El debate por el impuesto al cheque: señales de una reforma tributaria en marcha

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El IARAF propone eliminar el impuesto al cheque en forma gradual entre 2026 y 2028.
  • El tributo representa más de 1,6 puntos del PBI, lo que vuelve inviable una eliminación inmediata.
  • La clave del esquema es ampliar el cómputo del impuesto como pago a cuenta de Ganancias e IVA.
  • Se plantean límites para evitar una pérdida de recaudación nominal durante la transición.
  • Los monotributistas mantendrían la alícuota diferencial del 0,25% con un mecanismo dentro del régimen.
  • El Gobierno aún no definió si avanzará, pero la idea coincide con su agenda de simplificación tributaria.

En vísperas del envío de la reforma tributaria al Congreso, volvió a instalarse una pregunta que desde hace años sobrevuela la política fiscal argentina: ¿puede el Gobierno de Javier Milei iniciar el camino hacia la eliminación del llamado “impuesto al cheque”? El tributo, nacido en 2001 como una medida “de emergencia”, está a punto de cumplir un cuarto de siglo y se mantiene como una de las piezas más discutidas —y rentables— del esquema impositivo nacional.

El disparador de esta discusión fue un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), difundido en un momento clave para la administración libertaria. La propuesta del organismo plantea que una salida ordenada del tributo es posible siempre que se realice de manera gradual y con mecanismos compensatorios que eviten un impacto directo en la recaudación. Para ello sugiere un cronograma de tres años, comprendido entre 2026 y 2028, en el que la eliminación se realizaría de forma progresiva y controlada.

Desde su creación durante la gestión de Domingo Cavallo en el gobierno de Fernando de la Rúa, el impuesto a los débitos y créditos bancarios acumuló un rasgo distintivo: nació como excepcional, pero se volvió estructural. Su peso relativo dentro de la recaudación explica por qué ninguno de los gobiernos posteriores avanzó de manera sustancial en su modificación. Según cálculos del IARAF, el tributo representó en 2024 más de 1,6 puntos del PBI, un volumen que vuelve inviable su eliminación inmediata sin comprometer el equilibrio de las cuentas públicas.

Por eso, el eje de la propuesta no es una quita abrupta, sino un aumento progresivo en las posibilidades de computar el impuesto como pago a cuenta de otros tributos nacionales, como Ganancias o IVA. En la actualidad, el 33% del monto abonado en cuentas corrientes puede descontarse del impuesto a las ganancias en empresas medianas y grandes, mientras que las micro y pequeñas pueden computar el 100%. Para los especialistas, ampliar ese mecanismo es el camino más eficiente para reducir el peso del impuesto sin perforar la recaudación.

El esquema incluye una condición clave: el tope de cómputo estará determinado por el incremento interanual del impuesto que cada contribuyente debe pagar. De esta manera, el fisco no perdería ingresos nominales respecto del año previo, sino solamente parte del crecimiento derivado de un contexto de actividad económica más dinámico o de inflación contenida. El objetivo es claro: amortiguar el impacto fiscal sin frenar el proceso de reforma tributaria.

El documento del IARAF también incorpora un capítulo dedicado a los monotributistas, que abonan una alícuota diferencial del 0,25%. Como estos contribuyentes no tributan IVA ni Ganancias, la propuesta es que mantengan esa alícuota, pero con un mecanismo que permita computar lo pagado dentro del régimen simplificado. La idea apunta a evitar distorsiones dentro de un universo que representa a una porción significativa de la actividad económica informal y semiforma.

En paralelo, la discusión política ya comenzó a tomar forma. Si bien la Casa Rosada no confirmó si avanzará con la sugerencia de los especialistas, la eliminación del impuesto al cheque encaja con la narrativa del Gobierno, que busca reducir la carga impositiva y desarmar los tributos considerados más distorsivos para la producción. Sin embargo, el desafío principal es el equilibrio fiscal, bandera central del programa libertario. Cualquier reducción de ingresos —incluso gradual— obliga a calibrar con precisión los tiempos y la compensación en otros rubros tributarios.

En definitiva, la pregunta sobre si Milei iniciará el camino hacia la eliminación del impuesto al cheque aún no tiene respuesta. Lo que sí parece claro es que la discusión forma parte de una agenda más amplia, en la que el Gobierno intenta reformular la estructura impositiva para simplificarla, incentivar la formalidad y sostener un programa fiscal que, por el momento, sigue siendo su principal carta de presentación.

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