Crece con fuerza la dolarización de las pymes argentinas

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La dolarización de las pymes en Argentina ha aumentado con las nuevas políticas económicas del Gobierno de Javier Milei.

El 59% de las 215,000 pymes del Banco Santander opera con cuentas en dólares; más de 64,000 gestionan saldos en moneda extranjera.
Un incremento del 21% en pymes con monedas fuertes y un 88% en los montos administrados, superando los 800 millones de dólares.
La operatoria en dólares creció un 136% en un año, evidenciando un cambio en la percepción del dólar como refugio ante la inflación.
Las inversiones en fondos en dólares se multiplicaron por 13, de 300 a más de 3,000 pymes.
El acceso a financiamiento en dólares revitaliza la actividad comercial, con tasas de interés competitivas.
La creciente dolarización refleja un cambio estructural en las estrategias financieras de las pymes.
La libertad cambiaria ofrece nuevas oportunidades de inversión, destacando la adaptación al mercado global.
Esta tendencia es una respuesta estratégica a la incertidumbre económica, impactando el ecosistema económico argentino.

 
En el contexto actual de Argentina, las nuevas políticas económicas impulsadas por el Gobierno de Javier Milei han promovido un fenómeno notable: la creciente dolarización de las pequeñas y medianas empresas (pymes) del país. Este cambio no es meramente circumstancial; representa una adaptación estratégica a un entorno financiero que, cada vez más, exige flexibilidad y solidez.
Los datos del Banco Santander son reveladores: de 215,000 pymes clientes, un impresionante 59% ya opera con cuentas en dólares, y más de 64,000 empresas gestionan saldos en moneda extranjera. El aumento del 21% en la cantidad de firmas que manejan monedas fuertes es un indicador claro de cómo estas empresas buscan protegerse de la volatilidad del peso argentino.
Lo que es aún más significativo es que no solo ha crecido el número de cuentas, sino también los montos administrados. Un incremento del 88% en el total de dólares en estas cuentas, superando los 800 millones de dólares, muestra que las pymes están reconfigurando sus prácticas financieras. Este movimiento hacia la dolarización no es meramente un reflejo de las circunstancias, sino una estrategia consciente para garantizar la estabilidad financiera en un entorno económico incierto.
Ezequiel Sapia, responsable del segmento Pymes e Instituciones en Santander, menciona un punto crucial: la operatoria en dólares ha crecido un 136% en solo un año. Este salto demuestra una transformación no solo en cómo las pymes manejan sus finanzas, sino también en cómo perciben el valor del dólar como un refugio ante la inflación y la depreciación de la moneda local.
Otro aspecto que merece atención es la creciente inversión en instrumentos financieros dolarizados. En solo un año, el número de pymes que invierten en fondos en dólares se ha multiplicado por 13, pasando de 300 a más de 3,000. Esto no solo refleja una confianza renovada en el uso del dólar, sino una búsqueda activa de mejores oportunidades para capitalizar sus recursos en un mercado más estable.
Además, el acceso a financiamiento en dólares para importadores y exportadores ha revitalizado la actividad comercial y ha permitido a las pymes gestionar sus flujos de caja de manera más efectiva. Con tasas de interés competitivas en dólares, las empresas tienen ahora la oportunidad de evaluar inversiones y operaciones en un contexto menos volátil.
En este sentido, la dolarización creciente de las pymes no es simplemente una respuesta a medidas gubernamentales; es un indicador de un cambio estructural en la forma en que estas empresas abordan sus estrategias financieras. La libertad cambiaria promovida por el Gobierno de Milei brinda nuevas oportunidades de inversión y, al mismo tiempo, exige una adaptación continua a las realidades del mercado global.
La tendencia hacia una mayor dolarización en el segmento de las pymes es una evolución natural en un entorno económico de alta incertidumbre. Las empresas están tomando decisiones informadas para salvaguardar sus recursos y encontrar nuevas vías de crecimiento. A medida que continúan evolucionando, será fundamental seguir de cerca cómo estas prácticas impactan en el ecosistema económico argentino en su conjunto.

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