





Pasadas las 17 del lunes, el intendente entró a su reunión de gabinete y, visiblemente ofuscado, reclamó la renuncia de todos sus funcionarios. Desde los secretarios y titulares de entes descentralizados hasta directores y subdirectores de CPC.
Según transmitieron distintas fuentes, el enojo de Passerini pasa por la falta de constricción al trabajo de buena parte de sus funcionarios. Aunque, para otros, la explicación es un poco más enrevesada.
En líneas generales, las especulaciones sobre el por qué de los cambios se dividen en dos columnas: los passerinistas, que juran que la reconfiguración del gabinete estará guiada en base a un criterio objetivo de mayor o menor eficiencia al momento de gestionar; y la de quienes leen en la decisión de Passerini una reacción al ‘take over’ del Centro Cívico, que sustituyó a Guillermo Pizarro por Matías Vicente en la neurálgica Subsecretaría de Finanzas y Presupuesto, y que horas antes reclamó la salida del exsecretario de Seguridad, Claudio Vignetta.
Los primeros le escapan a la comparación con el modus operandi de Llaryora y prefieren trazar similitudes con el manual de José Manuel de la Sota, que solía oxigenar su gabinete cuando promediaba su mandato. Los segundos, leen en los movimientos de Passerini una revancha.
Los primeros juran que los cambios en la Secretaría de Administración no serán más profundos que la llegada de Vicente (hombre de confianza del ministro de Finanzas Guillermo Acosta) y juran que fue el propio Passerini el que pidió por él antes de que comenzara la gestión municipal. Los segundos, que Vicente barrerá los organigramas de su subsecretaría para apostar a colaboradores propios, profundizando el control sobre la caja.
La hipótesis propuesta es, a grandes rasgos, que, si la Provincia debe asistir financieramente a la gestión municipal para recuperar su aceptación entre los vecinos, serán veedores de la Provincia los que administren esas partidas.
Sin embargo, hay un punto que jamás debe perderse de vista: la suerte de Hacemos por Córdoba a nivel provincial está prácticamente atada a la suerte de la gestión municipal. Los números del Centro Cívico no aventajan por mucho a los del Palacio Municipal en cuanto a aceptación de gestión. Y es muy difícil imaginar que el peronismo pueda sostenerse al mando de la Provincia si los vecinos de la capital le vuelven la espalda. Y es inimaginable que Passerini no lo sepa.
A partir de allí, hay interpretaciones para todos los gustos. Una, algo naif, supone que Passerini admite la toma del control de sus finanzas mansamente y pide a cambio recuperar algunas de las secretarías que descansan en manos de llaryoristas. Otra, más belicosa, que el intendente pasará el bisturí desligándose de compromisos políticos que le son ajenos, blindado por la comunidad de destino que lo ata al resto de los factores de Hacemos Unidos.
Es que la decisión de reducir entre un 30 y un 35 por ciento su planta política -orden que sus secretarios desobedecieron el año pasado- implica que rueden no menos de 180 cabezas, y sea cual sea la elección, el resultado siempre se prestará para especulaciones. Que si los llaryoristas, que si los viguistas, que si los contratados del sicilianismo… es imposible que no florezcan las suspicacias.
En números, al cierre de esta edición, se hablaba de la eliminación de cuatro secretarías. Una de ellas será Seguridad, que será desmembrada en dos partes: la Guardia Urbana, que pasará a control del Administrador General de la Justicia Administrativa de Faltas, Juan Manuel Aráoz, y Defensa Civil, que volverá a encuadrarse orgánicamente en la Secretaría de Gobierno de Rodrigo Fernández.
De las otras tres no hay aún precisiones, aunque sí un festival de presuntos candidatos a dejar sus cargos. Se sigue hablando, como desde hace tiempo, de “los llaryoristas” Ariel Aleksandroff (Saludo), Jorge Folloni (Ambiente) y Mariano Almada (Cultura), y algunos agregan a ese pelotón a Verónica Bruera (COyS), y Raúl La Cava (Políticas Sociales). Ninguna de estas versiones es todavía verificable, y se entrecruzan con otras.
Sí se sabe que el recambio llegará hasta los Centros de Participación Comunal y los Centros Operativos, aunque no es seguro que las modificaciones en el organigrama de Participación Ciudadana lleguen al mismo tiempo. Podrían quedar para una etapa posterior.
Los entes, finalmente, también traerían novedades respecto de quienes ejercerán su conducción.
La oposición
Los concejales de la UCR y el Frente Cívico aprovecharán la oportunidad para ganar algo de visibilidad y ya juntan firmas para convocar al Intendente al recinto donde -afirman- le pedirán que rinda cuentas sobre “los motivos que lo llevaron a solicitar la renuncia de la totalidad de su gabinete, los criterios que adoptará para reorganizar las áreas del gobierno municipal y el impacto administrativo y presupuestario que implican los cambios de funcionarios en cada área…” entre otros puntos.
Se trata, debe repararse, de un movimiento político, que difícilmente capture la atención del oficialismo.
CON INFORMACION DE DIARIO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE FELIPE OSMAN.






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