La nueva narrativa de Martín Llaryora

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El gobernador Martín Llaryora se propone revertir dos conceptos que pesan sobre su espalda y la del cordobesismo: que Córdoba es una provincia cara y que su administración forma parte de un continuum de 25 años en el poder de un mismo signo político, punto que obsesiona a una oposición que lo compara con la Formosa de Gildo Insfrán.

Sobre el primer eje, las señales fueron claras y apuntan a derribar ese mote que en la era libertaria se explica bajo el concepto de “degenerados fiscales”. A la rebaja impositiva que tendrá un impacto de U$S 600 millones para el Tesoro provincial, se sumaron fotos con dos pesos pesados de los negocios del país: Mercado Libre, de Marcos Galperin, y Aeropuertos 2000, una unidad de negocios de la familia de Eduardo Eurnekian.
 
Llaryora necesita mostrar que la confianza en el Modelo Córdoba sigue vigente y que lo validan, incluso, los amigos del campeón, Javier Milei.
El segundo eje es un poco más complicado. ¿Cómo puede separarse de una historia política exitosa sin negarla del todo? La oposición le dirá, con razón, que fue parte activa cuando ocupó la vicegobernación o antes el poderoso Ministerio de Industria. O cuando representó al PJ en la Cámara de Diputados. Destacará lo negativo de una escudería antigua que hizo cosas buenas, pero también malas. Lo hará en un contexto donde todavía no se sabe si el electorado aplica el concepto de "casta" sólo en el orden nacional y cuando tiene al kirchnerismo como principal fuerza retadora.
La nueva narrativa de Martín Llaryora
La narrativa que empezará a urdir Llaryora desde ahora es que la ciudadanía debe valorarlo por lo que hizo en estos tres años, o un poco más si la fecha electoral se corre conforme a las circunstancias que imperen. Ya puntea el mensaje de fin de año que difundirá en un video grabado para toda la ciudadanía.
 
Fuentes del Panal, como se conoce al Centro Cívico provincial, anticiparon a Letra P que será un repaso de todo lo hecho, ponderado por el contexto complejo.

 
Si bien Llaryora dijo en campaña que el modelo de Milei estaba acabado, ahora cultiva un nuevo perfil para ir a tono con el signo de los tiempos. No se toma como algo personal la derrota con Juan Schiaretti a la cabeza de la lista y cree que hay campo fértil, todavía.

En las usinas estadísticas de Llaryora efectivamente afirman que la gente está mal y bancó al Presidente el 26 de octubre para no transitar el país del caos. En ese contexto, cruzan dos datos de imagen.

La encuesta postelectoral sobre la mesa
La imagen positiva de Milei no creció más de dos puntos después de la ronda del 26 de octubre y Llaryora sigue estable en los sondeos propios y en los ajenos.

Según la última encuesta de CB Consultora, de Cristian Butié, a la que Letra P accedió de manera exclusiva, el gobernador se mantiene en una imagen positiva del 55,1% y una negativa de 41,4%. El sondeo se hizo del 1 al 3 de noviembre, con 875 casos. Llaryora perdió 1,6 puntos en comparación con el último informe de septiembre.

Con estos números, los adláteres de Llaryora insisten con que la gente no castigó a Llaryora o al intendente Daniel Passerini y votó en octubre con el filtro nacional. “Tenemos que mostrar que el gobierno de Córdoba sigue haciendo”, insisten con la receta que garantizó triunfos locales después de bochazos nacionales en elecciones de medio término.

El gabinete de Córdoba
Si la gente no castigó a Llaryora y a su gestión cuando votó a Milei, ¿habrá cambios en su equipo de gobierno?. Después del 26-O, altas fuentes del Panal afirmaban que esa posibilidad era concreta. Sonaban todas las alquimias posibles.

Manuel Calvo, el ministro de Gobierno, aparecía en todos los casilleros. El poderoso funcionario dejó trascender su malestar y la versión de que estaba firme en su silla. En ese quirófano a cielo abierto apuntaban a una guerra fría con Miguel Siciliano, que tuvo su campaña a todo trapo, pero más que la banca en la Cámara de Diputados esperaba un llamado de Llaryora para ocupar un despacho en la casa de gobierno.

Este fin de semana, esas mismas fuentes -que tocaban las fibras sensibles de todas las personas interesadas en los movimientos de poder- afirmaban que no habría cambios fuertes. Incluso, en aquellos que siempre asoman con candidatos a ser echados. Por ejemplo, Pedro Dellarossa, el ministro de Producción.

“Pedro dejará el puesto si quiere ser candidato a intendente en Marcos Juárez”, comentaron a este portal. En septiembre próximo, la ciudad ubicada en el corazón de la pampa gringa definirá la sucesión de Sara Majorel.

También quedarían firmes en sus puestos Juan Pablo Quinteros (Seguridad), Walter Ferreyra (Educación) y Ricardo Pickeinsteiner (Salud). Todos tendrán un reconocimiento por sus tareas en el mensaje navideño. “Llaryora estuvo trabajando mano a mano con ellos los objetivos y proyectos de trabajo para el año que viene”, soplan. Tiempos de paz y amor.

La bajada de línea antes de las fiestas
Lo que sí habrá son reuniones por ministerio con Llaryora a la cabeza. El gobernador convocará al responsable de la cartera y a todos los cuadros técnicos, que son los que efectivamente deben moverse para que todo funcione.

“Habrá ajustes fuertes en la gestión”. Con esa frase, una voz influyente del Panal deja claro que para el cordobesismo esa es la única receta del poder. En el Congreso, el trabajo será distinto. Confían que Provincias Unidas debutará con 20 integrantes en la Cámara de Diputados y con la voluntad de poner en práctica lo que vienen conversando con el ministro del Interior, Diego Santilli.

Hay voluntad de apoyar el Presupuesto, pero sobre todo de recuperar una porción de lo que el propio Milei les habría reconocido como parte del esfuerzo para ayudar con el ajuste. Si la obsesión por la gestión será tan evidente para los gobernadores, no sólo para Llaryora, ahí puede haber una llave. O un muro.

También habrá política. La bancada cordobesista está en conversaciones con el jefe del bloque de La Libertad Avanza en la cámara baja, Gabriel Bornoroni, por el tratamiento del Presupuesto que se discutirá en diciembre. Más allá de velar porque figuren los reclamos de las provincias, analizan pedirle reciprocidad para la aprobación del Presupuesto provincial de los legisladores que se dicen mileístas u orbitan en las fuerzas del cielo.

La oposición que responde a Luis Juez y Rodrigo de Loredo mantiene una postura crítica en la Legislatura, pese al alivio tributario que anunció el gobernador. Corrieron la mira hacia el gasto y no está claro si apoyarán. La tropa juecista ya avisó que no, mientras que la boinablanca gana tiempo alegando debate interno. ¿Bornoroni logrará mover influencias al menos entre quienes ya define como integrantes de su mesa chica, entre otros, la escudería del senador?

Diciembre promete.

*Sobre una nota de Yanina Passero para Letra P

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