
Cami Homs: “A mi novio, el Principito Sosa, lo encaré yo: le escribí ‘Si necesitás yerba...’ y le pasé mi número”
ESPECTÁCULO




Los que no la conocen... la conocen. Como mínimo, algo. No sabrán mucho de ella, pero seguro saben que Camila Cami Homes (29 años) fue la mujer de Rodrigo Rodri De Paul, que tuvo dos hijos con él volante de la Escaloneta (Francesca de 6, Bautista de 3) y que además dio mucho que hablar a partir de su participación en Bake Off Famosos (Telefe).
Allí, como sabrán, la pude conocer bien de cerca ya que compartimos programa. Perdió la final con Cande Molfese. Muchos saben, también, que fútbol y amor, para ella, por ahora van de la mano: su actual pareja es José El Principito Sosa, de Estudiantes de La Plata, El Pincha, bah.
Dicho esto, acá, en Mi Cielo, trataremos de conocerla un poco más. Aquí, los fragmentos más destacados de la charla:
Mariano: —¡Holaaaaaaaa!, ¿cómo te va Cami Homs?
Cami: —Me llegó el sobre...
Mariano: —¿Te llegó?
Cami: —De repente lo abrí y me encontré acá...
Mariano: —Pero qué bueno. ¿Querés que te explique dónde estás, a ver si te da curiosidad?
Cami: —Dale, sí...
Mariano: —Estás en “Mi Cielo”, que es como si fuera un viaje espiritual. Como si fueses a hacer la verificación técnica del auto para seguir usándolo. En vez de la VTV, acá hacemos la VTA, Verificación Técnica Asistencial del Alma.
Cami: —¿Y eso cómo sería?
Mariano: —Como una sala de espera celestial.
Cami: —Ok, perfecto.
Mariano: —O también podés tomarlo como un upgrade asistencial. Vamos a ver cómo está tu camino al cielo. A ver tu ficha, Camila, acá está: en tu emprendimiento en Udine, Italia, vendiste 127 tortas. Tus hijos pasearon 295 veces en cochecito. Escuchaste 2894 canciones de cumbia. Y viste 177.000 películas románticas.
Cami: —¿Está verificado?
Mariano: —Totalmente. Seguimos: ¿sueño frustrado de la infancia?
Cami: —¿Sueño frustrado de mi infancia? ¡Hacer equitación!
Mariano: —Perfecto. Cuando bajes, lo cumplís, vas a ser una amazona. ¿Alguna cosita que quisieras borrar de tu currículum?
Cami: —¿Qué, y se borra automáticamente?
Mariano: —Sólo para vos.
Cami: —No, nada, porque no me arrepiento de nada de lo que hice en mi vida.
Mariano: —Excelente. Muy bien. Dejemos el currículum. Vamos al ping-pong: ¿tiempo feliz?
Cami: —Satisfecha.
Mariano: —¿Momentos con familia?
Cami: —(Piensa) Satisfecha.
Mariano: —¿Viajes?
Cami: —Me falta todavía.
Mariano: —¿Ah, sí? Pensé que ibas a decir “recontra satisfecha”...
Cami: —Amo viajar y tengo muchos viajes.
Mariano: —Bien, ¿y cómo viviste el amor?
Cami: —(Duda) Satisfecha...
Mariano: —Pero lo diste todo...
Cami: —Todo. ¡Siempre lo doy todo!
Mariano: —¿Realización profesional?
Cami: —(Piensa) Satisfecha, pero en proceso.
Mariano: —O sea, quedan cosas por cumplir...
Cami: —Quedan, quedan cosas.
Mariano: —Bueno, acá te vamos a ayudar. ¿Sexo?
Cami: —(Sin dudar) Muy satisfecha.
Mariano: —¿Logros personales?
Cami: —También, satisfecha, pero siento que puedo dar más.
Mariano: —Perfecto. Para el día que realmente entrés al cielo -todavía falta un montón, recordá que esta es apenas la verificación-, ¿con qué tema te gustaría entrar? Como en los casamientos, ¿viste que uno elige un tema...?
Cami: —Me gustan mucho los de Adele. ¿Con cuál me identificás?
Mariano: —Y de Adele... “Rolling in the Deep” tiene una letra muy vos...
Cami: —¡Sí, sí, me encanta esa! Me hace acordar mucho a mis 15.
