Indiferencia oficial ante la marcha kirchnerista: el Gobierno minimiza la protesta por Cristina y marca distancia

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Cristina Kirchner inició su prisión domiciliaria y fue respaldada por una masiva marcha frente a Casa Rosada.
  • El Gobierno minimizó la protesta, estimando solo 40 mil asistentes frente al “millón” que afirmó La Cámpora.
  • Milei evitó pronunciarse y continuó su agenda desde Olivos; Karina Milei encabezó reuniones en su lugar.
  • Funcionarios libertarios ironizaron sobre el peronismo y dijeron sentir “pena” por sus seguidores.
  • El acto del Día de la Bandera será en el Campo de Polo, no en Rosario, por decisión del presidente.
  • La tensión entre kirchnerismo y Gobierno se profundiza, pero el oficialismo mantiene distancia discursiva.

Mientras miles de manifestantes se congregaban frente a la Casa Rosada en respaldo a Cristina Fernández de Kirchner, en su primer día de prisión domiciliaria por corrupción, el Gobierno nacional optó por la indiferencia pública y la desestimación privada. Aunque desde La Cámpora aseguraron haber reunido a un millón de personas entre Plaza de Mayo y zonas aledañas, en Balcarce 50 relativizaron el número y hablaron de "apenas" 40 mil asistentes.

En un intento por mostrarse ajenos a la tensión política, en la Casa Rosada decidieron continuar con sus actividades habituales. Javier Milei se mantuvo en Olivos, desde donde tuiteó datos económicos durante la desconcentración de la movilización. En su lugar, Karina Milei encabezó la reunión política diaria junto al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y otros referentes cercanos. La rutina institucional siguió, incluso con el regreso a escena del vocero presidencial, Manuel Adorni, quien retomó su habitual conferencia tras un viaje al exterior.

Lejos de la retórica encendida, las únicas respuestas del oficialismo llegaron en tono de sorna. “Nos hicieron mierda la economía, nunca entendieron cómo sumar uno más uno”, deslizaron fuentes de alto nivel en alusión a las declaraciones de Cristina Kirchner, quien había augurado la caída del modelo libertario y el regreso del peronismo al poder. Más aún, funcionarios del Gobierno confesaron sentir “pena” por quienes aún respaldan a la ex mandataria.

En cuanto al operativo de seguridad, la Plaza de Mayo amaneció vallada, con un acceso limitado que el oficialismo utilizó para justificar su estimación a la baja de los asistentes: 25 mil personas en el epicentro, 2500 frente a la casa de Cristina en Recoleta, y números menores en otras esquinas estratégicas como 9 de Julio e Independencia, Belgrano y el Congreso.

La administración libertaria también buscó desmarcarse de expresiones más agresivas, como los dichos del diputado José Luis Espert contra Florencia Kirchner. “Fue cosa de él”, aclararon, pese a que el economista denunció que su casa fue vandalizada por militantes kirchneristas.

El presidente Milei regresará este jueves a la Casa Rosada, con agenda reservada que incluye una entrevista televisiva. Aunque evitó hasta ahora referirse directamente a la movilización, no se descarta que sea consultado sobre el tema. El viernes, además, encabezará el acto oficial por el Día de la Bandera, pero en un escenario atípico: no será en Rosario, frente al Monumento, sino en el Campo Argentino de Polo. Una decisión que, según su entorno, responde simplemente a "una preferencia personal".

Mientras tanto, en el corazón político del país, las tensiones entre kirchnerismo y libertarios se profundizan, con la calle como escenario y el silencio como respuesta estratégica.

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