Institec Justicialista, el auto de Perón

Por Mariano Di Bártolo

Si Perón lo viera…

En algunos días vuelve a ver la luz el “Justicialista” el auto que le mandaron desde Córdoba

En tiempo como los que corren en la Argentina,  la verdad que da gusto contar estos temas. Mencionar al fundador de un partido político sin embalarse en frases que atropellen y recriminen. Sino todo lo contrario. Encontrar en esta circunstancia un momento especial que  refresque.

Sin olvidar por supuesto  la calamitosa inflación, el pobre nivel de “las chicas” y “chicos” que se candidatean para este año, etcétera.

La información “cruda” da cuenta que el próximo 26 de marzo se expondrá en el predio La Estación de  Avellaneda, Buenos Aires el auto  “Justicialista”. El mismísimo que salió de la Fábrica Militar de Aviones de la ciudad de Córdoba y fue entregado al por entonces presidente Juan Domingo Perón en 1953.

Haciendo un rápido recorrido histórico por aquellos tiempos,  la siderurgia, la industria metalmecánica y la naciente automotriz venían rotulando al centro de la Republica y poniéndolo en vidriera nacional e internacional.

Lógicamente hubo actores protagónicos que llevaron con ejecutividad cada uno de los proyectos para que dejaran de ser un opaco dibujo y se materializaran. Uno de ellos,  fue el brigadier mayor Juan Ignacio San Martín. Gobernador de Córdoba entre 1949 y 1951 y ministro nacional de Aeronáutica entre 1951 y 1955.

Aunque suene o lo sea con la firma del autor,  el auto “Justicialista”, fue una insignia que no solo llevó el líder político  sino que se atrevió a dejar de lado la fabricación tradicional de los vehículos (con chapas, por ejemplo) para darle paso a un material compuesto. El plástico reforzado con fibra de vidrio que tan solo la Chevrolet en los Estados Unidos, se había animado a usar en su modelo Corvette.

Dotado con un motor Porsche de 1.500 centímetros cúbicos, refrigerado con agua  y una carrocería que no superaba los 90 kilos el vehículo se perfilaba como una alternativa con gusto a desafío.

“Los motores habían llegado para ser utilizados en generadores eléctricos. Pero luego se cambió de planes y se empezó a trabajar en un proyecto para un automóvil con una carrocería liviana”, señala el arquitecto Juan Ignacio San Martín nieto del ex gobernador de Córdoba y precursor de la Fábrica Militar de Aviones. “Se quería experimentar con este material compuesto por el temor a una tercera guerra mundial y la experiencia que ya habían tenido con la falta de materia prima. Mi abuelo había atravesado esta situación con la fabricación de aviones y la indefectible posibilidad de tener que acudir a la madera”, continua diciendo.

Buscando otras alternativas un especialista viajó al país del norte y advirtió que ese  material inexplorado podía ser una alternativa. Tras largas jornadas de trabajo, la mezcla de resinas y lana de vidrio fue tomando forma en  el laboratorio del complejo ubicado en  la Avenida Fuerza Aérea de la ciudad de  Córdoba.

“Ese auto que se expondrá a partir del 26 es un orgullo porque forma parte de uno de los diez de preserie, es decir prototipos que se fabricaron. El definitivo tuvo algunas modificaciones de allí su gran valor. Tiene un sistema de techo que se llamaba Quita y Pon, también de plástico duro que se  colocaba y se podía sacar”,  indica el arquitecto.

Con el paso de los años, “Revolución Libertadora” de 1955  de por medio se le perdió el rastro al auto. Hasta que se empezó a organizar el museo de la Casa Rosada. Nadie había tenido en cuenta (o si) que entre los enceres en desuso estaba ese emblema de la industria automotriz hecha por I.A.M.E. (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado).

“La idea no es restáuralo. Está bien conservado a pesar de sus 70 años. Precisamente es ponerlo en valor con su actual estado. Todo esto es gracias al trabajo de los amigos del Club I.A.M.E. que se viene dedicando a recuperar todos los vehículos fabricados allí; los  Rastrojero,  los Tractores Pampa entre otros. Una vez por año hacen esta exposición y por primera vez se lo volverá a ver después de su hallazgo. Lo mostraran junto a un auto V8 que es propiedad de un coleccionista de Buenos Aires y que fue diseñado exclusivamente por el ingeniero Ambrosio Taravella” (nombre que lleva el Aeropuerto Internacional de Córdoba), agrega San Martín.

La fibra de vidrio del auto “Justicialista” ha permitido que tolere el paso de las décadas en el abandono y olvido. Su composición química no es apta para el ingreso de herrumbre. Hay vehículos que se han rescatado “semi enterrados”.

Relata  San Martín con su experiencia y años de trabajar en la investigación de lo producido en la Fábrica Militar de Aviones, que muchas veces cuando describe los proyectos que allí surgían y con cerebros argentinos y cordobeses en oportunidades la gente queda sorprendida por desarrollo que en ese lugar se gestaba y se ponía en marcha. 

Ni los años ni las ideologías más radicalizadas,  o pendulares podrán dejar de hacer lucir la inteligencia y la fuerza honesta  de las personas. Por más nombres populistas que lleve en el lomo del libro que se lea.

Las versiones

Según el libro Un siglo de autos argentinos, de Gustavo Feder:

Institec Justicialista Sedan: de 4 puertas, 4,29 m de largo, motores 2T de 690 cc y 800 cc (36 HP). Hasta 1955, se fabricaron 178 unidades.

Chatita Institec: pickup, con caja de madera y 500 kg de carga. Se fabricó hasta 1957 y se produjeron 2659 unidades.

Furgón Institec: Capacidad de carga de 500 kg; se construyeron 726 hasta 1956.

Justicialista Sport: deportivo con carrocería de fiberglass y motor Porsche 4 cilindros bóxer de 1488 cc; ganó el Gran Premio a la Elegancia en el Salón de Nueva York. Producción artesanal: 4 en 1953; 28 en 1954 y 135 en 1955.

Prototipo Sport Especial: nunca se fabricó en serie.

Prototipos con motor V8: se presentaron en abril de 1954. Uno tenía carrocería tipo barchetta; el otro era una coupé Gran Turismo 2 plazas.