




A la respuesta discursiva a los ataques de Cristina de Kirchner, las organizaciones sociales oficialistas comenzaron ayer a sumarle una estrategia defensiva en dos planos: en el parlamentario, la puesta en guardia de los ocho diputados nacionales que responden al Movimiento Evita con la amenaza concreta de dificultarle el quórum a las iniciativas del kirchnerismo; y en el capítulo gremial, el posible direccionamiento en contra de la vicepresidenta de una marcha al Congreso pautada para el 7 de agosto.
Fueron las dos alternativas más drásticas analizadas ayer durante sendas discusiones en los principales ámbitos del ala piquetera del Frente de Todos. Tanto la reunión de la comisión directiva de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) como otra del Evita coincidieron en repudiar los dichos de la ex presidenta en cuanto a la necesidad de poner fin a la tercerización de los planes sociales en manos de las organizaciones y en iniciar una planificación para contrarrestar lo que, entienden, puede ser una embestida en contra de sus estructuras.
La advertencia por el comportamiento de los legisladores podría sonar menor para un bloque que totaliza 118 diputados nacionales si no fuera por el actual estado de beligerancia con la oposición, que ya mostró capacidad para reunir quórum como sucedió a principios de mes con el debate por la boleta única de papel. En ese contexto será clave el devenir de la relación entre los movimientos sociales y el kirchnerismo para la respuesta que darán los legisladores nacionales Leonardo Grosso, Eduardo Toniolli, Natalia Souto, Juan Carlos Alderete y Verónica Caliva, del Evita; así como Itaí Hagman, Natalia Zaracho y Federico Fagioli, del Frente Patria Grande, de Juan Grabois.
En cuanto a la movilización, en términos de la política argentina es una amenaza de largo plazo. El 7 de agosto la UTEP (una central de organizaciones que reúne a la Corriente Clasista y Combativa, Barrios de Pie y el Movimiento de Trabajadores Excluidos, entre otras alineadas en el Frente de Todos) marchará al Congreso para sustentar el proyecto de ley de regularización de los trabajadores de la economía popular. En los debates de ayer sobrevoló la idea de redireccionar la acción para situar a Cristina, presidenta del Senado, como potencial rival de los manifestantes.
En las discusiones del Evita y la UTEP imperó el enojo contra la vicepresidenta pero también la sorpresa y la desilusión, sobre todo para varios de los dirigentes que la tienen como su principal referente. Los más incómodos fueron Grabois y Mariel Fernández, intendenta de Moreno y una de las que participó del acto en Avellaneda que tuvo su eje en el discurso de Cristina.
* Para www.ambito.com





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