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Un día llevé el tango a la cárcel de Barcelona

POLÍTICA - LA COLUMNA DE JOSÉ ADEMAN RODRÍGUEZ 11/07/2021 José Ademan RODRÍGUEZ
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multimedia.normal.b565236476152812.494d472d32303230303930362d5741303031335f6e6f726d616c2e6a7067 Por José Ademan RODRÍGUEZ

MACHISMO DEPREDADOR

Hoy, voy a apartarme un poco del tema de las mujeres que marcaron mi vida, y hacer una pausa antes de que me venga la menstruación de tanto meterme en el papel y elogiar a esas yeguas…

Les recuerdo que fui el primero que llevó a la Universidad de Córdoba el Tango con mi amigo Marcos Marchini (ver artículo del día 2 de mayo ‘’Cuando el tango llegó a la Universidad’’)

Y está vez creo ser el primero que llevó el Tango a la cárcel Modelo de Barcelona (mítica prisión ahora cerrada).

El tango, el macho, las minas, la noche, la cárcel…

Muchos tangos castigan a la mujer. Hay unos que directamente instigan a la violencia o al crimen. Pienso en ‘’Contramarca’’ o en ‘’A la Luz del candil’’ o en ‘’Amablemente’’ donde Edmundo Rivero canta que, a solas con la mina, ‘’besuqueándole la frente, con gran tranquilidad, amablemente, le fajó treinta y cuatro puñaladas’’. Horrible.

Pero también otros muchísimos dedicados a la madre, al amor o al barrio, tangos hermosos. Porque el tango es una crónica de la vida ciudadana, una historia condensada en tres minutos que es lo que dura un tango.

Y bueno, todo comenzó en Radio Ocio FM. Mi compañero de audición tenía a su viejo en la cárcel purgando una condena por varios delitos sin sangre (creo que chorro), ni por razones políticas que son generalmente deleznables. Ni era pertinente hacerle preguntas sobre ese tema. Pero como no nos escuchaba casi nadie, esa pequeña audiencia de unos presos argentinos de la Modelo, era como una compensación. Siempre preferí que me escuche la minoría selecta, los solitarios, los locos, los que sufren (bah, los que me entienden...) que es lo que se suele decir cuando no te escucha nadie y así uno queda como un incomprendido que vino a desasnar a los oyentes. Nuestra audición duró unos cuatro o cinco meses a razón de una vez por semana.

Como nos habían dicho que Barcelona era la tercera patria del tango, entusiastamente, la empezamos pensando en la gran repercusión que iba a tener entre los catalanes. Pero, la verdad sea dicha, sacando el fenómeno de Gardel, su estancia en el Hotel Oriente de las Ramblas y la amistad con Samitier del Barça etc... etc... en esta época no tenían casi ninguna sensibilidad para el lenguaje, los giros idiomáticos o los lunfardismos para meterse en la poética y en la música del tango, salvo para una minoría de mujeres que se iniciaron en la danza del tango presuntamente sensual, lujuriosa y plena de voluptuosidad -como decía que el tango tenía el amor en los labios y el sexo en las piernas. En realidad, de tercera patria, minga!

Ahora la verdad es que el programa era un bodrio, una auténtica cagada, si nos medimos por la audiencia. Y ahí va la prueba, juzguen ustedes.

Les voy a transcribir mi última audición, precisamente con nombres de mujeres que dieron vida a los tangos. Este es el texto sacado de una grabación. Era a dos voces. Ademan y Agüita.

Ademan: Los tangos que difundiremos esta noche, tendrán nombre o apodo de mujer.

Agüita: En un principio, los tangos carecían de letras propiamente dichas. Sus notas se improvisaban por algún músico ambulante, en las antesalas de los prostíbulos para facilitar el acercamiento entre clientes y pupilas; y en los locales tenebrosos surgían coplas espontáneas entonadas por una ruidosa concurrencia en la que abundaban proxenetas, malevos, madamas, rameras etc... Esos perfiles lascivos tenía el tango entre finales del siglo pasado y principios del actual.

Ademan: En épocas ya más modernas, la poesía del tango censura las ''locas ambiciones'' de las muchachas seducidas por las luces del centro, que olvidan su recato, su pudor, su candidez... así nacen tangos como  Margot, Milonguita o Galleguita.

Ademan: En general las letras de E.S Discépolo son realistas y mordaces (docudramas que dirían los críticos actuales de cine). Se ensañan con las mujeres, la culpan de provocar una desilusión cuyas verdaderas causas son otras. Y poco a poco, irán ustedes advirtiendo como los nombres o apodos de las protagonistas son francesas o de argentinas afrancesadas.

