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Pesca: aseguran que la actividad pasa por su peor crisis de los últimos 40 años y piden baja de retenciones

ECONOMÍA Nazarena LOMAGNO
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La reactivación económica le pasa por el costado a la Pesca. Según un estudio de la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (FULASP), el sector atraviesa la peor crisis de los últimos 40 años. “El proceso de extracción y procesamiento ya es más costoso que las ganancias”, advierte la entidad.

“Crisis sin precedentes”, así define FULASP lo que vive la industria pesquera argentina desde el último año. De acuerdo al informe, la situación es resultado de una confluencia de factores económicos, políticos y sociales que “han erosionado su sostenibilidad y rentabilidad”.

En particular, FULASP destaca los “altos costos tributarios, el aumento del derecho único de exportación” así como los incrementos en los “costos logísticos, salariales y previsionales” que están “llevando a la quiebra” a un sector que exporta u$s2.000 millones al año y que emplea a más de 40000 trabajadores.

A su vez, las problemáticas locales se encuadran en una crisis del mercado a nivel mundial, marcada por las consecuencias del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, indicadores inflacionarios en los países compradores de productos, la continuidad de medidas restrictivas que se instalaron en el mercado asiático a partir de la pandemia de Covid-19, el significativo descenso de la demanda y la caída en los precios; sumado a la competencia que genera la acuicultura.

Atraso cambiario, el factor que perjudica cada vez a más sectores

De todos modos, el trabajo de la FULASP hace hincapié en la política cambiaria local que “termina de echar por tierra” las aspiraciones de crecimiento de los diferentes eslabones de la pesca industrial.

En 2024, el tipo de cambio oficial aumentó aproximadamente un 27,5%, pasando de $808,45 a fines de 2023 a $1.031 en diciembre de 2024. Por su parte, el dólar contado con liquidación (CCL) registró una variación anual del 18,5%, incrementándose desde $1.040 a fines de 2023 hasta $1.215 en diciembre de 2024.

En ese marco, los datos muestran que, desde fines de 2023, el dólar “blend”, que utiliza la industria para celebrar sus operaciones, tuvo una variación promedio ponderada de 25 % quedando 93 puntos por debajo de la inflación interanual del mismo periodo, que fue, en general, de 118%.

Ese atraso cambiario, indicó FULASP, encarece en pesos insumos como combustibles, repuestos y salarios, achicando márgenes y explica gran parte de las pérdidas actuales.

A modo de ejemplo, un barco que en 2018 tenía 20% de rentabilidad, en 2024 opera con 21% de pérdida por viaje debido a esta combinación de menores precios y costos disparados.

Así, el estudio observó que entre junio y noviembre de 2024, los costos de operar un buque fresquero subieron tanto (indexados por inflación y ajustes) que las pérdidas semanales pasaron de $5 millones a más de $20 millones. Esta escalada de costos fijos y variables asfixia a las empresas, que no pueden trasladarla a precios de venta.

A su vez, los valores de exportación de las principales especies (merluza, calamar, langostino) también descendieron, reduciendo la rentabilidad.

Por caso, en noviembre de 2024 el kilo de merluza se pagaba $600, frente a $700 en junio, una baja agravada por la menor demanda global. Incluso en el mercado interno, la sobreoferta y menor consumo llevaron el precio de la merluza a apenas $0,66 USD/kg. “Insuficiente para cubrir costos”, aseguran desde el sector.

Por todo esto, la entidad concluye que de las diez especies, que totalizan el 93% de la pesca nacional, nueve están inmersas en una crisis estructural “sin antecedentes” que afecta prácticamente a la totalidad del sector, ya que en 2024 la industria registró una captura total de 821.504,3 toneladas, con fuerte concentración en diez especies principales, que representaron el 93,12% del total desembarcado.

Raúl Cereseto, presidente de FULASP, asegura que los reclamos que se desglosan en el documento son manifestados en la Subsecretaría de Recursos Acuáticos, pero “no tiene las herramientas para dar soluciones” y el diálogo con el Gobierno nacional termina siendo improductivo.

A su vez, indica que las consecuencias se hacen palpables en las industrias, en términos de empleo: “hay flotas paralizadas, principalmente en Mar del Plata, y están cerrando establecimientos de procesamiento”, advierte Cereseto.

Para evitar que la situación escale a mayores, el titular del organismo reclama por una mesa de “diálogo y consensos” para acordar, entre otras cosas, no cobrar derechos de exportación sobre una actividad que “no tiene rentabilidad y trabaja a pérdida”.

Fuente: Ámbito

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