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¿Quién gana (y quién pierde) con la caída del Gobierno de Draghi?

INTERNACIONALES 22/07/2022 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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La clase política contra el técnico Draghi
Draghi es considerado como un técnico y no ha sido bien visto por buena parte de la clase política italiana, en particular los populistas. Para entender cómo es posible que los populistas hayan echado a Draghi conviene, tras una semana de enorme tensión política, recordar un precedente: la enorme confusión que se vivió a finales del pasado enero. Entonces, los partidos políticos no se pusieron de acuerdo en un candidato para suceder al presidente de la República, cuando el predestinado parecía Mario Draghi. Al final tuvieron que reelegir nuevamente a Mattarella, quien había dicho por activa y por pasiva que él deseaba marcharse a su casa. En esa crisis se demostró una gran hipocresía en la clase política: Muchos parlamentarios decían que estaban con Draghi y a la hora de la verdad lo rechazaron, por considerarlo un 'técnico' con una personalidad demasiado fuerte como para tener que soportarlo durante siete años en el Palacio del Quirinal. Lo eliminaron con la justificación de que era mejor que estuviera en el Palacio Chigi, para afrontar la crisis económica y la pandemia. Pero desde entonces, sobre todo en los últimos meses los partidos populistas que no soportan al 'técnico' Draghi, aunque ha demostrado ser también un fino político, han hecho todo lo posible por echarlo.

La explicación más sencilla que se puede dar de ese enfrentamiento Draghi-populistas, que ha concluido con la caída de Draghi, es esta: el primer ministro aceptó el cargo en febrero del 2021 para conducir un Gobierno de unidad nacional con tres objetivos: pandemia, crisis económica y social. El pacto era: Draghi como técnico dirige la orquesta y el Gobierno ejecuta su partitura. En los últimos meses, al acercarse las elecciones (en marzo se acaba la legislatura de 5 años), los populistas (Movimiento 5 Estrellas y Liga en el Gobierno, y Fratelli d'Italia en la oposición), le han dicho a Draghi basta, ahora toca a la política dirigir la orquesta.

Draghi, tres méritos históricos
En el elenco de perdedores, en primer lugar está, por tanto, Mario Draghi, porque se ha visto obligado a dimitir al no contar con la mayoría, aunque en realidad en las dos votaciones decisivas del Senado ganó la moción de confianza. Los votos a favor fueron superiores a los contrarios, pero él considero que con la abstención del Movimiento 5 Estrellas, la Liga y Forza Italia, tres de los seis partidos que formaban el Gobierno de unidad nacional, dejaba de existir la mayoría. Su Gobierno ha durado 17 meses y 7 días, 5 menos que el de otro técnico, Mario Monti. A Draghi lo echan, pero deja el Gobierno manteniendo su prestigio internacional, como ha demostrado con su liderazgo en las reuniones de la UE y de la OTAN. Además, en Italia se le reconocen tres méritos históricos: la salida de la pandemia y del túnel de una parálisis económica que ha tenido a Italia durante dos décadas sin crecimiento económico, y el haber recuperado para Italia crédito internacional con su liderazgo.

Letta (PD) no pudo evitar la dimisión
Perdedor ha sido también Enrico Letta, el líder del Partido Democrático, porque ha luchado infatigablemente por recomponer la mayoría gubernamental, pero sin éxito. Ha sido el político más fiel a la línea de Mario Draghi. Durante meses ha intentado preparar una coalición que él llamaba «campo largo», en la que deseaba incluir al Movimiento 5 estrellas y otros partidos menores, con la intención de enfrentarse en las elecciones a la derecha con una cierta garantía de éxito. Letta ha perdido su apuesta, pero no por incapacidad propia, sino por la debilidad del liderazgo del abogado Giuseppe Conte, presidente del Movimiento 5 Estrellas.

Conte, un líder de los populistas irrelevante
El exprimer ministro, Giuseppe Conte, ha sido sin duda el gran perdedor de esta crisis, porque ha naufragado políticamente de una forma patética. Y con él pierde el populismo del Movimiento 5 Estrellas, en proceso de descomposición. Conte ha dado tumbos, intentando controlar el M5E, pero el caos y la confusión han sido cada día mayores. Él originó la crisis, y de ello se aprovecharon otros líderes de la derecha, en particular Matteo Salvini, para echarle las culpas de la caída de Draghi y del caos político que ha vivido Italia. Conte se ha dejado arrastrar por la parte más extremista y populista del Movimiento, que deseaba abandonar el Ejecutivo, con la esperanza de conquistar votos en la oposición al Gobierno Draghi. El abogado Conte fue designado primer ministro, sin presentarse a las elecciones, cuando el M5E ganó los comicios del 2018 con el 33 % de los votos. Hoy el Movimiento no llega al 10 % y podría sufrir alguna escisión más. Los extremistas, del M5E, quieren volver a sus orígenes, de partido antisistema, pero hoy son una fuerza política cada día más irrelevante.

Berlusconi, subalterno de Salvini
Entre los perdedores hay que situar también al anciano líder de Forza Italia (FI), Silvio Berlusconi, 85 años. Aparentemente ha ganado, porque ha sido la derecha la que ha logrado su objetivo de echar a Draghi. Pero Berlusconi en realidad se ha mostrado en esta crisis como un subalterno del líder de la Liga, Matteo Salvini. El líder de Forza Italia ha pretendido siempre mostrarse como un moderado, pero esta vez se ha inclinado por la línea extremista de Salvini. El líder de Forza Italia, con el 8 % en intención de voto, ha seguido jugando siempre un papel en la política italiana. Pero ahora es Matteo Salvini el que pretende apropiarse de la fuerza de esos votos. Se explica así que FI esté viviendo una gran tensión entre los dirigentes que eran partidarios de Draghi y que se oponen a ese control del partido por parte de Salvini. La decisión de Berlusconi, echándose en manos de Matteo Salvini, ha creado una crisis en FI. De momento, ya le han dado un portazo a Forza Italia, por considerar que ha perdido su esencia histórica, dos ministros con muy larga trayectoria en el partido, el de Asuntos Regionales, Mariastella Gelmini, y el de la Administración Pública, Renato Brunetta.