Agüita: Eso se debe al sorpresivo y fulminante éxito del tango en el París de los años 1920, donde la aristocracia europea de la ''belle epoque'' lo convierte en un capricho más de su versatilidad para la moda y el arte.

Agüita: Y como no hay 2 sin 3, para redondear los tangos referidos a Margot (Margarita para nosotros), escucharemos ''Su nombre era Margot''

Ademan: Margot, Yvette, Madame Yvonne, Manon, era la época en que los señoritos argentinos tiraban manteca al techo en París.

Agüita: Hay una letra enternecida que describe la parábola de una humilde muchachita de una galicia aldeana que cruza los mares y queda atrapada por las luces de Buenos Aires; no precisamente para hacer su felicidad... Había un conjunto folclórico, llamado ''Los de Raza'', que se presentaron en el circo Price de Madrid, allá por 1923, con un espectáculo de guitarreo, recitado y zapateo (nada que ver con el tango), pero en el alma tanguera de uno de ellos, de apellido Pettorossi, cuajó el tango ''Galleguita'' y recordando la ''rapaciñas'' de Vigo, se le ocurrió que entre el pasaje más pobre del barco en que volvieron, podría estar gestándose la aventura sentimental y triste de una bella y confiada emigrante.

Ademan: Hoy este tema suena a algo anquilosado en el tiempo, a una fabulación anacrónica; ''Milonguita'' o ''Galleguita'' que junto al diminutivo, la descalificación tajante que la reducía a escoria o despojo, objeto, subproducto como seres socialmente condenados en esas noches de cabarets monopolizados por hombres de clase acomodada y bolsillo fácil.

Agüita: A pesar de que ''María'' es más romántico en su composición poética, y su nombre es recreado con cariño en la contemplación evocativa, en general, casi todas tienen el tratamiento de mujerzuelas que son la versión caricaturesca de la mujer, y creo que en todo tanguero subyace un estado negativo de consciencia en relación a la mujer. Pero esto no ocurre solo en el tango, hay precedentes en la literatura y la filosofía, Kant, consideraba a las mujeres como seres moralmente inferiores. En su historia de los animales, Aristóteles tampoco fue muy benigno.

Ademan: Puede ser María, Manon o Milonguita, la historia fue común, una geografía de veredas arboladas, casitas chatas, gente modesta y la ingenua coquetería de una muchachita linda que les miraba desde una puerta, junto a un corralón, y así de pronto el barrio todo se conmovía por una historia sentimental. No era, ni es fácil, para una muchacha con poca escuela y mucha belleza, mantenerse serena cuando la escarcha le lastima los ojos en las madrugadas del invierno camino del taller. Sobre todo, si en ese camino se cruza un hombre con prestancia de señor, luego un cafetín, el vino amigo de trasnoche, el fuego en los labios pintados y después la decadencia, confirmando aquella sentencia que se inscribió en la biblia de los arrabales, del cabaret al hospital... Así pasaron muchas,

Con esta historia, este drama y este final.

Agüita: Y ''Esthercita'', otra piba de barrio también padece el mismo final. Termina con el apelativo de Milonguita ''Flor de lujo y de placer'', ''Flor de noche y cabaret''. Dicen que los creadores de este tango: el autor teatral Manuel Linning y Enrique Delfino, caminando por un barrio, vieron una hermosa y cándida pebeta ''Mira esa milonga'' le dijo Linning, y Delfino exclamó concluyente ''ya tiene nombre el tango''.

No tenemos la versión de 'Milonguita'' pero sí la de sus inicios, ''Estercita''

Ademan: Todas al final terminan como estigmas del sentimiento amoroso, amando o fingiendo amar a hombres que vienen de un naufragio familiar y así vagan como sombras revestidas con caretas de maquillaje, tanto del alcohólico o del psicótico, del tímido o del juerguista o con la noche de gloria del principiante, las que salvan los complejos como actrices consumadas del orgasmo, para en un instante convertirse en un montón de carne cansada. Después... después no existen.

No queda ni un te quiero ni hasta pronto ni hasta siempre, ni te llamaré. Cuando el sol sale por la matina, a jugar con los niños, en las plazas, duerme tu silencio de tumba y ninguno de los que estuvieron a tu lado te recordó que el sol también salió para vos con un pellizco en la nariz preludio de croisanes y café con leche. Es que todo está pactado, la alcoba, la prisa y el jadeo en el asqueroso altar de las cuatro patas, donde todas las noches practicas el ritual de tus misas herejes.

Agüita: Bueno, muchachos, no se pongan tan serios. Dicen que una vez, una señorita le dijo a un señor con quien paso la noche, ''¿sabes, es la primera vez que duermo con un hombre'', el tipo, loco de contento, sintiéndose un Casanova contesta ''¿Me lo dices de verdad, mi vida?'', ''Si, querido, los otros no me dejaban cerrar los ojos!''

