El tiempo - Tutiempo.net

Siempre al borde del precipicio

MIRADAS 10/03/2023 Mariano Di Bártolo
cabalgata5dias

Mariano Por Mariano Di Bártolo

Breve crónica de un observador de las cosas gratas y de las otras desde la altura

Amanecí estos últimos días con esta imagen tomada por mí allá por el año 1997 en uno de los cruces a lomo de mula de la Cordillera de los Andes que hicimos  con el entrañable Walter Ayala. Recordé que nunca había estado tan cerca de ser tragado por la madre naturaleza.

Juventud, pasión por el oficio y por la radio hacían disimular lo que hoy veo como una postal casi temeraria.

Pienso que más de un argentino a su modo y con su imagen debe amanecer así. Con un vértigo inusitado y viéndose al borde del precipicio. La economía, Rosario y el país con sus bandas narcos, la inseguridad los que se van dejando un país en llamas y caen en aguas turbulentas. En fin.

 Pero por favor, les pido no “cambien” de nota. Porque así como estuve al borde del abismo cordillerano cerca de los cuatro mil metros de altura, les quiero decir que hubo alguien que me ayudo a salir de la situación. Sino como se explica que esté aquí?. Coloquemos el mínimo escenario personal en la gran escena nacional y si están “golosos” observemos el mundo también.

jar

En aquella ocasión, estábamos realizando uno de las últimas etapas de la travesía que conmemora la “Gesta del General José de San Martín”. Había sido un mes de enero y febrero normal en materia de temperaturas lo que había hecho que los “hielos eternos” nos prestaran su telón de fondo. Dicen los baqueanos (conocedores del lugar) que a las mulas no hay que subestimarlas y hasta obedecerlas si bajan sus orejas. La carga “genética” no falla. Detectan el peligro antes que el propio caballo y no son temperamentales como ellos. Son frías, calculadoras y apáticas. Pero en ese terreno saben que su terquedad y su fuerza dan resultados.

Tuve la mala suerte que por el hielo una de ellas decidiera no seguir la senda del resto y encontró con rapidez un grupo de compañeras que adhirieron a la medida. Estamos hablando que ya la Cordillera había puesto su mejor cara para nosotros. Pero al mismo tiempo, abrió sus fauces implacables.

Durante unos veinte minutos reloj que medidos con mi cuerpo fueron una eternidad, estuvimos detenidos allí, al borde del precipicio. La otra parte del contingente siguió lentamente avanzando en el “caminito” hacia el Cristo Redentor. Del otro lado, Chile.

jar

Todo se hacía llevadero hasta que en el medio del desafío entré a preguntarme que hacía allí? Los chicos, mi esposa, mi padre y las mulas “empacadas”. Aunque siempre estuvimos cuidados los imponderables ocurren, los sabemos. Fue hasta que un joven soldado (del que nunca supe el nombre) se apareció en el medio del atolladero montado en un “alazán” parecido al que le escribió Atahualpa Yupanqui. Cuyano de pocas palabras que  sin sacar sus pies de los estribos, enlazó el bozal de la mula y solo me dijo: Agárrese!!!”  Castigó a su animal que brioso ensayó un galope y puso a la segunda columna otra vez en movimiento. Mi mula se movió y con ella el resto. Lógicamente el precipicio siempre estuvo a metros. Al igual que Dios. Me tembló hasta el paladar! Pero el joven silencioso y de a caballo puso todo a funcionar otra vez, a pesar de la “profundidad”, que nos hubiera recibido en segundos.

Sigo sosteniendo que despierto con la imagen del soldado mendocino “desatornillándome” de ese lugar. Pero sigo sosteniendo que veo demasiado cerca el precipicio. Puesto en contexto nacional actual, el baqueano vendría a ser un o unos (sean mujeres u hombres) líderes que nos debería descongestionar de esta impúdica realidad cotidiana. El precipicio, sin dudas el lugar perfecto donde parece que  desde hace tiempo venimos “haciendo puntería” y con éxito.  La Argentina.

jar

Volvamos. La cabalgata concluyó, la transmisión radial fue un éxito. O al menos salió. No dejo hasta hoy de pensar en esos minutos de zozobra, en los riesgos, en la amistad del “Walter” en la familia y en el objetivo que a pesar de ser solo un coloso de ilusiones pude hacer realidad. Montar diez días seguidos, con todo lo que eso implica para un tipo de ciudad, por ejemplo y salir al aire por radio. Tomar la responsabilidad de embarcarme y embarcar a otros en una puesta sin ajustes previos en un marco geográfico adverso por donde se lo mire y unas cuantas cosas más.

jar

No debe haber peor precipicio que aquel no se deja “tapear”, “alambrar”. Por eso cada vez que recuerdo esa imagen que hoy comparto con todos ustedes, leo varios significados. El del  miedo, pero se siguió, el del  riesgo pero se superó y hasta el valor de  La Patria que sin querer cambio de rango para mí. Saber que el General San Martín tuvo centenares de abismos y precipicios en la política, en las batallas, en la vida misma y jamás claudicó en el más amplio de  sentido de la frase. Aquel momento fue superador. Hoy es madurez. Aunque los trazos con los que escribo no sean los mejores.

 Démonos otra oportunidad como ciudadanos, como Nación, como República. Nos la merecemos a pesar de todo!

jar

Últimas noticias
Lo más visto