Argentina regresa al mercado financiero internacional con una emisión en pesos suscribible en dólares

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Argentina volvió al financiamiento externo tras 7 años con la emisión del bono BONTE TY30P, suscribible en dólares y pagadero en pesos.
  • Se captaron u$s 1.000 millones con una tasa nominal del 29,5%, superior a lo esperado.
  • El objetivo principal fue acumular reservas y cumplir con el FMI, no reducir el costo de deuda.
  • Analistas valoraron positivamente la operación, pero advierten que el éxito futuro dependerá de mayor estabilidad macroeconómica y política.
  • El contexto global complejo y la fragilidad interna siguen siendo desafíos clave.
  • La colocación es un paso inicial hacia la normalización del financiamiento, pero requiere sostener confianza y previsibilidad.

Después de siete años de ausencia, Argentina volvió a acceder al financiamiento externo con la colocación de un bono en pesos suscribible en dólares, por un monto equivalente a 1.000 millones de dólares. El instrumento, denominado BONTE TY30P y con vencimiento en 2030, fue emitido a una tasa nominal del 29,5%, cifra que superó las expectativas del mercado pero que analistas consideran coherente con el actual contexto macroeconómico y financiero.

El objetivo central del Gobierno no fue reducir el costo de endeudamiento, sino consolidar el acceso al crédito como herramienta para acumular reservas y cumplir metas con organismos internacionales como el FMI. La emisión también apunta a diversificar fuentes de financiamiento, dejando atrás la dependencia exclusiva del mercado local.

La medida fue bien recibida por analistas, aunque destacaron que el éxito de futuras colocaciones dependerá de una mayor estabilidad macroeconómica, avances en el plano político y mejoras en la percepción de riesgo. El riesgo país elevado, la inflación persistente y la incertidumbre cambiaria explican en parte la prima ofrecida.

Desde GMA Capital e Invecq coincidieron en que, si bien el retorno a los mercados es positivo, el desafío ahora es construir confianza y previsibilidad. La comparación con emisiones anteriores refleja un contexto global más exigente, con tasas internacionales altas y una economía estadounidense en alza que podría complicar el panorama para los países emergentes.

A nivel local, los expertos advierten que cualquier mejora en la valuación de los bonos exigirá señales firmes de sostenibilidad fiscal y política. Además, una caída en los precios de los commodities podría afectar la generación de divisas, agravando la presión sobre las reservas y el tipo de cambio.

En definitiva, la colocación del Bonte 2030 representa un primer paso importante hacia la normalización del financiamiento externo, pero no garantiza el acceso continuo ni barato al crédito. La senda recién comienza, y su consolidación dependerá de una estrategia económica sólida, una gestión prudente del endeudamiento y un entorno global más favorable.

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