
Mercado financiero en alerta: baja del dólar y disparada de las tasas en pesos generan incertidumbre
ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior

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- El dólar oficial baja, pero las tasas de interés en pesos suben fuertemente, generando preocupación en el mercado financiero argentino.
- Algunos analistas creen que el Gobierno busca contener el dólar a costa de encarecer el crédito y frenar la economía; otros temen una devaluación post elecciones o una crisis de deuda.
- El Gobierno niega planes de cambio en el régimen cambiario y atribuye la suba de tasas a una readecuación del sistema bancario.
- Se incrementaron los encajes bancarios para absorber pesos, lo que elevó las tasas de corto plazo; el Tesoro está dispuesto a aceptar tasas aún más altas para financiarse.
- Tasas de caución y operaciones repo alcanzaron niveles récord (hasta 70% anual), reflejando falta de liquidez bancaria.
- El crédito a empresas y consumo se encarece mucho, con tasas muy por encima de la inflación proyectada (21% anual).
- Las tasas a mediano plazo reflejan expectativas de un dólar creciente: el mercado anticipa un dólar alrededor de 1.350 pesos a corto plazo, pero que superará el techo oficial a partir de noviembre.
- Para el próximo año, se prevé un dólar cercano a 1.800 pesos, 41% más alto que la cotización actual y por encima de la inflación.
- En conclusión, aunque el Gobierno sostiene el dólar, la suba de tasas y expectativas de devaluación generan incertidumbre sobre la estabilidad económica futura.
El mercado financiero argentino atraviesa una etapa de alta volatilidad y preocupación, centrada en un fenómeno que genera opiniones divididas entre los expertos: la reciente baja del dólar oficial viene acompañada de una fuerte suba en las tasas de interés en pesos. Este fenómeno, lejos de ser una buena señal, despierta temores sobre el futuro económico y financiero del país.
Por un lado, algunos analistas interpretan que el Gobierno está dispuesto a contener la cotización del dólar a toda costa, incluso si eso implica encarecer el crédito y, por ende, frenar la actividad económica. Otros, más pesimistas, ven esta dinámica como la antesala a una posible devaluación tras las elecciones de octubre. No faltan tampoco quienes especulan con la posibilidad de una crisis de deuda, ya que las tasas elevadas podrían complicar la renovación del calendario de pagos. En ese sentido, ya circulan rumores sobre una eventual reestructuración voluntaria de la deuda pública, buscando extender vencimientos y aliviar la presión financiera.
Desde el Gobierno, sin embargo, niegan estos pronósticos. El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó públicamente que no hay planes de abandonar el sistema cambiario de flotación con bandas, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, minimizó la preocupación por la escalada en las tasas, atribuyéndola a un proceso de readecuación del sistema bancario, que ha dejado de recibir un “subsidio” implícito por la remuneración a la liquidez sobrante.
Pero la realidad es que el Ejecutivo parece cada vez más preocupado por absorber pesos del mercado. La fuerte suba de los encajes bancarios, medida que restringe la liquidez del sistema, ha impulsado al alza las tasas de interés de corto plazo. El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, advirtió que esta política se profundizará y que están dispuestos a convalidar tasas aún más altas si es necesario, subrayando el compromiso del Gobierno con el equilibrio fiscal.
Tasas que escalan sin freno
Las cifras son contundentes: la tasa de caución —el mecanismo más común para que los bancos obtengan liquidez a muy corto plazo— saltó del 40% al 44,5% anual, una cifra que contrasta con el 25% previo a la crisis de las LEFIs (Letras de Liquidez del Banco Central). En la operación “repo”, donde las entidades financieras se prestan dinero entre sí, la tasa llegó hasta un impactante 70%.
Esta situación refleja la escasez de liquidez en el sistema, agravada por la suba reciente de encajes. Algunos bancos habrían quedado “cortos” en sus obligaciones y deberán incrementar la cantidad de pesos alojados en el BCRA en las próximas semanas, lo que intensifica la presión.
El impacto es directo en el crédito al sector productivo. Por ejemplo, el costo de financiamiento inmediato para empresas mediante descubiertos en cuenta corriente escaló de un 32% en julio a un 63% promedio actual, con picos superiores al 80% en algunos bancos. Los préstamos para empresas de primera línea alcanzan tasas de 57% anual, mientras que el crédito al consumo puede superar el 100%, cifras muy por encima de la inflación proyectada para los próximos 12 meses, estimada en torno al 21%.
¿Qué dice el mercado sobre el dólar futuro?
Lo que más inquieta a los inversores es el comportamiento de las tasas a mediano plazo, que reflejan, según los expertos, la cotización implícita del dólar esperada para los próximos meses. En la última semana, el dólar cayó 2,4%, pero al costo de una suba de 12 puntos porcentuales en la tasa de los bonos Lecap a corto plazo.
La intervención del Banco Central en el mercado de futuros, equivalente a unos 3.750 millones de dólares en contratos, busca ordenar este mercado y evitar episodios de volatilidad. Actualmente, la tasa mensual de los bonos Lecap con vencimiento en septiembre es de 4,2%, mientras que el costo de la cobertura para el dólar en ese mes es de 3,2%.
Esta diferencia indica que los inversores exigen un rendimiento real para mantener activos en pesos, lo que implica que el mercado prevé un dólar alrededor de 1.354 pesos para ese momento, ligeramente por debajo del techo de la banda cambiaria vigente.
Sin embargo, a partir de noviembre, los precios en el mercado de futuros comienzan a superar el techo, lo que sugiere que el mercado anticipa un cambio en el régimen cambiario o una corrección al alza del dólar oficial. Para el año próximo, los rendimientos en dólares implican una expectativa de un dólar cercano a los 1.800 pesos, un 41% por encima del valor actual y un 17% más alto que la inflación estimada.
Conclusión
La dinámica actual en el mercado financiero argentino refleja una situación compleja y llena de incertidumbre. Mientras el Gobierno intenta sostener el dólar dentro de un rango acotado, las tasas de interés en pesos se disparan, encareciendo el crédito y aumentando el riesgo de dificultades financieras. Las señales que envía el mercado sugieren que, a pesar de las negaciones oficiales, hay expectativas de un ajuste cambiario o una devaluación tras las elecciones, que pueden afectar la estabilidad económica en el corto y mediano plazo.





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