Llaryora y Prunotto ven un futuro "promisorio" para Córdoba

El anuncio de la candidatura de Juan Schiaretti por Provincias Unidas ha generado un palpable entusiasmo en el mandatario cordobés, Martín Llaryora, y su vice, Myrian Prunotto, quienes no dudaron en utilizar la red social X para manifestar su apoyo. Esta actitud es un claro reflejo de la confianza que tienen en la capacidad de Schiaretti para liderar un cambio significativo en Argentina.
Llaryora, al expresar su gratitud hacia Schiaretti por aceptar este nuevo desafío, destaca la importancia de Córdoba en el panorama nacional. Afirma que nuestra provincia tiene mucho que aportar a la construcción de una Argentina diferente, una afirmación que no solo es un sentimiento, sino una realidad basada en los logros alcanzados en los últimos años bajo el liderazgo de Schiaretti.
Por su parte, Prunotto añade una dimensión crítica al debate al señalar que Córdoba tiene la oportunidad de convertirse en la protagonista de una "gesta transformadora". Sus palabras resuenan con fuerza en un país que clamó por el cambio y la renovación. El superávit que menciona, "con la gente adentro", es un indicativo de que las políticas implementadas en Córdoba han dado resultados, y que es posible replicar este éxito a nivel nacional.
Ambos dirigentes coinciden en que la candidatura de Schiaretti representa un camino hacia la difuminación del "modelo Córdoba" en el resto del país. No podemos subestimar el potencial de esta propuesta; si Córdoba ha podido superar obstáculos y establecer un desarrollo sostenible, ¿por qué no podría hacerlo Argentina en su conjunto? Schiaretti no solo trae consigo una experiencia valiosa, sino también un enfoque pragmático y orientado a resultados que podría ser crucial para la nación.
En conclusión, la candidatura de Schiaretti no es solo un asunto provincial; es una invitación a repensar el futuro de Argentina. Córdoba ha demostrado que es posible construir un modelo de desarrollo eficaz, y ahora, más que nunca, el país necesita líderes que se atrevan a seguir ese camino. La apuesta de Llaryora y Prunotto es clara: es momento de convertir la esperanza en acción.