Macri insiste en un equilibrio pragmático entre China y Estados Unidos para apuntalar la economía argentina

POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
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  • Macri defendió la relación comercial con China como “complementaria” y clave para las exportaciones argentinas.
  • Reivindicó la visión pionera de su padre en el acercamiento temprano al mercado asiático.
  • Afirmó que su postura no contradice la cercanía estratégica con Estados Unidos.
  • Recordó que durante su gobierno mantuvo relaciones fluidas con Obama, Trump y Xi Jinping.
  • Atribuyó la polémica por sus dichos a intereses mediáticos.
  • Planteó la necesidad de una diplomacia pragmática que fortalezca el desarrollo económico nacional.

Mauricio Macri volvió a meterse en el centro del debate sobre la política exterior argentina al reivindicar la relación comercial con China como un eje estratégico insoslayable para el país, aunque sin poner en riesgo —según aclaró— la histórica cercanía con Estados Unidos. El ex presidente y actual titular del PRO buscó desactivar la polémica generada por sus recientes declaraciones y sostuvo que su planteo apunta a un enfoque “complementario”, alejado de cualquier lógica de alineamientos rígidos.

En una entrevista en la que repasó la evolución del vínculo con Beijing, Macri resaltó que la potencia asiática se consolidó en los últimos años como un motor clave de las exportaciones argentinas. “China es un mercado que la Argentina tiene que atender, no para polemizar, sino porque ha hecho explotar nuestras exportaciones de carne, arándanos y cerezas”, señaló, y remarcó que sus palabras no suponen un contraste con la mirada del presidente Javier Milei, pese a las diferencias ideológicas que suelen marcar al oficialismo.

El ex mandatario reivindicó además la visión “pionera” de su padre, Franco Macri, a quien definió como uno de los primeros empresarios en advertir las posibilidades que ofrecía China en los años ochenta, cuando el gigante asiático aún no figuraba en la agenda de la mayoría de los países occidentales. Recordó que en 1989 su padre impulsó una visita al país asiático para explorar oportunidades industriales, incluido el proyecto de instalar una fábrica de catalizadores. “Él siempre fue un visionario”, afirmó. Esa capacidad de anticipación, dijo, también se manifestó en su impulso para fortalecer la relación con Brasil y en su defensa de que las privatizaciones de los años noventa debían garantizar un papel destacado para los capitales nacionales.

Macri insistió en varias oportunidades en que su postura actual no supone un desplazamiento de la relación estratégica con Washington, sino una ampliación de horizontes que permita a la Argentina aprovechar distintos frentes internacionales en simultáneo. “Eso no significa que no tengamos la mejor relación posible con Estados Unidos, que esta cercanía la veo como muy positiva”, remarcó. A modo de ejemplo, recordó que durante su presidencia mantuvo vínculos fluidos tanto con Barack Obama como con Donald Trump, al mismo tiempo que profundizó los lazos políticos y comerciales con Xi Jinping.

Para Macri, esta articulación múltiple es un punto de partida indispensable para encarar el desafío estructural de reducir la pobreza y generar condiciones de desarrollo sostenido. “Me parece que hay mucho para sumar a una Argentina que todavía tiene mucha gente debajo de la línea de pobreza y tiene mucho para progresar”, subrayó, en un mensaje que buscó trascender la disputa coyuntural.

El líder del PRO atribuyó la controversia que se generó en torno a sus dichos sobre China a una búsqueda de impacto mediático por parte de ciertos sectores. “Los que lo han tomado para polemizar, bueno, tienen que hacerlo para así tener más clics”, ironizó, marcando distancia de quienes interpretaron sus declaraciones como un reproche hacia el enfoque internacional del Gobierno.

Asimismo, renovó su defensa de una diplomacia donde “los argentinos tengan un rol importante” en la construcción de alianzas económicas y en la defensa de los intereses productivos locales. En la entrevista recordó que, durante su gestión, resistió presiones tanto de Obama como de Trump para limitar los vínculos con Beijing. “Decir: ‘somos mejores amigos, pero yo mi relación con China la mantengo’”, fue, según narró, una decisión clave para preservar el margen de maniobra del país.

La clarificación de Macri aparece en un contexto en el que la política exterior ha vuelto a ocupar un lugar central en la discusión pública, especialmente por el tono más confrontativo que Milei ha desplegado hacia China en algunos tramos de su discurso. Por eso, la intervención del ex mandatario busca enviar un mensaje de continuidad y pragmatismo, resaltando que las oportunidades comerciales con Oriente no deben quedar atrapadas en disputas ideológicas ni en lecturas binarias sobre el alineamiento internacional.

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