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LA CONSIGNA PARECIERA SER “HAGAMOS EL MAYOR DAÑO POSIBLE”

En los Estados Unidos, los gobernantes cuyo mandato no puede ser renovado se ganan el mote de “pato rengo”, porque lo inexorable de su alejamiento del poder los lleva a perder peso político. Pero a cambio obtienen libertad para tomar decisiones que en otro momento afectarían su posición electoral. Macri parece estar asumiendo muy en serio ese papel

EDITORIAL 05/12/2019 Isaías ABRUTZKY / Especial para Diario Córdoba
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Los días faltantes para la asunción del nuevo gobierno transcurren con lentitud desesperante. No es así tanto por la ansiedad de los partidarios del retorno al poder de figuras emblemáticas de la administración kirchnerista -que sin duda existe en gran parte de la ciudadanía- sino porque quienes se van tratan desesperadamente de quedar aferrados al poder formal, sin atisbo de la mínima prudencia que se requiere en una instancia semejante. 

La jugada tendiente a extender la pertenencia de los funcionarios políticos nombrados por el macrismo, instalándonos en cargos de Directores Nacionales y otros de planta, de alto rango, con salarios principescos y cláusula que le haga al Estado sumamente gravoso removerlos, es de un descaro sin límites. Lo mismo puede decirse respecto del pase de la competencia en la gestión de los “arrepentidos” desde el Poder Ejecutivo al Poder Judicial, la emisión de deuda con los fondos de los jubilados, el intento (afortunadamente frustrado) de transferir el Puerto de Buenos Aires a la CABA, para afianzar en el poder a Horacio Rodríguez Larreta y permitirle además negocios inmobiliarios multimillonarios para sus desarrolladores amigos y asociados. 

Es difícil calificar sin recurrir a duras palabras condenatorias a la actitud de un gobierno cuyos legisladores aprobaron por unanimidad la Ley de Emergencia Alimentaria, y que a pesar de las sobradas muestras de que el hambre se sigue extendiendo, y de que ya existían las partidas presupuestarias para poner en ejecución el proyecto, se niega a reglamentarla, evitando de esa forma que se ponga en marcha. 

A todo esto se suma el brutal desalojo de la planta de Kimberly, llevado a cabo con inusitada violencia. Esta vez la responsabilidad está en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires y el operativo estuvo a cargo de la policía de esa jurisdicción. Habrá argumentos legales desde ambas partes, porque hubo la presentación de un procedimiento preventivo de crisis por parte de la empresa, cuya validez niegan los trabajadores. El allanamiento también se llevó a cabo sin las formalidades del caso. El accionar de la autoridad se enmarcó en las mismas tácticas usadas para intervenir en un bunker de drogas, y terminó con la detención de delegados de la fábrica y otros trabjadores. 

Aquí vale la pena detenerse, porque se repitieron en los últimos tiempos los cierres de instalaciones de empresas extranjeras. Para estas multinacionales, es moneda corriente trasladar sus centros fabriles, comerciales o administrativos de un país a otro, buscando los lugares de mayor conveniencia. Pero es imprescindible que en la radicación de empresas extranjeras se instrumenten los mecanismos para que no exista la liviandad de transitar con la operación a cuestas, dejando en total desprotección a decenas o cientos de familias. 

A todo esto, el gobierno saliente muestra pulcros modales en cuanto a las ceremonias de transición. Sus operadores de la prensa, sin embargo, pasado el primer impacto de la derrota electoral del todavía oficialismo, que los motivó a hacer girar sus cañones, volvieron a apuntar contra los ganadores del comicio, haciendo su blanco predilecto -como era de suponer- contra la futura vicepresidenta. 

La declaración de Cristina frente al tribunal que la juzga por la causa de las obras viales de Santa Cruz motivó ácidas críticas de estos operadores de la comunicación. La presunta actitud irrespetuosa de CFK frente a un tribunal que impidió que la audiencia fuera filmada y difundida en vivo, es uno de los argumentos más empleados. Pero hubo quien traspasó todos los limites del ridículo criticando el hecho de que la compañera de fórmula de Alberto Fernández usara de la palabra por más de tres horas, sin ir al baño. Para la Historia.

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