

Milei y Trump, la nueva ola de derecha que reimpulsa la libertad en Occidente
OPINIÓN Fernando Arrieta*



La llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina sacudió los cimientos de la política local y atrajo la atención de líderes y analistas alrededor del mundo, muy especialmente de aquellos que se alinean con la derecha internacional. Su discurso, centrado en achicar el Estado, defender la vida, la familia y la propiedad privada, y abrir los mercados, se convirtió rápidamente en un faro para quienes valoran la libertad individual por encima de la burocracia y el intervencionismo. Esta visión, que conecta con la de figuras como Donald Trump en Estados Unidos, ha mostrado que el compromiso con la soberanía, la defensa de la propiedad privada y el libre mercado puede traducirse en resultados concretos, incluso en un contexto tan complejo como el argentino.
Durante décadas, Argentina sufrió el peso de un Estado excesivo que frenaba la actividad privada y asfixiaba la iniciativa de sus ciudadanos con trámites interminables e impuestos desmesurados. El aporte de Milei en este escenario resulta indiscutible: sus reformas buscan poner fin a ese lastre y dinamizar la economía a través de la reducción fiscal, la simplificación de trámites y la devolución de poder a los emprendedores. Este enfoque coincide con el liderazgo de Donald Trump, quien, desde su paso por la presidencia estadounidense, demostró que el crecimiento económico se fortalece cuando el Estado facilita la actividad privada y promueve la independencia de las personas en lugar de forzar su dependencia de políticas estatales.
La atención que Javier Milei ha generado en foros internacionales, como la Conservative Political Action Conference (CPAC), confirma que sus propuestas no responden a un simple capricho político, sino a la convicción de que, para revitalizar las democracias occidentales, es fundamental retomar principios de eficiencia, transparencia y respeto por la libertad individual. Bajo su gobierno, Argentina ha dado pasos que incluyen la reducción de barreras de entrada para nuevos negocios y el estímulo de la inversión extranjera en sectores clave como agroindustria, tecnología y energía, lo que se ha traducido en mayor confianza de los mercados.
Aunque persisten críticas de sectores que defienden el estatismo, lo cierto es que el “Experimento Milei” está sentando un precedente: demostrar que la responsabilidad fiscal y la promoción de la propiedad privada pueden impulsar mejoras reales en la calidad de vida de la ciudadanía. Al igual que Donald Trump, Milei demuestra que el optimismo y la firmeza pueden ser potentes catalizadores de cambio, sobre todo cuando se apuesta por el empoderamiento de la gente y el estímulo de la iniciativa emprendedora.
Este nuevo rumbo ha generado debates intensos: quienes se oponen argumentan que el Estado debe mantener un papel amplio para asegurar la equidad; sin embargo, los resultados de políticas liberales basadas en la rendición de cuentas y la independencia individual están quedando a la vista. La prioridad de Milei ha sido reorientar los recursos hacia lo verdaderamente esencial, sin caer en el asistencialismo que muchas veces perpetúa la dependencia de la población.
En este sentido, la Argentina de Milei, observada con atención en la región y en otros lugares del mundo, empieza a convertirse en un ejemplo de cómo la derecha internacional puede traducir sus ideas en acciones concretas y efectivas, pese al escepticismo de algunos. Si el país sigue avanzando en reducción de inflación, mejoras en infraestructura y competitividad, el legado de este gobierno podría afianzarse aún más, proyectando a Milei como un referente indiscutible de la derecha moderna.
La historia reciente ha demostrado que liderazgos como los de Donald Trump y Javier Milei, basados en la libertad económica y la defensa de los valores tradicionales, no solo consiguen levantar la moral de los ciudadanos, sino que impulsan un crecimiento económico tangible y duradero. Los dos han convertido sus respectivas tribunas en espacios de reivindicación del esfuerzo individual, el respeto a la propiedad privada y la determinación de poner freno al despilfarro público. Frente a contextos en los que el gasto estatal desbocado ha generado profundas crisis financieras, la apuesta por una economía más libre y una ciudadanía más empoderada se presenta como un camino sólido hacia el desarrollo.
La fuerza de este tipo de liderazgo radica en su visión clara de futuro y en su valentía para cambiar aquellas estructuras que, durante demasiado tiempo, han funcionado con ineficiencia y opacidad. Con Donald Trump, Estados Unidos experimentó un impulso económico notable, y ahora, con Javier Milei, Argentina tiene la oportunidad de demostrar que América Latina también es capaz de avanzar con determinación por la ruta de la libertad que avanza. A medida que se consoliden estas políticas, es probable que más países se animen a seguir el ejemplo de líderes que, lejos de conformarse con el estancamiento, promueven la prosperidad y la libertad como metas irrenunciables.
* Para www.infobae.com




Patricia Bullrich: “Mauricio Macri es el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”








Argentina y el desafío de alimentar al mundo en un siglo de cambios





