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Senado 2025: la advertencia del recinto si el Gobierno no frena los embates contra Villarruel y los dialoguistas

POLÍTICA Mariano Casal*
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Después de un año más que intenso, aunque con cierta balanza positiva en la Cámara alta, en los últimos 15 días el Gobierno, el oficialismo senatorial y la oposición dialoguista derribaron una porción no menor de lo construido e ingresaron en un clima de extrema tensión que dista al que, en espejo, debiera pincelar Diputados, hoy alejado del foco mediático.

Bajo este escenario es que el peronista disidente Juan Carlos Romero, uno de los creadores del grupo de 39 legisladores que bloqueó muchas pretensiones kirchneristas desde diciembre del año pasado, advirtió el miércoles último a la Casa Rosada que, si no se frenan los dardos contra los bloques anti cristinistas y la propia Victoria Villarruel, el recinto de la Cámara alta será inviable durante 2025 y lesionará cualquier trabajo parlamentario que se intente en plena campaña electoral.

En cuanto a lo político, las situaciones de caos fueron un insumo constante para un Ejecutivo que, desde ahí, se movió o pegó antes que el rival. Lo logró muchas veces, pero no siempre. Según pudo averiguar Infobae, Romero indicó al jefe de Gabinete, Guillermo Francos; a su segundo y visitador de despachos legislativos, José Rolandi; y al vicejefe de Gabinete de Interior, Lisandro Catalán, que la estrategia aplicada por la Casa Rosada comenzó a agotarse y la mala relación con la Cámara alta podría ingresar en el terreno de lo irreversible e intoxicar todas las relaciones y acuerdos obtenidos hasta el momento.

La cumbre con Romero se dio una semana después de la expulsión de otro peronista disidente, el detenido en Paraguay -en un lujoso departamento- Edgardo Kueider, aunque el convite estaba pactado desde antes que se iniciara el corriente mes. El salteño estuvo acompañado por el jefe del interbloque Provincias Unidas, el correntino Carlos Espínola, al que también pertenecía el ahora removido ex legislador.

“Si continúan con la mala praxis, será difícil. Es hora de calmar un poco las aguas”, fue una de las frases que uno de los senadores deslizó durante el encuentro. La referencia en cuestión estuvo atada, en gran parte, a la irresponsable actitud del oficialismo para encarar el escándalo de Kueider, con indefiniciones hasta cinco minutos antes que se votara la remoción del entrerriano. La UCR y el Pro también se subieron al podio de volteretas olímpicas ese día, con un sinfín de internas entre sus propios integrantes a menos de nueve meses de las PASO nacionales de agosto próximo.

Sobre las elecciones también aterrizó un comentario que no sólo dijeron y piensan Romero y Espínola: si el proyecto para suspender las PASO consiguiera un guiño en Diputados, nadie garantiza una luz verde fácil en el Senado. En ese sentido, el Gobierno podría pactar -como ya hizo en otras ocasiones- con el kirchnerismo. Las consecuencias de un movimiento así, reflexionan desde algunos despachos, dejarían al Senado en modo nocaut.

Un tema no menor que se trató en el convite de los legisladores con funcionarios del Ejecutivo. El 13 de diciembre de 2023, los 39 senadores del oficialismo y la oposición se repartieron las autoridades de la Cámara alta -vicepresidencias, secretarías y pro secretarías- y la mayoría en las comisiones sensibles. El kirchnerismo, primera minoría, perdió por no acordar. Ahora, el cristinismo cree que con la expulsión de Kueider y la banca 34 -a tres del quorum y mayoría propia- que tendrá con la camporista Stefanía Cora estará en condiciones de acopiar jugosos cargos en la sesión preparatoria de febrero próximo. Del otro lado quedan justo 37, por la exclusión del ex legislador entrerriano y la licencia hasta el inicio del período ordinario del radical Víctor Zimmermann, hoy en el Gobierno de Chaco.

“Si el kirchnerismo no quiso consensuar cuando se los llamó, nada para ellos ahora. El control del Senado tiene que continuar como está y con menos peleas entre quienes hoy dialogan”, se oyó en uno de los dos encuentros, ya que el siguiente fue con el Subsecretario de Gestión Institucional del Ejecutivo, Eduardo “Lule” Menem. Romero y Espínola confiaron allí que, a pesar del -por ahora- intento de aplanadora electoral libertaria y pura que prepara la hermana del primer mandatario y secretaria General de Presidencia, Karina Milei, en un puñado de distritos se arriesgaría la posibilidad de una victoria en caso de no conformar alianzas locales. “Hoy, con frentes, se gana sin chistar; si van solos, no sé”, comentó uno de ellos.

Los consejos de Romero y Espínola ingresaron por un oído a la Casa Rosada y salieron por el otro en menos de dos segundos. Entre miércoles y viernes, los golpes contra Villarruel -a quien se la nota más errática desde que se inició el mes- crecieron de manera exponencial. Algunos, ni siquiera, con un mínimo decoro.

 

 

* Para www.infobae.com

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