Así como fue Tito Lectoure para el boxeo argentino, así fue Hugo Ceballos para el tango en Córdoba. Me atrevo a decir que fue la persona más importante para darle al 2 por 4 un contexto ciudadano. ¿Qué sería del tango en Buenos Aires si no es por Gardel, el Abasto, San Telmo, la Calle Corrientes?

¿Qué sería del tango en Córdoba, de no ser por Huguito Ceballos?

Siempre tuvo a mano balones de oxígeno para sacarlo de terapia intensiva. También tenía vacunas a mano, las sacaba de su propio bolsillo, ayudando a cantores, buscando rincones olvidados, sacándole olor a naftalina con intento de mantenerlo en vigencia, detectando músicos. De no ser por su aporte, el tango en Córdoba hubiese sido una hermosa acuarela melancólica que dejo la impronta de Ciriaco Ortiz, del gordo Freire y las orquestas de Eduardo Baravalle o Jorge Arduh.

Puso el tango en los teatros con un sentido artesanal y doméstico para hacer tango de autor. Su casa, ''La Casona del Ángel'', que está ''cerca del terraplén y todo el cielo donde se trepa el misterio de adiós que siembra el tren'', es el más bello templo que puede dar a Córdoba una impronta cultural para la música popular.

Todavía recuerdo que recién llegado de un vuelo de España, me invitaste esa misma noche a conocer ''La Casona'', fácil era imaginarse que me encontraba en un lugar de excepción de la ''belle epoque'' como en una reedición del ''Armenonville'' de Palermo. me encontré con viejas figuras, el periodista de automovilismo Sprinter, Daniel Willington, Carlos Franco el presentador ya fallecido, hacía 30 años que no lo veía... Jamás viví en Córdoba un maridaje de vino y sabrosos platos como los de esa noche. O cuando nos juntaste para un programa en recuerdo de Nicolino Locche, a Ruben Torri, a Tito Paz y a mí. Y vos nos emocionaste cantando ''Un sábado más, hoy pelea Locche en el Luna Park''...

O nuestro encuentro en Mina Clavero en casa del Doctor Ernesto Olmedo (tanguito) y su hijo Carlos, eximio contrabajista, cantor y pianista, junto a la cuca Argañaraz y después de comer en la ''Gota de grasa''. El recital que nos mandamos a la siesta!

Siempre bajabas por la calle Rivadavia como viniendo del callejón del olvido, tratando de matar el tiempo antes de que el tiempo nos mate.

Y te vas para el centro como todas las mañanas, caminando con amagues, como abriendo cancha, con la mirada que solo tienen los mozos de bar, oteando la calle con el panorama de un 5 de los antes o balanceando tu magra figura con cadencia de inside derecho... mirando de reojo como los corredores de bolsa, cuidando la pinta y ese rulo que siempre se te subleva como afinando el oído por si suena un bandoneón. Siempre por la calle Rivadavia. Gracias a vos cantaron en Córdoba gente como Edmundo Rivero, el Polaco, Alberto Moran, Ruth Durante o el ''Rolo'' Lesica, eran otros tiempos, con pibas que se enamoraban de tipos con traje gris. Tuviste que luchar con los ''Teenager'' o ''Crazy Boys'' o el bodrio de los años '60, llamado el ''Club del Clan'', que idiotizó a toda la juventud argentina, con Palito Ortega a la cabeza.

Sos de la época de la cata y los tranvías. Nadando entre dos aguas, la danza y el canto. Rumbeando hacia ''La Perla'' para darle a las milanesas con papas.

O a la pizzería San Luis, pena grande que ya las galerías de Córdoba, que te gustaba tanto recorrerlas, se han transformado en cajas vacías de zapatos. Sos como un grito en el silencio lunar del área peatonal.

Como te reías de mí cuando me imitabas comentando fútbol ''porque los pajaritos y las golondrinas...''. Nunca lo tomé a mal porque me encantaba como lo decías y era como un homenaje. Pero peor me lo ponían mis compañeros de Canal 10, del Polideportivo, que me decían ''sopa de letras'' (por la espalda claro y eso es feo).

El Hugo con su sonrisa! Mirándolo al Hugo se demuestra que la sonrisa es la flor cultivada de las almas limpias, un canto, una égloga contra la mala leche y el caraculismo.

No sé si llegaré a verte esta vez, pero siempre te estaré esperando en la plaza enfrente del Crillon... para que me hables del zurdo Rivadero y la Wanora Romero, con eso me bastaría para ser feliz.

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