





La lista que hoy dará a conocer la Legislatura cordobesa y contiene a aquellos asesores que no pudieron despegarse mediante algún doble de riesgo que cobre por él o ella fue lo suficientemente peinada. Escudriñada al máximo para ver hasta dónde golpea al poder real. Sin embargo, lo más asombroso puertas adentro del oficialismo es que no hay un mea culpa por la caterva de militancia rentada que supera de manera holgada a empresas en el sector privado, sino que el problema principal en el Gobierno provincial es si esto pega o no en la gente.
Si alcanza o no con menguar el rendimiento que pueda tener el peronismo de Córdoba en las siempre complejas elecciones intermedias y por eso ahí están, encuestas en mano, observando hasta dónde llega el golpe y si a raíz de eso hay que seguir ensayando alquimias en una boleta a la que ahora varios le corren el cuerpo.
La poca pericia en el manejo del tema de Myrian Prunotto expuso la falta de muñeca de la vicegobernadora para sortear escollos legislativos, pero con mayor profundidad la evidenció en el vínculo que nunca supo construir con el PJ. Relación en la que siempre reinó la desconfianza de ambos lados y que este miércoles, con la decisión de estar escoltada por guardaespaldas en la sesión especial, no hizo más que lacerar un tejido clave del Partido Cordobés.
Incluso con un escándalo que, aún con la publicación de los datos lo suficientemente tamizados, se desconoce si entra en la recta final. Porque no son pocos los que creen que esto puede ser sólo el comienzo.
Otro extracomunitario en el Partido Cordobés y que arribó con el pase en su poder al despacho principal del Panal es el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros.
El preferido de la ministra Patricia Bullrich cumplió con el acto y la foto de ayer en el marco del anuncio de la ley anti-barras. Pero esa cosecha va toda al costal de la ministra de Milei. Difícil que, cuando baje la espuma de la guerra PRO-libertaria, Quinteros pueda evadir la muerte de Guillermo Bustamante en una estación de servicios y con cinco policías detenidos.
Los malabares que hacen en Seguridad para tratar de despegar cualquier tipo de comparación con el caso Blas Correas no son pocos. El avance de la investigación del fiscal Guillermo González determinará responsabilidades y Quinteros hace hasta lo imposible por no caer en comparaciones.
Viene de romper el espejo en los casos Lian y Loan. El nene correntino fue tapa y zócalo seis meses de los medios nacionales; el cordobés, no llegó a eso y el destino de ambos, probable y lamentablemente haya sido el mismo.
La tríada de la fallida semana del cordobesismo la completa el intendente Daniel Passerini. Por más que no guste, a veces en el Panal hablan del Palacio 6 de Julio como si fuese un ministerio más al que hay que seguir de cerca en gestión, comunicación y maniobrabilidad política. Los tres ejes preocupan por el arrastre y las comparaciones para muchos acá también son inevitables.
El fracaso de la apuesta al Grupo FAM en el sistema de transporte urbano estaba más cantado que cualquier hit del verano que recién terminó. Como también el adeudado lanzamiento del sistema metropolitano de transporte que habían prometido desde el entorno de Passerini poner en marcha en el arranque de marzo.
El irrisorio ultimátum a la flamante empresa por los mismos que vienen de adjudicar líneas hace semanas resulta inadmisible para una ciudadanía que exige y espera respuestas. En definitiva, el trazo grueso de los reclamos a las autoridades del municipio siempre son los mismos: transporte, residuos, bacheo y alumbrado. En ninguna de las cuatro materias hay un aprobado y lo peor es que la tendencia con las primeras tres se puede complicar aún más.
Tal vez, la agenda verde, la de fotos con giras en el exterior tiene otra pompa, luce más el Instagram, pero no resuelve una cotidianeidad que golpea cada vez más.
CON INFORMACION DE DIARIO ALFIL, SOBRE UNA NOTA DE SILVA GABRIEL.







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