Mariano: —Okay, y una vez que entres vos podés acceder al on demand del minuto a minuto desde que se creó el universo. Vas a poder poner play para volverlo a vivir desde adentro. ¿Qué te gustaría volver a vivir? A sentir con olores, con tacto, con voces, tal cual lo sentiste y lo añorás...
Cami: —El nacimiento de mis hijos...
Mariano: —¿Te gustaría verte pariendo de vuelta? ¿O vos parada viendo a Camila pariendo?
Cami: —Me encanta revivir el momento que me apoyan a cada uno y ves esa carita todo sucia, porque está recién salido de tu panza. Escuchar el primer llanto, ¡esa conexión es mágica! Los hombres, la verdad, no sé si lo van a poder sentir en algún momento de sus vidas. Yo creo que no, porque esa conexión madre-hijo solo la viven las madres... Por algo los tenemos en el vientre durante nueve meses. Así que esos dos momentos que tuve con mis hijos -los partos de Francesca y el de Bauti- fueron lo mejor que me pasó en la vida.
Mariano: —Con respecto a tu propia historia familiar, ¿te gustaría conocer, rever en cámara lenta algún episodio en especial? Recordá que vas a poder apretar play y ver y saber todo lo que pasó...
Cami: —Quizás la separación de mis padres. Como me pasó a mí con mis hijos, en esas crisis uno trata de que ellos no sufran y a veces te ocultan todo o casi todo. Yo era chica cuando se separaron, entonces me gustaría entender un poco a mi mamá cuando se separó. Saber un poco más de todo eso.
Mariano: —O sea, estarías ahí en la charla de tu viejo explicándole a tu mamá los por qué de esa separación...
Cami: —Sí, hoy, al margen de que se lleven bien, la recontra puedo entender más a mi mamá. Y en cuanto a mi papá, saber “Hice esto por tal o cual motivo”. Y también poder decirle a mi mamá, que sé que sufrió: de chica no podría haber hecho nada, pero hoy, de grande, decirle “Yo también lo viví”, ¿entendés?
Mariano: —¿Sentís que te quedaste enojada por crecer con padres separados?
Cami: —Enojada no, pero como aislada de lo que pasó, ¿entendés?
Mariano: —Totalmente. ¿Y qué otra duda te gustaría sacarte de tu vida personal?
Cami: —Quizás saber qué pensaba al principio mi novio cuando yo le empecé a escribir, porque lo encaré yo.
Mariano: —¿Vos encaraste al Príncipe Sosa?
Cami: —Sí, a full.
Mariano: —A ver, ¿cómo fue eso?
Cami: —Me lo crucé en el hall de mi edificio y automáticamente le mandé un mensajito por Instagram. Le puse: “Si necesitás yerba... y el número de mi departamento”.
Mariano: —(Incrédulo) ¡¿Dale?!
Cami: —¡Te lo juro! Y en ese momento me dije: “Qué estará pensando este flaco de mí”, ¿entendés? Sus pensamientos, todo. Saber si le parezco una densa. Si se muere por estar conmigo. Qué le está pasando por su cabeza...
Mariano: —Claro, querés ver la secuencia entera. Cuando el Príncipe César leyó el mensaje de la yerba y dijo “¡Semejante diosa!“ Difícil de manejar, seguramente -y vos lo sabés- porque en el ambiente del fútbol estas cosas hay que manejarlas con mucha cautela. ¡Porque encima vos eras la esposa de un jugador de fútbol, también!
Cami: —Sí, a él le costó un montón.
Mariano: —¿Porque le costó un montón?
Cami: —Por el “¡qué dirán!”. Porque el fútbol es muy pequeño...
Mariano: Y tiene códigos muy particulares...
Cami: —Claro, y él es una persona con muchos códigos; le costaba mucho asimilar eso.
Mariano: —Y de pronto llegás vos y le hiciste romper todos los prejuicios...
Cami: —Pero llegó un día en que le di un ultimátum. Le dije: “Mirá, si vos no querés avanzar, ok, lo dejamos acá. Pero basta con esta indefinición. Yo quiero poner primer a fondo”. Te juro: yo estaba segurísima, ¿entendés?
Mariano: —Ah, vos estabas enamoradísima. Flechada.
Cami: —¡Reeeee! Segurísima. Fue como un amor a primera vista.
Mariano: —El encima es buen chico, tranquilo.
