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ALBERTO ES MÁS NICOLINO LOCCHE QUE MIKE TYSON

El Presidente no teme subir al ring. Tiene con qué hacerlo, y se despega del recelo de sus antecesores. La entrevista concedida a Luis Majul es una muestra de cuan duro es el hueso que algunos pretenden roer

EDITORIAL 26/12/2019 Isaías ABRUTZKY / Especial para Diario Córdoba
majul fernandez

Isaías ABRUTZKY / Especial para Diario Córdoba 

En la Argentina, el ejercicio de la oposición consiste en rechazar de plano toda propuesta del gobierno, y procurar su colapso para intentar retomar nueva y prontamente el poder. 

No ocurrió tanto así con la administración Cambiemos, que consiguió el apoyo legislativo para medidas tan discutibles como pagarle de una y sin chistar los quince mil millones de dólares que reclamaban los fondos buitres, y otras leyes cuestionables.

El macrismo saliente prometió ser una oposición responsable, pero el primer proyeto de ley enviado por el actual oficialismo fue rechazado de plano por sus diputados. Tanto que ni siquiera aceptaron discutirla, e intentaron frenarla boicoteando el quorum para que la Camara no pudiera sesionar. 

Desde los medios, las críticas a las medidas que comenzó a impulsar el nuevo gobierno poco decayeron de aquel tono con el que se acusaba al kirchnerismo y a sus funcionarios de todo lo que pudiera acusarse, y más. 

Uno de los periodistas que se encuentra al tope del rechazo visceral a Cristina Kirchner, y que ahora tiene que adaptar su mala leche a Aníbal Fernández, es Luis Majul. Cristina no tenía humor para soportar los embates guiados por la mala fe, y -para no hacer distingos- no concedio reportajes a la cáfila de quienes intentaban hacer una tribuna política de una entrevista, y se privó también de ofrecer esa modalidad al campo propio. Hubo excepciones, sí. Luis Novaresio, de un lado y Hernán Brienza del otro. 

Hay anécdotas de esa época. En ocasión de una conferencia de prensa de Cristina, en Estados Unidos, sus enemigos enviaron a un grupo de su sector para lanzar las más ácidas críticas a su administración. En otra, esta vez en la Argentina, un periodista de Clarín, instaló por unos minutos su propia tribuna para lanzar denuestos a diestra y siniestra. 

Para un periodista, si lo es de verdad, es legítimo que, enfrentado a un mandatario, le haga conocer inquitudes de terceros y propias respecto a la marcha del gobierno, pero no debería bajo ningún aspecto dejar de lado el objetivo de una entrevista o conferencia de prensa, que es interrogar, y pasar a tomar el papel de, por ejemplo, un legislador discutiendo en el recinto. Lamentablemente eso es lo que ocurre.  

Vale la pena ejemplificar con un reportaje realizado al entonces ya ex ministro Axel Kicillof -22 de septiembre de 2016- por Nelson Castro, feroz enemigo del kirchnerismo, famoso, entre otras cosas por haberle diagnosticado a Cristina el síndrome de Hubris, un trastorno psiquiátrico adquirido que afecta a personas que ejercen el poder en cualquiera de sus formas, desconocido por el público argentino hasta ese momento. 

Castro, en aquella oportunidad, saltó a la yugular del actual gobernador de la provincia de Buenos Aires sin fintas previas:
“¿Usted es consciente de que estamos viviendo un ajuste que es producto de lo que fue su mala gestión al frente del Ministerio de Economía?”. 

Macri fue muy cerrado en el tema que nos ocupa, y entrevistarlo quedó fuera del alcance de periodistas de medios no afines a su gestión. Fernández, por su carácter y tal vez porque los tiempos lo imponen, atiende a todos. Y así pudimos tener una larga entrevista con el mencionado Majul, en el programa La Cornisa, que conduce. 

En aquel encuentro entre Castro y Kicillof, el economista se defendió como pudo, pero evidentemente se mostró pasivo, limitándose a aguantar los palos y responder sin energía. Qué lindo hubiera sido que quien estuviera en su lugar fuera Guillermo Moreno, por ejemplo. Sin duda todo habría sido muy distinto. Al margen vale aclarar que desde entonces Kicillof avanzo diez, o cien casilleros, en este tipo de compromisos, y hoy no es un gallo fácil de picotear. 

Fernández, con muchos más años de política y de calle que el académico (también lo es, pero no lo corren a ponchazos en ningún terreno) puso al entrevistador en su lugar. Y sin golpearlo. Fue un duelo con reminiscencias del que -en otro ring muy distinto, y hace mucho- protagonizó Nicolino Locche cuando se quedó con la corona de Joshio Shirai. El japonés no salió tan estropeado por los golpes como por la frustración de tirar y tirar manos que no llegaban a su oponente. Pero Fernández no ejerce sus habilidades contra las cuerdas, como el gran Nicolino: ocupa el centro del ring.    

Majul pretendió acusarlo de que no se producía la reactivación, y Fernández, con infinita paciencia, le respondió “Luis, hace diez días que soy presidente”. En fin, es útil que quien no haya visto esa larguísima entrevista, lo haga, porque es muy ilustrativa. 

Pero vale la pena consignar algunos hechos ocurridos durante el primer mes en que Fernández se sentó en el sillón de Rivadavia. Revisemos algunas publicaciones:

Ámbito 24/12: “ADRs argentinos cerraron con subas generalizadas: en el mes ganan hasta 47%”
Diario de Cuyo 24/12: “Las tasas de interés de los plazos fijos perforaron el 40%
Los rendimientos retrocedieron al 39,35% anual para depósitos a 30 días de plazo, según el promedio en bancos privados que difunde diariamente la autoridad monetaria”. 
Ámbito 24/12: Riesgo País: 3/12: 2.400; 23/12: 1.851 

Son unas cuantas noticias. Nada mal para comenzar ¿eh? 

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