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La increíble historia de El Tirri y sus tres hijas: "Son hermanas pero nunca se vieron"

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Por momentos actor, otras veces productor o cantante, siempre personaje. Luciano Giugno, más conocido como El Tirri, relata su vida como una montaña rusa: marcada por el amor, los excesos, las pérdidas, los viajes por el mundo y un anhelo que aún hoy lo desvela.

“Me había casado en Argentina con Mariana, la hija de Leo Dan. Y como luna de miel, Leo me dijo: ‘Andá a visitar California’. Cuando llegué, me dije que tenía que vivir ahí. Me volví loco”, recuerda. Fue el comienzo de una historia tan intensa como improbable. “Los Cadillacs ya empezaban a hacer salsa y yo quería hacer rap”, dijo en una entrevista con Revista Pronto el primo de Marcelo Tinelli.

 El regreso de ese viaje marcó un punto de inflexión. “Los junté a todos en Clásica y Moderna y les dije que me iba a vivir afuera. Vicentico me dijo: ‘¿Te vas a animar a ver a los Cadillacs desde abajo?’. Terrible. Fue una palabra muy dura. Me pesó durante años”. El quiebre fue definitivo: dejó la banda y emprendió una nueva vida en Estados Unidos.

 Tres mujeres, tres hijas, tres vidas
Su vida amorosa fue tan intensa como sus decisiones. De su primer matrimonio con Mariana nació Katerina, hoy de 34 años, recibida de diseñadora de modas y residente en Miami. “Ese matrimonio me duró cinco años. Hice un casamiento muy top en el antiguo Village, donde tocaron Los Pericos. Mi matrimonio se fue abajo cuando perdí la plata en Estados Unidos”, dice, y agrega: "Mi ex, pobrecita, sufrió mucho. Su papá me había ayudado siempre, pero yo tenía 21 años y no servía para hacer de manager
de Leo Dan o lo que fuera".

En medio del caos económico, llegó la etapa más alocada. “Nunca tomé drogas, pero me gustaba mucho el champagne”. Así conoció a Lisa, una modelo italiana, en Laguna Beach. El desenlace fue surrealista: “En un momento la miro y le pregunto: ‘¿Te querés casar conmigo?’. Dijo que sí y nos fuimos para Las Vegas”. La boda, realizada por enanitos disfrazados de Elvis Presley, fue un delirio que al día siguiente creyó soñado: “¡Me casé! ¡Me casé!”, gritó, tras ver el certificado con su nombre mal escrito.

De esa breve relación nació Francesca, hoy de 25 años, que vive en Iowa junto a su madre, una diseñadora de zapatos. “Por suerte, de esa relación nació Francesca”, dice con ternura.

La tercera hija llegó después de perder todo en Los Ángeles y encontrar refugio en Brasil. Allí lo recibió un viejo amigo y, tras una noche de caipirinhas y samba, El Tirri conoció a la mujer que sería madre de su tercera hija. “Tomé, tomé y tomé tragos y terminé con la dueña de la casa, que fue la mujer con la que tuve a mi tercera hija”. Así nació Lunna, que tiene 23, vive en San Pablo y que, a diferencia de sus hermanas, creció cerca de él: “A las tres las adoro, pero a Lunna la pude disfrutar en todo su crecimiento”.

Entre caídas, amigos del jet set y el sueño pendiente
A pesar de haber pasado por momentos de miseria, asegura que nunca dejó de estar presente para sus hijas. “Me ayudaban mis viejos cuando tenía cuentas muy feas; y cuando yo agarraba la mosca de SADAIC por los temas de los Cadillacs les devolvía todo”. Incluso en sus momentos más bajos, se las rebuscó: “Cuando no tenía laburo hacía cualquier cosa: estacionaba autos en un restaurante o lavaba barcos”.

 A su manera, supo también brillar. En Hollywood se codeó con Tony Curtis y Jay Bernstein, el mítico productor de “Dallas” y “Los Ángeles de Charlie”. Fue precisamente Jay quien lo quiso lanzar al estrellato como protagonista de una película sobre Elvis. “Jay tenía toda la plata, hizo una fiesta tremenda e invitó a un montón de mujeres”, recuerda. Pero la historia terminó como muchas en su vida: con una fuga inesperada. “Me volví loco con una tal Brooke y me escapé del evento con la mina antes de firmar”. A pesar del fallido, Bernstein le dejó una frase que nunca olvidó: “Vos tenés TLC (talento, look y carisma), pero no estás preparado para esto”.

 Leyenda
Entre recuerdos de excesos y amores, El Tirri confiesa su mayor deseo: unir a sus tres hijas. “Con la más chica, Lunna, hablo en portugués; con la del medio, Francesca, en inglés y con la más grande, Katerine, en español e inglés. Y las veo cuando puedo”. Pero todavía hay una asignatura pendiente: “No. Son hermanas las tres pero nunca se vieron. Se hablan por redes sociales. Pero quiero que se conozcan. Esa es mi gran ilusión y mi gran sueño. Quiero que se conozcan mis tres hijas, las hermanas Giugno”.

Una vida de película, contada con la crudeza del que no se esconde, y la ternura de un padre que, pese a todo, sigue soñando.

Fuente: Pronto

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