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TITULITIS

PARA LEER EN PANTUFLAS 09/07/2023 José Ademan RODRÍGUEZ
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JOSE ADEMANPor José Ademan RODRÍGUEZ

Hay quienes no pueden con su genio y se empecinan en "cagar más arriba del culo", eso pasa en todos los ámbitos de la vida y todos los estratos sociales. El problema es cuando los que nos gobiernan, los que tienen la obligación de guiar nuestro destino y predicar con el ejemplo lo hacen. Argentina es un país en donde su clase política deja mucho que desear, una clase política que está en deuda y por lo visto no la puede saldar, ya sea por incapacidad o por conveniencia. Nuestros políticos "cagan mucho más alto que el culo" y así nos va. Nos invade la pobreza, carecemos de una salud adecuada y la justicia deja mucho que desear. Pero tenemos políticos ricos, políticos que pasean por Europa y visten de lo mejor, que tienen innumerables propiedades que nunca pueden justificar. Quizá llegó la hora que comencemos a poner las cosas en orden y pidamos rendición de cuentas. Argentina necesita dirigentes mucho más honestos y capaces, dirigentes que pongan los pies sobre la tierra y dejen de "mear fuera del tarro".

Les dejo mi nota del día de hoy, les auguro la mejor de las jornadas y los invito a leer mi nota con el mejor de los habanos aunque sea imaginario, un buen vaso de whisky y como siempre les digo: "VIVA EL PAPO, PERO QUE NO GOBIERNE"

Repasando la prensa deportiva, me doy cuenta de la ridiculez de tantas copa y trofeos y tantas estadísticas! Todo cuenta. Todo suma. Y a los periodistas les encanta, enumerar datos al pedo (a excepción del gran Gustavo Farias que almacena perlas de la historia deportiva y datos útiles y dignos de recordar)

Cada vez inventan más copas, y recopas y más títulos… y recompensas individuales...

Por eso no me extraña descubrir que jugadores del montón, jugadores vulgares, tienen curriculums larguísimos....

Vean por ejemplo el caso del Chiqui Beguiristain, el director deportivo del Manchester City: suma 28 títulos entre sus 7 años en el Barça y sus 11 en el City. Ahí va: 3 Champions, 10 ligas, 3 copas, 5 supercopas, 1 supercopa de Europa, un mundial de clubes...

¿Y Guardiola? También leí que ''está ante la posibilidad de ganar su segundo Sextete''... y que ''es el único que tiene dos tripletes''... hasta que la rompan el ojete! Añadiría el Zurdo Rivadero!

Hasta un jugador suplente, que no entra ni ganando 5-0, adepto del banquillo, pues si pertenece a la plantilla de un gran club, tipo Real Madrid o Manchester, tendrá un curriculum hipertrofiado!

Y todos tienen titulitis…

Ese deseo de títulos es tan obsesivo que el futbolista español ''Joselu'' (recién adquirido por el Real Madrid) y seleccionado por España, decía hace poco que ese ''Final Four'' de la ‘’Europa Nation League’’ (otro invento recién), sería para él la posibilidad de ganar un título (para su historial futbolístico).

En España la titulitis es aguda. Hay algo, no sé… emparentado con los títulos nobiliarios, la hidalguía, el señorío… querer demostrar lo más que pueden y recalcar los Masters y Doctorados… les gusta venderse bien, exagerar, mentir o hacer trampas, como pasó con varios políticos…

Y en la Argentina ¡Mamma mía!…

Ya verán más abajo cuando hablo de dentistas y doctores…

Pero antes, vean nomás la exageración para algo como los festivales por ejemplo. Con todas las radios poniendo atención en ellos... Una locura. El festival del Trigo en Leones, Festival del Sorgo, Festival de la Miel en San Marcos Sierra, Festival del Cabrito en Quilino, Festival del Poncho, Festival de Doma y Folklore de Jesús María, Festival de Cosquín, Semana de la Tradición en Dean Funes, Fiesta del Alfajor en la Falda, Festival de la Empanada en Villa Ciudad América, Festival del Malambo en Laborde, Fiesta de la Cerveza en Villa Gral. Belgrano, Festirama de Río Ceballos, Fiesta del Salame en Chucul, Fiesta del Durazno y el Chorizo en Pavón (prov. Santa Fe), y seguro también no faltará la fiesta del porongo (por el mate, no vayas a pensar mal). Total, que los ‘’discos’’ de música reemplazaron a los discos del arado, hay más chacareras que chacareros y la verdadera revolución no es la agraria sino la revolución de los campos de paddle. Hasta hubo una guerra folklórica en el año 1941, a raíz de un pleito sobre la paternidad autoral de la zamba La López Pereira. Las fiestas en el campo, se hacen como culminación a las buenas cosechas, en agradecimiento a los dioses. Nosotros… en fin, para que hablar. De ahí un poco nuestra desgracia telúrica “Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas…”. Porque la tierra es un bien mercantil de producción si hay amor por ella y se la fecunda.

