




“Lo peor de la casta sindical se muestra cuando se ponen nerviosos porque estamos terminando con manejos que perjudicaban a los cordobeses y beneficiaban a una porción mínima de empleados muy cercanos al gremio”, versa el párrafo más afilado del comunicado que emitió el bloque de concejales de Hacemos Unidos en repudio a las expresiones antes proferidas por Daniele, que llamó “sumiso de mierda” el intendente de Córdoba.
No es algo que deba sorprender del Suoem, que en tiempos de Llaryora cursó una amenaza directa al sanfrancisqueño editando un video en el que emulaba llevarlo en un féretro. Pero la saña personal de Daniele con Passerini deja entrever que el cacique de los municipales ha entrado a un callejón sin salida. Y un animal acorralado, ataca.
La misiva de los concejales peronistas alude, sin demasiados rodeos, al Ente de Fiscalización y Control, asegurando que los intereses que realmente defiende el sindicato no son los del común de sus representados, sino del puñado de agentes que empiezan a quedarse sin la caja de las reparticiones destinadas a habilitar, multar, clausurar y levantar clausuras de locales comerciales e industriales de todo tipo.
Antes de que llegara esta respuesta desde el bloque oficialista, que también acusó a Daniele de andar “patoteando, molestando y causando perjuicios a los cordobeses” y se reafirmó la convicción de que “el gremio no gobierna más esta ciudad”, el Suoem había realizado una concurrida Asamblea General en la explanada del Palacio 6 de Julio, en la que su secretario general prometió avanzar en un plan de lucha aún con una conciliación obligatoria en marcha, e intentó subir al ring al propio gobernador, avisando que extenderá el conflicto municipal al resto de los municipios del interior provincial donde el sindicato tiene representación.
Al cierre de esta edición, en el Palacio 6 de Julio evaluaban una conciliación obligatoria, pero no tenían una decisión final. Llegado el caso, el ‘plan de lucha’ del Suoem tiene pautadas para este viernes asambleas de dos horas por turnos, quite de colaboración y “acciones sorpresivas”.
Las asambleas y el quite de colaboración pueden tener, a voluntad del Ejecutivo, un correlato directo en descuento de horas. Por lo demás, la creatividad del Suoem en la realización de estas misteriosas “acciones sorpresivas” no debiera llevarlo demasiado lejos de cortar calles o vandalizar alguna repartición municipal. En ambos casos, el gremio ofrecerá la causa eficiente para el dictado de una conciliación obligatoria por parte de Trabajo.
Nadie discute que el respaldo de la cartera que conduce Julián López sería de gran utilidad para encuadrar las medidas del Suoem en supuestos de sumarios administrativos, pero incluso sin llegar a ese extremo, al Ejecutivo le quedan muchas cartas por jugar.
Una de ellas es, una vez más, avanzar con las investigaciones administrativas que inició tras el asalto a la Justicia Administrativa de Faltas. Los baqueanos en la interna del sindicato cuentan que, aunque el Ministerio Público Fiscal no ha arrojado aún novedades sobre las denuncias del municipio, no es difícil identificar entre los captados por las cámaras de seguridad a varios integrantes de la comisión directiva del sindicato. Poner a rodar los engranajes de estos procesos disciplinarios no estaría de más.
Otra alternativa: dar un paso para conjurar el frente que el Suoem pretende abrir en el Ente de Fiscalización y Control. La excusa de la conducción es que los municipales no están obligados a cumplir órdenes que no provengan de superiores jerárquicos, y que los empleados son extorsionados para pasarse al ente, donde carecen de representación gremial, ya que el Estatuto Social del Suoem no lo faculta a representar agentes externos a la estructura del Ejecutivo Municipal. Solución: darle a los empleados cobertura gremial. Pero una diferente.
El mismo sindicato que le disputa al SEP la representación de algunos delegados en el Polo Sanitario está golpeando las puertas del ente. Y está facultado por el ministerio de Trabajo de la Nación para representar a empleados de entes descentralizados. Son, sin lugar a dudas, más manejables que el Suoem. Y replicarían una receta que ya funcionó: el Suoem resistió, en su momento, al ESOP (hoy llamado COyS), hasta que otro gremio entró en juego: el Surrbac. Mucho más modesto, el novel Suteagep no podría replicar la beligerancia de los municipales, pero sí ocupar un espacio que pusiera fin a la disputa, y honraría la máxima bélica que sugiere dividir para reinar.
CON INFORMACION DE DIARIO ALFIL.



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