Inflación en baja y salarios en alza: la fórmula del Gobierno rumbo a octubre

• El Gobierno muestra optimismo por la baja sostenida de la inflación, que en junio podría ubicarse por debajo del 2%.
• Consultoras privadas estiman una inflación de entre 1,7% y 1,9%, con subas mínimas en alimentos.
• La mejora de salarios frente a la inflación desde mayo impulsa la recuperación del poder adquisitivo.
• La estabilidad del dólar es clave para sostener la tendencia; se detectan intervenciones en el mercado de futuros.
• El oficialismo apuesta a que este escenario económico favorezca su desempeño electoral en octubre.

En la Casa Rosada se respira optimismo. Aunque el Gobierno evita hacer pronósticos mensuales, el entusiasmo es evidente ante las señales de desaceleración inflacionaria que se consolidan desde mayo. Según estimaciones privadas, el índice de precios al consumidor volvería a ubicarse por debajo del 2% en junio, lo que alimenta las expectativas del oficialismo de llegar con viento a favor a las elecciones legislativas de octubre.

El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) proyecta una inflación del 1,9% para junio, mientras que consultoras como Ecolatina y Analytica estiman una cifra aún menor. Ecolatina, con datos de la primera quincena, calcula un 1,8%, impulsada por aumentos moderados en alimentos. Analytica, por su parte, prevé un alza general del 1,7%, con una suba de apenas 0,1% en alimentos y bebidas en la segunda semana del mes. Productos de consumo básico, como la papa y la cebolla, incluso registraron bajas.

Para el Gobierno, esta tendencia ofrece una oportunidad clave: recomponer el poder adquisitivo, tras un 2024 que arrancó con fuerte deterioro salarial. En marzo, por ejemplo, la inflación fue de 3,7%, mientras que los salarios subieron solo 1,9%. Desde entonces, los sueldos comenzaron a empatar —y en mayo incluso a superar— el ritmo de los precios, con aumentos promedio del 2,4% frente a una inflación del 1,5%.

Si esta dinámica se mantiene, señalan en La Libertad Avanza, podría traducirse en una mejora tangible del ingreso real y en un capital político para el oficialismo, que apuesta a un escenario económico más estable de cara a los comicios.

Estabilidad cambiaria, una pieza clave

Pero los buenos números dependen de una variable crítica: el dólar. Aunque el Gobierno insiste en que el tipo de cambio es de libre flotación, analistas detectan intervenciones puntuales del Estado en el mercado de futuros para mantener la divisa contenida, factor clave en la formación de precios.

En paralelo, el Ministerio de Economía y el Banco Central sostienen una política monetaria contractiva, con el objetivo de evitar sobresaltos. Si bien el BCRA no compra dólares del excedente comercial, sigue acumulando reservas a través de operaciones de deuda.

La ecuación oficial es clara: inflación contenida, salarios en recuperación y tipo de cambio estable. Con esos tres factores en equilibrio, el Gobierno se prepara para disputar las legislativas con mejores condiciones que hace apenas unos meses, confiado en que los números de la economía comiencen a traducirse en apoyo político.