Pierde el centro
En la caída de Draghi son perdedores también los políticos del centro que apoyaban el Gobierno, entre ellos el exprimer ministro, Matteo Renzi, y el europarlamentario y líder de Azione, Carlo Calenda. Ahora pretenden presentarse juntos en las elecciones, quizás en coalición con el Partido Democrático, y ya anuncian que su programa será el mismo por el que ha luchado Mario Draghi. Ellos recogerán su herencia.

Salvini gana al lograr la caída de Draghi
Dos ganadores destacan en la crisis: Matteo Salvini, líder de la Liga, y Giorgia Meloni, presidenta de Fratelli d'Italia. Salvini ha hecho un doble juego en el Gobierno. Al final se quitó la careta. Ha buscado la caída del expresidente del BCE, porque lo ha visto como un gran obstáculo para su objetivo de conquistar el liderazgo de la derecha. Por eso ha actuado en los últimos meses con un pie dentro y otro fuera del Gobierno, queriendo aparecer como un político de lucha y de Gobierno. Pretendía así recuperar votos y consenso. En su apogeo político, como ministro del Interior, llegó a tener el 38 % en intención de voto, tras ganar las últimas elecciones europeas, con el 34 %. Hoy no llega al 15 %. Le ha superado ampliamente Giorgia Meloni. El líder de la Liga dio un ultimátum a Draghi, sabiendo que era inaceptable para el primer ministro: «O nuevo Gobierno sin el M5E, o elecciones». Sin citarlo, Draghi mostró en el discurso en el Senado del jueves su irritación contra Salvini, entre otros motivos por su apoyo a los taxistas, que han realizado huelgas y duras manifestaciones ante Palacio Chigi. Este fue el reproche que Draghi hizo a Salvini, que se ha opuesto a la reforma liberalizadora que introduce un decreto sobre la competencia o concurrencia: «Necesitamos un apoyo firme para la acción ejecutiva, no el apoyo para protestas no autorizadas y, a veces, violentas contra la mayoría del gobierno«. En definitiva, la pretensión de Salvini es hacerse con el liderazgo de la derecha y ser primer ministro, si la derecha gana las elecciones. Una regla no escrita en la derecha italiana indica que el primer ministro sería el líder del partido que obtenga más votos. Si así fuera, ese cargo le correspondería a Giorgia Meloni, pero Salvini espera imponer su candidatura, sumando los votos de la Liga y de Forza Italia.

Meloni logra su objetivo: elecciones inmediatas
Ganadora ha sido también Giorgia Meloni, líder de Fratelli d'Italia, el único partido importante en la oposición, lo que le ha favorecido mucho en las encuestas, hasta el punto de ser la primera fuerza política del país, con más del 22 % en intención de voto. Meloni ha hecho permanentemente una durísima oposición al Ejecutivo Draghi, calificándolo de forma habitual como un «Gobierno de incapaces». Meloni lleva muchos meses pidiendo elecciones generales. En realidad, las pide desde que en febrero de 2021 Draghi tomó posesión como primer ministro, por considerar que Italia no podía continuar con jefes de Gobierno que no habían tenido la legitimidad de las urnas. Aunque al tratarse de un régimen parlamentario, su legitimidad era absoluta. Meloni acusó el miércoles a Mario Draghi de pretender plenos poderes: «Draghi llega al Parlamento y de hecho exige plenos poderes, alegando que los italianos se lo pidieron -comentó Meloni-. Pero en democracia la voluntad popular se expresa sólo con el voto».

Salió al paso de esa interpretación Draghi en una breve réplica en el Senado, elevando la voz al referirse a la declaración de Meloni: «El apoyo que he visto en el país, me ha llevado a proponer un pacto de coalición y someterlo a su votación, ustedes deciden. No hay solicitud de plenos poderes«, dijo Draghi. La líder de Fratelli d'Italia, partido socio de Vox en Europa, tiene el objetivo de ganar las elecciones y ser la primera mujer jefa de Gobierno en Italia. Para acreditarse como líder fiable en las cancillerías occidentales, Meloni se ha posicionado claramente en una línea atlantista, en el campo de los países que condenan a Rusia por la invasión de Ucrania. Al mismo tiempo, no escatima continuos ataques contra la Unión Europea, aunque, en honor a la verdad, esos ataques no llegan a los niveles de la campaña electoral del 2018, con ataques a la moneda única y a Europa.

Pierde Italia y la clase política
Está por ver si la derecha gana las elecciones y el electorado no le pasa factura por haber defenestrado a Mario Draghi, cuando un 66 % de italianos pedían, según las encuestas, su continuidad y se oponían a elecciones anticipadas. Con ello, pierde Italia porque entra en una fase seguramente de inestabilidad política, con pérdida evidente del prestigio internacional que había reconquistado Draghi para el país.

La mayoría de los partidos han buscado sus propios intereses. Con la crisis y la caída de Draghi pierde también la clase política italiana en su conjunto, porque en su mayor parte, según coinciden los analistas, ha dado una muy pobre imagen , mostrando su inmadurez con un espectáculo indecente en el Parlamento.

 Fuente: ABC

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