Derrumbe de la inversión extranjera en Argentina: cae 54% en 2024 y crece la desconfianza

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • La inversión extranjera directa (IED) en Argentina cayó un 54% en 2024, pasando de USD 23.866 millones a USD 10.996 millones.
  • El último trimestre cerró con egresos netos de USD 356 millones, marcando una fuerte salida de capitales.
  • La flexibilización del cepo cambiario permitió a las empresas repatriar utilidades, en vez de atraer nuevas inversiones.
  • Factores como inflación, incertidumbre política y demora en implementar el RIGI, sumados a un contexto global adverso, agravaron la situación.
  • Sectores clave como minería, bancos e industria manufacturera registraron salidas de capital.
  • Aunque el stock de IED alcanzó USD 171.537 millones, se trata de inversiones ya existentes, sin nuevos proyectos relevantes.
  • El país enfrenta un desafío estructural: sin confianza ni reglas claras, el giro económico no logra aún traducirse en inversiones reales.

La inversión extranjera directa (IED) en Argentina sufrió un desplome histórico en 2024, con una caída del 54% respecto al año anterior. Los flujos netos pasaron de USD 23.866 millones en 2023 a apenas USD 10.996 millones, según datos oficiales del Banco Central y el INDEC. Lejos de impulsar el crecimiento económico con reformas promercado, el Gobierno no logró frenar el deterioro de la confianza inversora.

El dato más alarmante llegó en el último trimestre del año pasado, cuando se registraron egresos netos por USD 356 millones, consolidando una tendencia negativa. A lo largo del año, los capitales ingresados disminuyeron de forma progresiva, pasando de USD 6.572 millones en el primer trimestre a flujos negativos en el cuarto.

De promesas a fuga de capitales

En 2023, Argentina se había posicionado como el tercer destino de IED en América Latina. Las restricciones cambiarias habían obligado a las filiales extranjeras a reinvertir localmente. Sin embargo, la flexibilización parcial del cepo a fines de 2024 tuvo un efecto inverso: habilitó la salida de capitales en lugar de atraer nuevos proyectos.

El nuevo esquema permitió a las empresas repatriar utilidades y cancelar deudas con sus casas matrices. La consecuencia fue una estampida financiera: solo entre diciembre y febrero, los egresos netos triplicaron los ingresos anuales.

Factores locales y globales

La desconfianza se cimentó en una combinación de factores domésticos —como la inflación persistente, la inestabilidad política y la tardía implementación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI)— y un contexto global desfavorable, con tasas de interés elevadas y menor apetito por los mercados emergentes.

El deterioro fue tan profundo que sectores tradicionalmente atractivos como la minería, la industria manufacturera y los bancos pasaron de captar inversiones a registrar salidas. Solo Vaca Muerta y algunos proyectos de litio lograron mantener cierta tracción, aunque sin incorporar nuevas apuestas productivas.

Perspectivas: ¿punto de inflexión o crisis estructural?

Aunque el stock de IED cerró en USD 171.537 millones, gran parte corresponde a capital ya instalado. Los analistas advierten que sin una mejora significativa en la previsibilidad macroeconómica y en la seguridad jurídica, Argentina continuará perdiendo atractivo frente a otros destinos de la región.

La clave estará en la implementación efectiva del RIGI y en generar condiciones estables que permitan convertir expectativas en inversiones reales. El desafío del Gobierno será demostrar que el giro hacia el libre mercado no se agota en la desregulación, sino que también construye confianza. Por ahora, el balance de 2024 deja más sombras que certezas.

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