El Gobierno refuerza el “Plan Aspiradora” y apuesta a llegar con calma cambiaria a las elecciones

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El Gobierno reforzó el “Plan Aspiradora” y absorbió $3,8 billones en una licitación extraordinaria del Tesoro para retirar pesos sobrantes.
  • La medida respondió al fracaso de la semana pasada, cuando solo se renovó el 61% de los vencimientos y quedaron $5,5 billones libres en la plaza.
  • Además del bono ajustado por TAMAR, se aumentaron los encajes bancarios, reduciendo liquidez y elevando las tasas de interés.
  • El objetivo es evitar que los pesos presionen sobre el dólar y garantizar calma cambiaria en la previa electoral.
  • En dos semanas, el tipo de cambio bajó de $1.380 a $1.315, mientras que la inflación de agosto se proyecta en torno al 2%.
  • El oficialismo apuesta a un buen resultado en septiembre y octubre, aunque la incógnita es cuánto tiempo podrá sostenerse este apretón monetario.

El equipo económico de Javier Milei puso en marcha una nueva fase del denominado “Plan Aspiradora” de pesos, con el objetivo de secar la plaza financiera y mantener bajo control la cotización del dólar en plena antesala electoral. La jugada se materializó ayer a través de una licitación extraordinaria del Tesoro que permitió absorber $3,8 billones, una cifra algo inferior a la esperada por el mercado, pero que representa un alivio en el contexto de una fuerte preocupación oficial por la liquidez sobrante.

La medida fue la respuesta inmediata a un traspié de la semana pasada, cuando el Tesoro solo logró renovar el 61% de los vencimientos y dejó liberados cerca de $5,5 billones en muy poco tiempo. Esa inyección de pesos encendió las alarmas del Palacio de Hacienda, donde se temía que la abundante liquidez se transformara rápidamente en presión dolarizadora y, por lo tanto, en inestabilidad cambiaria.

El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, dejó en claro la estrategia oficial durante el fin de semana: “No creemos que esos pesos se vayan a destinar al crédito. Como no responden a un aumento genuino de la demanda, vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para retirarlos del mercado”. Con esa premisa, el Tesoro lanzó un bono ajustado por TAMAR —la tasa de plazos fijos superiores a $1.000 millones—, instrumento que atrajo suficiente interés como para absorber gran parte de los pesos liberados.

Pero la operación financiera fue apenas un componente del esquema. El “Plan Aspiradora” también incluyó un incremento en los encajes bancarios, lo que reduce la capacidad de los bancos para prestar y, en consecuencia, restringe aún más la liquidez del sistema. Esta combinación explica la suba de tasas de interés observada en las últimas jornadas. El mensaje es claro: el Gobierno no quiere que sobren pesos en la economía, especialmente cuando cualquier excedente puede volcarse a la compra de dólares en un contexto de campaña electoral.

Luis Caputo, ministro de Economía, interpreta que la clave del proceso es evitar que el “riesgo kuka” —la posibilidad de un triunfo opositor— impulse a los inversores a dolarizar carteras. Su apuesta es que un buen resultado oficialista en septiembre y luego en octubre despeje incertidumbres y reduzca la presión cambiaria.

Hasta ahora, la estrategia parece haber dado resultados. En apenas dos semanas, el tipo de cambio bajó de $1.380 a $1.315, mientras que la inflación proyectada por las consultoras para agosto se ubica entre 2% y 2,2%. En un país acostumbrado a índices mucho más elevados, la cifra representa un logro político y económico que el Gobierno intentará capitalizar en las urnas.

El plan actual contrasta de lleno con la política aplicada por Alberto Fernández en los años electorales de 2021 y 2023, cuando se implementaron los llamados “Planes Platita”. Aquellos consistían en una emisión masiva de pesos para fomentar el consumo y mejorar transitoriamente los ingresos. El efecto inmediato era un repunte en las ventas y en la percepción salarial, pero la consecuencia a mediano plazo resultaba inevitable: suba del dólar e inflación descontrolada. Milei, en cambio, apuesta a la contracción monetaria como herramienta para generar estabilidad.

La incógnita es cuánto tiempo podrá sostenerse este apretón. El Tesoro no solo avanzó con la licitación de emergencia, sino también con un aumento de 5 puntos en los encajes bancarios. Si bien la estrategia es efectiva en el corto plazo, algunos analistas advierten que un exceso de restricción puede paralizar la actividad económica y encarecer el crédito productivo.

En lo inmediato, todas las fichas están puestas en los comicios bonaerenses del 7 de septiembre. El Gobierno confía en obtener un resultado favorable que fortalezca la coalición LLA-PRO. Sin embargo, no se descarta que el oficialismo pierda o no logre una ventaja clara, lo que prolongaría la incertidumbre hasta las elecciones generales del 26 de octubre, cuando Milei espera consolidar su presencia en el Congreso.

Por ahora, el “Plan Aspiradora” funciona como la principal carta del equipo económico: un esquema de emergencia destinado a mostrar que, a diferencia del pasado reciente, esta vez las urnas no estarán acompañadas de billetes nuevos en los bolsillos, sino de un férreo control de los pesos que circulan en la economía.

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