
El Presupuesto 2026 profundiza la fractura del peronismo en el Senado
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior

- El debate del Presupuesto 2026 profundizó las divisiones en la oposición peronista.
- Entre cinco y seis senadores anticiparon que votarían a favor en general del proyecto.
- La decisión choca con la estrategia de rechazo total que impulsa Cristina Kirchner.
- Los gobernadores ganan peso frente a la conducción centralizada de los bloques.
- El Gobierno podría obtener una mayoría más amplia que en Diputados.
- La discusión expone un proceso de fragmentación y pérdida de liderazgo nacional en el peronismo.
El debate del Presupuesto 2026 terminó de exponer las fisuras que atraviesan a la oposición peronista y, en particular, al bloque del Senado. A pocos días de que el proyecto de gastos e ingresos del Estado llegue al recinto, entre cinco y seis senadores de origen justicialista anticiparon que están dispuestos a votar a favor en general de la iniciativa enviada por el Gobierno, una decisión que choca de frente con la estrategia de rechazo total que impulsa Cristina Fernández de Kirchner y su núcleo más cercano.
La postura de estos legisladores, que responden en mayor medida a los gobernadores de sus provincias, introduce un factor de tensión adicional en un peronismo que discute liderazgos y métodos de conducción. “No podemos votar en contra. Si cuando éramos gobierno nos quejábamos de que la oposición nos dejaba sin Presupuesto, no podemos hacer lo mismo. Además, los gobernadores necesitan recursos”, resumió una de las voces de peso del interbloque que integran el Justicialismo, Convicción Federal y el Frente Cívico.
La novedad representa un revés político para la ex presidenta, que continúa recuperándose de una intervención quirúrgica y que había logrado, en la Cámara de Diputados, ordenar una estrategia de rechazo duro al proyecto oficial. En ese escenario, el bloque celebró la caída de artículos sensibles, como los incluidos en el Capítulo XI, vinculados a discapacidad y universidades. Sin embargo, en el Senado el tablero es distinto: los tiempos, los actores y los intereses provinciales pesan más que la disciplina partidaria.
Fuentes parlamentarias identificaron entre los senadores dispuestos a acompañar en general el Presupuesto a Guillermo Andrada (Catamarca), Carolina Moisés (Jujuy), Sandra Mendoza (Tucumán) y a los santiagueños Gerardo Zamora y Elia Moreno. Todos ellos dejaron en claro que no avalarán una oposición “a libro cerrado”, como la que promueven José Mayans y Juliana Di Tullio, alineados sin matices con la conducción política que se referencia en San José 1111.
La fractura venía gestándose desde hace semanas. En la reunión que mantuvieron gobernadores peronistas, emergieron fuertes cuestionamientos a la conducción centralizada de los bloques legislativos y a decisiones tomadas sin consulta previa. El malestar apuntó tanto a Mayans en el Senado como a Germán Martínez en Diputados, y tuvo un episodio emblemático en la designación de Anabel Fernández Sagasti en el Consejo de la Magistratura. “Lo hicieron de prepo, sin hablar con nadie”, reprochó uno de los participantes de ese encuentro.
En ese clima, varios mandatarios provinciales reclamaron una estrategia más pragmática y atada a las necesidades de gestión. “La estrategia no puede definirse sin escuchar a los gobernadores. Algunos endurecen posiciones porque no gestionan o porque buscan condicionar a otros”, deslizó una fuente que participó de las conversaciones. La decisión de no bloquear el Presupuesto aparece, así, como una consecuencia directa de ese planteo.
Desde el Gobierno, la lectura es doblemente positiva. Por un lado, la posibilidad de reunir una mayoría más holgada que la obtenida en Diputados; por otro, la oportunidad de dejar al descubierto la fragmentación del kirchnerismo duro. El bloque Justicialista ya había dado señales de ese proceso con la salida de Sandra Mendoza, senadora tucumana que reconfiguró su alineamiento interno en sintonía con el gobernador Osvaldo Jaldo.
Tanto Jaldo como el catamarqueño Raúl Jalil mantienen un vínculo fluido con la Casa Rosada. En la cumbre de gobernadores hubo un gesto explícito hacia ambos: se los definió como dirigentes que “tienen que gestionar” y a los que se les debe respetar los acuerdos que alcancen con el Ejecutivo nacional si eso beneficia a sus provincias. La consigna marcó una diferencia clara con la lógica de confrontación permanente.
El trasfondo es un proceso de balcanización del peronismo, con liderazgos territoriales que ya no responden de manera automática a una conducción nacional unificada. Las tensiones en la provincia de Buenos Aires entre intendentes, el gobernador Axel Kicillof y La Cámpora, o los cruces públicos entre dirigentes del mismo espacio, forman parte de un mismo cuadro. El Presupuesto 2026, lejos de ser solo una discusión técnica, se convirtió en un nuevo escenario donde esas disputas quedaron al desnudo.







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