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Schiaretti calcula y sube su nivel anti-K

POLÍTICA 11/10/2021 Yanina Soria*
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Después de leer los resultados del 12 de septiembre en Córdoba y en el país, el gobernador Juan Schiaretti interpretó el momento político que se abría, calculó y decidió mover. Deliberadamente, buscó plantarse como opositor al gobierno Nacional.

Este segundo tiempo de campaña lo encuentra corrido del estilo que siempre mostró: el de un gobernador moderado y que de política habla poco. Sin embargo, Schiaretti va elevando el tono de sus discursos en contra de la gestión y el modelo del Frente de Todos y plantando, a través de sus principales delegados, la idea de que el peronismo cordobés nunca tuvo ni tendrá nada que ver con el kirchnerismo.

Allá, muy lejos, quedaron las conversaciones que sí existieron (porque así lo admitieron desde ambos lados) entre Hacemos por Córdoba y el Frente de Todos para intentar calzar la unidad en la provincia.

 
Ahora, “somos el agua y el aceite” repiten los schiarettistas con un libreto de campaña que basa sus principales propuestas en medidas y posiciones políticas antagónicas a las que promueve el oficialismo nacional.

En el Panal creen que, políticamente, los beneficia que referentes como el senador Carlos Caserio suba la figura de Schiaretti al centro del ring; mientras más se lo critica, más anti K lo hacen, dicen.

En definitiva, la puja electoral entre el schiarettismo y Juntos por el Cambio pasa hoy por establecer cuál fuerza política se identifica como la más opositora al Gobierno. En esa línea trabajan.

Por eso, el gobernador dejó el lugar de prescindencia y salió a criticar, con nombre y apellido, al kirchnerismo.

Astuto, con ese cambio de perfil, Schiaretti no sólo olfateó la posibilidad de sacar tajada electoral para las legislativas, sino también algún rédito de posicionamiento nacional. Es el único gobernador PJ que nunca cerró con el presidente Alberto Fernández y que, además, lo enfrentará en las urnas tras derrotarlo en las PASO.

En el Centro Cívico creen que los problemas del Frente de Todos se agudizarán después del 14 de noviembre y que Schiaretti puede sobresalir del pelotón de dirigentes opositores en el tablero nacional.

Ayer, el titular del Ejecutivo cordobés inauguró junto al intendente Martín Llaryo el nuevo Hospital “Eva Perón”, ubicado en la zona suroeste de la ciudad Capital.

En su discurso, el mandamás de Hacemos por Córdoba tuvo un párrafo en el que, con un tiro por elevación, aludió al kirchnerismo.

“Les pido que sigamos juntos, que nos sigan acompañando. Que miren siempre a la hora de ver a quienes acompañan, que miren quienes son los que sólo hablan y cuando les toca hacer, hacen muy poco o no hacen nada. Porque hablar puede hablar cualquiera, hacer sólo hacen aquellos que tienen voluntad de trabajo, un inmenso amor por su tierra, un inmenso amor por su gente y una voluntad de que llegue la justicia social. Les pido que sigamos juntos, que sigamos haciendo oír nuestra voz allá, en Buenos Aires, que sigamos defendiendo lo nuestro”, dijo.

Esas palabras deben ser entendidas e interpretadas en el contexto de un dirigente que -como se dijo más arriba- prefiere la mesura a la opinión y que, generalmente, esquiva a los temas que sobre los no quiere hablar. Vale decir, por cierto, que en Córdoba el mandatario no tiene incorporado como un ejercicio de rutina, por ejemplo, hablar y responderle a la prensa. Comunica lo que quiere cuando le conviene.

Lo cierto es que ayer, en ese mismo acto, Schiaretti insistió con que Hacemos por Córdoba “no pelea, no responde agresiones, ni quiere profundizar la grieta”. Sin embargo, en el fondo, la estrategia del peronismo provincial es provocar una reacción del Frente de Todos que los empuje a la vereda contraria y despeje el manto de dudas que, a su vez busca instalar Juntos por el Cambio, respecto a que el schiarettismo y el kirchnerismo son una misma cosa.

*Para Diario Alfil

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