Como buen loco, me cago de risa… y cuando entré en el mundo profesional, me vacuné de titulitis: hice e imprimí mis tarjetas de visitas. Siempre me parecieron una boludez las tarjetas. Pero la mía iba a ser diferente. Nada de falsa humildad ni de cuarenta masters.

 

 hoy

Con todo, me siento realizado, aunque alterando un tanto el famoso tríptico: He escrito un árbol, He plantado un libro y he tenido dos hijos. (bueno aclaro: mi exposa ha tenido hijos… pues ningún hombre sabe en realidad si son de él) Y regalaba estas tarjetas a todo el mundo… En general, a los parientes y personas odiadas se les mandaban tarjetas postales desde el extranjero, con lo de siempre: "Desde estos maravillosos...", o "No se puede contar con palabras lo hermoso...". Y así romperles las bolas, pues saben que ellos nunca podían ir.

Creo que no hace falta ser escritor para escribir, como no es necesario ser sacerdote para salvar un alma, o enfermero para auxiliar a un herido, ni tampoco funcionario público para ayudar a la comunidad, o jugador profesional para prenderse en un picado de fútbol... Como no hace falta ser juez para emitir un veredicto que para eso están los tribunales populares. Me comentaban que Moliere, para escribir sus comedias, únicamente le pedía opinión a la criada. Bien decía mi amigo Carlos Servando Ruiz que esto de escribir (o hablar) "es el único oficio que puede ejercerse sin preparación, sin reválida y casi sin aptitudes", lo cual en alguna medida justifica a todos aquellos que, después de apabullarte con su inverosímil anecdotario personal (que son las mismas bobadas que le ocurren a cualquier mortal), te dicen:

"Mirá, yo tendría que haber escrito un libro con todo lo que me ha ocurrido. Si me hubiera puesto a anotarlo, en dos minutitos por día...".

Yo le tengo mucho respeto a la cultura, pero con mayúsculas, como lo clásico en la música. Cultura es el Siglo de Oro de las Letras españolas, la de científicos, artistas o políticos pensadores de verdad como Goya, Einstein, Leonardo da Vinci, Julio Verne, Víctor Hugo, Gaudí, Quino, etc... Ahora resulta que hay “cultura de la gastronomía” (aclaro que yo invente las mejores empanadas de marisco!) y, por ende, la del vino; a lo que llamaban la “Movida”de Madrid, que tenía como paradigma a dos o tres tarados como Alaska o Almodóvar... también se considera cultura; “cultura del ocio” (estar al pedo como bocina de avión también parece que lo es)... ... y “turismo cultural” (cuadrillas de boludos que viven engordando a agencias de viaje, que a su vez les hacen creer que ellos ganan en cultura por pisar mapas). Hay que diferenciar de una vez la cultura de la cultureta y la historia de la historieta, aunque hay raras excepciones, por ejemplo: siendo Mafalda un personaje de historieta, quedará en la historia por plantear cuestiones, en apariencia hilarantes, que contribuyeron a “desasnar” a los hombres; y el mito francés B.B. jamás podrá reivindicar a los animales, porque años atrás ya Walt Disney les enseñó a hablar y ser un poco humanos (¡hay cada burro que en un mes gana lo que un tipo competente no ganaría en toda su vida!).

A pesar de haber ganado un concurso, yo fui un intruso en el mundo de las comunicaciones como periodista deportivo, oficio que, en la mayoría de los casos, consiste en hablar mucho y rápido sobre cosas que uno no entiende, sentados en inalterables lugares comunes, repartir con retórica dos ideas en veinte frases diferentes y picotear un poco de todo sin saber profundamente de nada. Esto para el periodista en general. Los relatores, por ejemplo, no respetan las pausas al hablar; deben creer que la “coma” va asociada a “beba”, mordiendo las consonantes y alargando las vocales hasta el lunes después del partido, sobre todo la del “gooooooooooooooooooooooooooooool”.

Y con el tiempo, me convertí en periodista deportivo, un charlatán empedernido que hacía comentarios “alimenticios” para poder ganarme los garbanzos y tirar adelante con mis estudios. Al final, sólo llegué a ser un grano debajo del micrófono que le había florecido a LV3 de Córdoba, sin que lograran extirparme. Es peligroso a los veinticuatro años tener una lengua incontrolada y alma de saboteador, o buscar la razón en medio de los que ya creen tenerla de antemano, que ésos no perdonan. Son tan cerrados que hasta pareciera guardaran celosamente el secreto del día que se van a morir para que nadie les pueda joder. Que nunca ocurriría, porque conviven sin afectos de ninguna clase con una sonrisa en los labios. La cordialidad ya está pactada de antemano, en mutua aceptación, sobre todo a la hora de prodigarse galardones, que, andando el tiempo, y si no dicen nada importante, seguro le darán alguna estatuilla “a la trayectoria”, que es la dura habilidad anodina del mediocre. Esa subclase periodística que repite la formación de los equipos deportivos, hacen notas sociales (si es posible, a la crema), presentan libros... Todo con voz ridículamente postiza, por la gran ansia de que parezca natural. En radio, el más rápido y eficaz medio de deformación cultural y espiritual, se da la mayor cantidad de amigos que se odian, y también la paradoja de que quien realmente sabe no habla, y que quien habla no sabe.