Cami: —¡Reeeee! Tenía todo. ¡Bah, tiene todo!
Mariano: —Así que le pusiste un ultimátum y...
Cami: —Y ahí arrancó. Ahí sí puso primera.
Mariano: —Otro tema: ¿qué pregunta nunca te animaste a hacer y ahora sí harías?
Cami: —¿Por qué la gente en su momento me ha juzgado tanto sin conocerme?
Mariano: —¿Ya está sanado eso?
Cami: —Sí, recontra sí.
Mariano: —Te lo ganaste esa, eh. La hiciste solita esa vuelta de campana, ¿no?
Cami: —Sí, fue un momento en que yo estaba re-vulnerable. ¡Y en vez de apoyarme me atacaban, me juzgaban! Decían cosas de mí que yo pensaba: ¿y vos, de dónde me conocés para estar diciendo esto?
Mariano: —Hasta que lográs revertirlo apareciendo en Bake Off. Sabia decisión esa...
Cami: —Eso te quería decir: a partir de Bake Off la gente me empezó a conocer un poco más. Y mi familia, mis amigos, me dicen: " Cami, ese programa te muestra tal cual sos. La gente tenía que conocerte así“.
Mariano: —¿Qué te decían: aprovechadora, tonta...?
Cami: —Todo eso y mucho más. Que era una mentirosa, que no servía para nada, que yo tenía todo gracias a alguien, cosas así.
Mariano: —¿Lloraste mucho?
Cami: —Sabés que no. Por mis hijos; porque no quería que vieran triste a mamá.
Mariano: —¡Pero cómo la revertiste, eh! ¡Tenés una garra!
Cami: —Sí, ¡hoy en día estoy re-feliz! Y hasta agradezco lo que me pasó.
Mariano: —¿Ya no duele?
Cami: —No, hoy no, al contrario, es aprendizaje puro. Y siento que hoy mi vida como que está mejor.
Mariano: —Okay, si todo va bien y tu camino sigue así de luminoso, finalmente vas a entrar al cielo. ¿Cómo te presentás?
Cami: —Soy Camila. Abajo (en la tierra) fui una mujer muy feliz. Me fui plena, amada. Amé y estoy entregada para ser feliz también acá. Puedo dormir tranquila porque los que están abajo también están siendo felices.
Mariano: —Hermoso. Ahora imaginá que vas a poder sacarle un dolor a alguien que conozcas; un dolor profundo que tiene atravesado esa persona, ¿a quién elegirías?
Cami: —Pregunta difícil, esta... No siento que alguien en mi vida esté como totalmente mal...
Mariano: —No, mal no. Alguien que está cruzada por un dolor que le quedó a un familiar, un amigo, los nenes...
Cami: —Bueno, sí, capaz que a mis hijos por la separación de sus papás. Por ejemplo, en los actos del cole -lo que sea-, están todos los niños con su mamá y su papá... -se va quebrando hacia las lágrimas- y en su caso siempre es mamá la que está. No digo que el padre no sea presente; al contrario, está re-presente. Pero por cosas circunstanciales la que siempre puede estar soy yo sola. Y a veces los chicos me han preguntado. Y, nada... es duro.
Mariano: —Para ir terminando este regalo celestial, Cami. Imaginá que cuando bajes podrías llamar a cualquiera de los tuyos. Podés hacer que bajen solo una hora, nada más. ¿A quién elegís? ¿Y qué harías?
Cami: —A mi abuela, sin dudas -vuelve a llorar-. Para volver a esos almuerzos familiares de los domingos, cuando pasaba el heladero. Sonaba la campanita y salíamos corriendo a la puerta con todos mis primitos. O los miércoles, cuando mi abuela me iban a buscar al cole para ir a la feria y la ayudaba a hacer las compras.
Mariano: —Seguramente recordás esos olores...
Cami: —Todo, todo. Yo no la pude despedir como hubiera querido porque estaba por parir a Bauti Y en ese momento como que dije: quiero que mi cabeza se guarde un recuerdo lindo de ella.
Mariano: —Sos un alma muy particular, Cami. Sos muy, muy buena, muy blanca y una gran compañera. Y me encanta que te lleves la Verificación Técnica del Alma... Bueno, ya podés bajar, ir en paz. Estás totalmente asistida. Lo único que te pido es que me mires a cámara... Y acá no ha pasado nada.
Fuente: Infobae




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