
A pesar de la insistencia opositora, el Gobierno no quiere enviar más ministros a responder por el caso $LIBRA al Congreso
POLÍTICA Brenda Struminger*



El llamado a una nueva sesión en Diputados para interpelar a funcionarios del Gobierno por el criptogate que involucra a Javier Milei y a su hermana y secretaria general, Karina Milei, encuentra en una posición entre la intransigencia y la indiferencia a la Casa Rosada y a las dependencias cuyos jefes fueron convocados nuevamente por la oposición: el ministro de Economía, Luis Caputo, y el de Justicia, Mariano Cúneo Libarona.
En Balcarce 50 dicen que la sesión no es relevante, y simplemente volverán a argumentar que no tienen relación con el tema. Pero no tomarán medidas para contrarrestar un tema que, creen, está “terminado” a pesar de que las investigaciones en la Justicia local y estadounidenses continúan.
De antemano, en el Gobierno aseguran que no los preocupa para nada la insistencia opositora. “El tema no le importa a nadie, excepto a los diputados”, dicen cerca de la cúpula libertaria, siempre atentos a la hora de tomar decisiones y accionar a la opinión pública. En la cartera de Economía, más dura, se llamaron a silencio. En Justicia dijeron que cabe la posibilidad de que Cúneo asista. Pero la decisión final dependerá del poder central.
Hace dos semanas, en la primera interpelación los titulares de Economía y el de Justicia, cada uno a su modo, presentaron sendas notas o dieron a conocer comunicaciones off the record sobre los motivos por los que no asistían a la cita. En resumen, dijeron que no tenían relación con el caso de la moneda $Libra que difundió el Presidente en sus redes causando perjuicios económicos a miles de damnificados. Y, al mismo tiempo, aludieron a problemas de “agenda impostergables” y “compromisos urgentes”.
Pero fueron citados nuevamente, también para una interpelación, con los mismos motivos. Esta vez, para el miércoles 14 de mayo. La sesión de la semana pasada había empezado tarde justamente por el faltazo de ambos, que se llevó dos horas de comentarios, durante las cuales el ministro coordinador, Guillermo Francos, que sí había asistido, debió quedarse tras bambalinas, impaciente -aunque finalmente, se quedó-.
La fecha coincide con la víspera del inicio de la veda campaña de las elecciones de la Ciudad, un motivo adicional -aunque no se usará oficialmente- para la decisión del oficialismo de no dar el brazo a torcer frente al pedido de comparecencia. Creen que la convocatoria es “estrictamente política” y adelantan que no hay forma de que “Toto” y Cúneo cedan.
La decisión era de esperarse: asistir esta vez después del primer faltazo, cuando argumentaron que no tienen relación con los hechos investigados, sería admitir que, en realidad, algo tenían para aportar.
El argumento oficial será que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ya brindó las debidas explicaciones ante el Poder Legislativo -el día que faltaron Cúneo y Caputo-. Y que eso debería bastar, teniendo en cuenta que él comanda a ambos ministros. “Mandamos al que está por encima de ellos”, dijeron, para enfatizar en la suficiencia de la acción.
Ese día, el ministro se llevó fuertes elogios de Milei, que siguió de cerca la interpelación a pesar de los intentos por desestimar su peso. “Es la cabra”, dijo, y le agradeció, por X. Días atrás, había dicho que Francos tenía menos poder que Santiago Caputo en el proceso de toma de decisiones nacionales y controles políticos.
Cúneo y Caputo faltarían con el aval de la Casa Rosada, que encuentra sospechosos motivos proselitistas para “dañar al Gobierno” en el llamado a interpelación que intentan esquivar y al que, al mismo tiempo, restan importancia. Dicen que ni siquiera tomarán medidas para contrarrestar la jugada. “Esto les importa sólo a los diputados”, insisten, también en alusión a la comisión investigadora que sigue en proceso de conformación y que el oficialismo quiere trabar a toda costa.
Niegan que puedan haber argumentos, como esgrime el kirchnerismo, para denunciarlos judicialmente por incumplir con el mandato constitucional de rendir cuentas -algunos incluso hablan de iniciar un proceso de juicio político a los funcionarios-. Esto último abona las acusaciones que azuza el oficialismo a través de sus voceros oficiales, desde febrero, sobre el intento “destituyente” de la tropa que responde a Cristina Kirchner.
El Gobierno no quiere ver empañado su primer test electoral en un distrito simbólicamente relevante como es la Ciudad de Buenos Aires con un caso judicial y político del que intenta despegarse desde el día que estalló. Según deslizan, es probable que esa jornada, dentro de una semana y media, los ministros participen en el cierre de campaña que tiene planeado encabezar Javier Milei en una plaza porteña aún no especificada.
* Para www.infobae.com






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