Lv3 era filial de radio el Mundo, la mejor de la Argentina, por ende, tuve compañeros excepcionales, como Alicia Lagos, la mejor locutora de todos los tiempos en Córdoba… escucharla era como percibir un perfume envuelto en la nostalgia… Irrepetible.

Y Norma Landi, Cacho Mamertino, Gonio Ferrari, Ruben Perez Gaudio, Ricardo Sandoval... los poetas Néstor Cesar Miguenz y Pancho Berra... Eduardo Curruchet, Ruben Torri, Tito Paz, y un ejemplo, Don Oscar Jorge Sosa, el hombre de más probada moral que hubo en la radio...

Y los más jóvenes, Daniel Gentile y Raul Belardo, que al igual que yo, se recibieron en la universidad.

Sigamos como mis ‘’títulos’’… Mi tarjeta pone que soy ‘’culiador’’ … y… como buen argentino, tenía que ser culiador. Obvio.

Una cosa es follar (como se dice aca en España) y otra hacer el amor. Modestamente, me parece que el hombre ama para coger y la mujer coge para que la amen. Al pan, pan, y al condón, condón.

Ya se sabe, todo está ligado…

Así que soy odontólogo. Y como dentista también fui un intruso. En España, fui intruso como odontólogo, pues no me convalidaban ni colegiaban para ejercer la profesión. Y ahora me acuerdo de otra ocasión, de mi época de Córdoba, que fui intruso “domiciliario” en calidad de furtivo amante de una colega casada. Nadie como yo sabía inmiscuirse en los espacios de los desengaños de los matrimonios ajenos, como un fino rastreador de pijas ausentes. Y si alguna quería guerra, yo era la vitamina C de su morbo postrado, o la grajea mágica de su entraña alicaída.

Total: siempre intruso, con la radio, las minas y los dientes (los catalanes no usan vitamina C porque es “de Roche”).

Pero despertaba mucha admiración en la gente... lógicamente, quedaban con la boca abierta... por mi condición de dentista...

No he visto trato más denigrante que los dentistas con su protésico. ¡Cuántas veces el sacrificado mecánico les saca las castañas del fuego! No hay que sentirse ni más ni menos que nadie; todos somos importantes. Pero ante la figura devaluada del abnegado protésico, acentúa su papel el "doctor", cuando en realidad no son ni siquiera doctores, pues para doctorarse tienen que aprobar una tesis, y el 90% no lo ha hecho. En mi clínica, sólo una enfermera, de todos los que componíamos el equipo, se había doctorado en Biología, y además había sido requerida de EEUU para su perfeccionamiento en genética; es la "Pepona", alias Carmen Márquez. A las enfermeras que he tenido las eduqué en la delicada responsabilidad de ser el brazo derecho y el huevo izquierdo del “doctor”.

Es en Córdoba (La Docta) donde se padece de “doctoritis” más que en ninguna parte del mundo. ¡Es penoso! A cualquier infeliz como yo, le llaman doctor, creyendo que te enaltecen. “Te presento al doctor” dicen enfáticamente y sin disimulado orgullo. Y siguiendo las reglas del juego, se responde dando la mano: “Encantado. Doctor Rodríguez para lo que usted disponga. Hasta los presidentes del país, gobernadores o intendentes son casi todos “doctores”. Hemos escuchado la retahíla en diferentes momentos de la vida institucional argentina: doctor Frondizi, doctor Illia, doctor Ángeloz, doctor Mestre, doctor Abella… Lo correcto es que los títulos universitarios se deben utilizar sólo para sus respectivas profesiones privadas, ya que el presidente, por ejemplo, es representante de todos los ciudadanos y es elegido para eso: para ser presidente. ¿Alguna vez escucharon que digan: doctor Kennedy? doctor Clinton, doctor Mitterand, doctor Felipe González, doctor Aznar, doctor Tarradellas o doctor Jordi Pujol? Este último, les aclaro, es médico, abogado, banquero y empresario, y con más cultura posiblemente que todos los presidentes anteriormente mencionados... Y el choro más grande que tuvo Europa, con permiso de Berlusca (que en paz descanse!)

Y para concluir, mi tarjeta también pone que soy ''poeta''. ¡Claro, hooombre!

No hace falta saber de endecasílabos, acrósticos, ni componer palíndromos, lo importante es sentirse poeta!

Poesía es eso que se compone de la tristeza de los viejos, que se refugian en la soledad... es transformar los hierbajos que crecen cerca de las tumbas en la sonrisa del Zurdo Rivadero... Es comprobar que al Hugo Kobilanski, no le hacía falta poner en el living de su hogar, los girasoles de Van Gogh, si los tenía adentro de su casa, encarnada en su esposa Marta, que era un verdadero girasol, que lo esperaba en tantas madrugadas antes de que saliera el sol...

Poesía es el recuerdo de la noche de San Juan con el litoral sembrado de hogueras, que son como luces que brotan del Mediterráneo, y sus caras de rojo fantoche, mirando como extasiadas las fogatas.

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