico por desarrollar infraestructura.

Junto al reclamo de federalismo, resurge en el discurso del gobernador una idea que ya había sido central durante el debate del primer borrador de la Ley Bases, y la recordada tensión que Llaryora lideró, con su par santafesino, en la primera mitad del 2024: la noción de que el plan de estabilización económica desplegado por el Gobierno Nacional debe complementarse, de manera indispensable, con un plan de desarrollo productivo que considere, entre sus pilares, la ejecución de obra pública.

En un pasaje casi nostálgico de su discurso recordó el viejo lema de Unión por Córdoba, “Córdoba -dijo-, más que nunca, es el corazón de la Argentina”. Y para cerrar, una invitación: “Córdoba, en este momento, le dice a la Argentina que hay un modelo distinto de progreso. Y que hay una Córdoba que no para, aunque los vientos soplen en contra”.

Resuelto a desplegar todo el arsenal discursivo de antaño -aunque no por eso menos vigente-, el cordobesismo se prepara para una campaña de medio término dura, indefectiblemente afinada en la tónica nacional, y con un adversario que no juega a la política con el mismo manual.

Para afrontar ese desafío, el gobernador perfila un guión tan compatible con Juan Schiaretti que el propio Schiaretti parece haberlo escrito. (En cierto modo lo hizo). Para convencer al dirigente más taquillero de la provincia de tomar el protagónico en la campaña por venir.  

Por delante se verá si alcanza para disputar al menos una parte de la agenda en que se codificará el debate proselitista. Si basta para blindar el voto del peronismo no K. O si es suficiente para escalar por encima de ese núcleo duro del cordobesismo, que ronda los 25 puntos en elecciones de medio término. 

CON INFORMACION DE DIARIO ALFIL.

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