El radicalismo de Córdoba en la "eterna" encrucijada

POLÍTICA Juan Palos
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Juan de los PalotesJuan Palos

El radicalismo cordobés se encuentra en una encrucijada, caracterizada por una prolongada crisis interna que parece no tener fin. Mientras el mestrismo y sus aliados se empeñan en acudir a la Justicia Federal con la esperanza de forzar una interna, Rodrigo de Loredo ha comenzado un proceso frenético de búsqueda de alianzas, aunque los avances son todavía incipientes y poco concretos.
La situación se complica aún más por la reciente percepción generada tras el "Derecha Fest", donde el nombre del politólogo Agustín Laje comenzó a resonar como una posible figura respaldada por el presidente Javier Milei. Este contexto añade incertidumbre al proceso de cierre de listas, ya que los despliegues de poder en la provincia de Buenos Aires podrían dejar a los aliados del radicalismo en una posición comprometida, dependiendo de los caprichos de Karina.
Por otro lado, el congreso de la UCR, que se llevó a cabo en la madrugada del martes, ha dictado una condición crucial: para cualquier alianza, la dirigencia reclama que un radical, específicamente De Loredo, lidere la lista. Esta exigencia, sin embargo, ha generado descontento y dudas, incluso entre los más cercanos al líder del deloredismo. Algunos de sus compañeros presionan para que acepte una posición secundaria en un intento de formar un frente fuerte, argumentando que esto le permitiría salir en la foto como parte de un equipo ganador. Sin embargo, hay un rechazo firme por parte de quienes advierten que aceptar un rol subordinado debilitaría su posición y, potencialmente, su futuro político.
El panorama se torna más complejo con la reciente resolución del Tribunal Federal N° 1, que ha confirmado la interna del 3 de agosto como la vía para elegir a los candidatos del partido. Este fallo, defendido con insistencia por Lucas Cavallo, Carlos Dionisio Aguirre y Patricia Rodríguez, reafirma la importancia de las urnas en la disputa interna, aunque el deloredismo no se ha quedado callado. Desde sus filas, se argumenta que la decisión del tribunal se basa en una presentación previa que no contemplaba la busca de alianzas, desacreditando así su relevancia en el contexto actual.
Así, el radicalismo se encuentra dividido: un sector, distanciado de De Loredo, insiste en que la interna es la única salida viable frente a un panorama electoral que parece cada vez más adverso, mientras que el deloredismo, con un De Loredo que busca establecer alianzas estratégicas, se siente presionado para encontrar un camino que no comprometa su futuro. En este contexto, el PRO no descarta revitalizar Juntos por el Cambio, con un radical en un papel más protagónico, lo que podría cambiar las reglas del juego de manera significativa. 
La lucha interna y la búsqueda de alianzas no son solo cuestiones de estrategia; son el reflejo de un radicalismo que necesita redefinirse y reenfocarse para poder competir en un contexto político cambiante y desafiante. La pregunta que queda es: ¿Logrará el radicalismo cordobés superar sus divisiones y encontrar un rumbo claro, o seguirá atrapado en el laberinto de sus propias inconsistencias?

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