


Este atentado ha generado expresiones de solidaridad tanto de colegas como de líderes de diversos partidos, muchos de los cuales han sido víctimas de ataques o amenazas en años recientes.
Nancy Pelosi, ex presidenta de la Cámara de Representantes, destacó la gravedad de la situación tras el asesinato de Kirk. Recordó su propia experiencia cuando, en 2022, un hombre atacó a su esposo en su hogar, motivado por teorías conspirativas. Pelosi calificó el tiroteo en Utah como "reprobable" y enfatizó que la violencia política no tiene lugar en la nación.
El expresidente Donald Trump también ha sido blanco de ataques. En un evento de campaña en 2024, recibió un disparo en la oreja y había sobrevivido a un intento de asesinato en 2021. Tras el homicidio de Kirk, Trump expresó en Truth Social su admiración por él y su preocupación por la juventud estadounidense.
Gabrielle Giffords, ex representante de Arizona y víctima de un ataque en 2011, condenó el crimen. Giffords, quien ha trabajado por la reducción de la violencia armada desde su propio tiroteo, subrayó que las diferencias políticas deben resolverse sin violencia.
Steve Scalise, líder republicano en la Cámara de Representantes, fue herido en un ataque en 2017 motivado políticamente. Scalise pidió rezar por Kirk en la red X, calificando el ataque como "sin sentido".
La violencia política también ha afectado a gobernadores, como Gretchen Whitmer de Michigan, quien fue objeto de un plan de secuestro en 2020. Tras el asesinato de Kirk, Whitmer hizo un llamado a rechazar cualquier forma de violencia política.
Por su parte, el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, y su familia fueron evacuados tras un ataque incendiario en su residencia. En sus redes sociales, Shapiro condenó el crimen de Kirk y abogó por una clara postura moral en el debate político.
Asimismo, Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud y Servicios Humanos, conectó el crimen de Kirk con la historia de violencia política que ha afectado a su familia, mencionando los asesinatos de su padre y su tío, el ex presidente John F. Kennedy.
Estos incidentes reflejan que la violencia política no distingue entre partidos en Estados Unidos. El asesinato de Charlie Kirk no solo revive el dolor reciente, sino que refuerza la urgencia de garantizar la seguridad de los funcionarios públicos y de preservar un entorno democrático seguro para todos los que participan en la política.







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