Con el FMI de visita, Milei enfrenta una deuda comercial de USD 60.000 millones que complica su estrategia cambiaria

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El Gobierno enfrenta una deuda flotante de casi USD 60.000 millones, en su mayoría con importadores y por dividendos retenidos.
  • Esta deuda se acumuló por restricciones cambiarias y falta de reservas en el BCRA.
  • La estrategia oficial fue postergar pagos para evitar una devaluación, lo que generó desequilibrios.
  • Los Bonos Bopreal buscaron aliviar la presión, pero su impacto ha sido limitado.
  • El sector privado alerta sobre daños a la relación con proveedores y pérdida de confianza.
  • La oposición critica al Gobierno por ocultar el verdadero nivel de deuda.
  • La situación complica la salida del cepo y el ingreso de inversiones, mientras el FMI sigue de cerca la evolución.

Mientras una misión del Fondo Monetario Internacional pisa suelo argentino, el Gobierno de Javier Milei se enfrenta a un desafío económico de fondo: una deuda flotante cercana a los 60.000 millones de dólares, compuesta por compromisos con importadores y empresas que buscan remitir dividendos al exterior. Este pasivo, heredado y profundizado en los últimos años, refleja el impacto de las restricciones cambiarias y la escasez de reservas en el Banco Central (BCRA).

Según datos oficiales y privados, la deuda comercial con importadores alcanzó un pico de casi USD 59.000 millones en marzo de 2024. Si bien se redujo levemente a USD 53.648 millones hacia abril de 2025 gracias a los Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (Bopreal), aún persisten unos USD 7.000 millones adicionales en dividendos retenidos, que completan el cuadro crítico.

La estrategia del Gobierno ha sido postergar el pago de estos compromisos para contener la presión sobre el tipo de cambio y evitar una devaluación abrupta, algo que reconocen incluso fuentes oficiales. Esta dinámica, sin embargo, ha acumulado tensiones y desequilibrios que ahora condicionan los planes del Ejecutivo para levantar el cepo cambiario.

Los Bopreal, emitidos para cancelar deudas comerciales previas al 12 de diciembre de 2023 y dividendos impagos, han tenido resultados dispares. Aunque la Serie 4 busca emitir hasta USD 3.000 millones, el stock total sigue siendo alto, y su impacto efectivo en el sistema monetario genera nuevas preocupaciones. PPI estimó que la colocación plena de esta serie podría contraer la base monetaria en $3,6 billones.

Críticas y efectos colaterales

Desde el sector privado, la UIA advierte sobre el daño a las relaciones con proveedores internacionales, especialmente para las pymes. Analistas como Santiago Bulat remarcan que esta deuda comercial ya duplica los niveles históricos, y el atraso en pagos podría afectar la reputación del país como plaza comercial.

A nivel político, la oposición critica la “contabilidad creativa” del oficialismo, acusando al Gobierno de subestimar los pasivos al no incluir adecuadamente los compromisos asumidos con los Bopreal. En paralelo, los analistas alertan que la demanda reprimida de dólares complica la normalización del comercio exterior y podría frenar la llegada de inversiones.

En este contexto, el Gobierno prioriza la acumulación de reservas antes que liberar el cepo o reconocer de forma plena esta deuda, una estrategia liderada por el ministro Luis Caputo y el titular del BCRA, Santiago Bausili. Pero la presión de los acreedores, el frente fiscal ajustado y la expectativa del FMI marcan un límite a esta política.

Con la lupa del Fondo y los mercados atentos, el desafío es claro: ordenar el frente externo sin detonar el equilibrio cambiario ni la frágil paz financiera. Por ahora, el camino está lejos de resolverse.

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