Empresarios bajan expectativas y miran a 2026: consumo débil, industria frágil y salarios en retroceso Por Ámbito

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • La economía argentina muestra señales mixtas: sin reactivación clara, el sector privado ya traslada expectativas a 2026.
  • El consumo sigue débil, especialmente en servicios y alimentos; junio fue un mes muy flojo.
  • La industria mejora levemente, pero desde una base baja y con caída interanual del 10% en lo que va del año.
  • La apertura de importaciones contuvo precios pero afectó a la producción local y el empleo.
  • Los salarios pierden contra la inflación: entre enero y mayo, la caída del poder adquisitivo fue del 5,5%.
  • El consumo deprimido impide trasladar aumentos de costos a precios, y limita riesgos inflacionarios.
  • Empresarios ven a 2025 como un año de transición, sin expectativas de recuperación fuerte.

La economía argentina transita una etapa marcada por señales mixtas. Si bien algunos indicadores muestran leves repuntes, el sector privado ya no espera que 2025 sea el año de la reactivación. Con un consumo que no repunta y una industria aún golpeada, empresarios de distintos rubros comienzan a trasladar sus expectativas hacia 2026 como punto de posible inflexión.

En el sector servicios, la frustración es evidente. “Esperábamos un repunte con los fines de semana largos de abril y mayo, pero no ocurrió”, comentó un empresario turístico bajo reserva. La sensación generalizada es que junio fue un mes “para el olvido”, tanto en gastronomía como en consumo masivo.

Desde el rubro alimenticio señalan que las ventas siguen flojas y la suba del dólar encarece costos que no pueden trasladarse a precios. “No hay margen para aumentar porque el consumo no responde”, afirmó un industrial, resignado ante una rentabilidad cada vez más ajustada.

Los datos avalan ese diagnóstico: según la CAME, las ventas minoristas cayeron 3,4% interanual en mayo y junio. El rebote de fin de 2024 se diluyó y, desde marzo, la actividad se enfría. La inflación, la incertidumbre cambiaria y la falta de recuperación del salario real traban cualquier intento de despegue.

La consultora PxQ detectó que, dentro del consumo, los bienes durables se recuperaron levemente, pero alimentos, bebidas y servicios —especialmente en CABA— siguen en caída.

Industria: leve suba con bases débiles

El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) mostró una mejora del 7,7% interanual en abril, pero el dato se explica por la baja base de comparación. Al mirar por sectores, la recuperación es dispar. La industria, en particular, aún no despega: la producción está por debajo de los niveles de diciembre y noviembre de 2023.

En los primeros cinco meses del año, la actividad industrial acumuló una caída del 10% interanual, con 14 de 16 sectores en retroceso. La apertura de importaciones contuvo precios pero golpeó la producción local y el empleo.

“Hay dos frentes: actividad y rentabilidad. Y en ambos, la situación es delicada”, advirtió Román Guajardo, de la Unión Industrial Región Rosario. Las tasas de financiamiento elevadas agravan el cuadro.

Salarios en baja y consumo sin reacción

El salario bruto promedio creció solo 0,2% en abril, muy por debajo de la inflación del 2,8%. La mediana salarial también perdió poder adquisitivo. Entre enero y mayo, la caída acumulada fue del 5,5%, según C-P Consultora.

“El salario como ancla para la inflación genera un efecto recesivo y regresivo”, sostuvo el economista Federico Pastrana. Para Guido Agostinelli, escritor y economista, el segundo semestre será aún más complejo: “El salario real empieza a bajar, y el consumo está muy deprimido. Sin demanda, no hay traslado de precios”, explicó.

Agostinelli no descarta que el Gobierno flexibilice las paritarias en un contexto electoral, pero advierte que la volatilidad cambiaria podría intensificarse. De todos modos, no espera un salto inflacionario importante por la falta de consumo que lo convalide.

Conclusión

La economía argentina no logra consolidar una recuperación sostenida. La industria muestra signos parciales de mejora, pero el consumo masivo, los servicios y los ingresos reales siguen deteriorándose. Para el empresariado, el 2025 transcurre como un año de transición, con la mirada puesta en 2026 como posible punto de partida de un nuevo ciclo económico.

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