Mientras JxC busca líder, Martín Llaryora elige subir al ring a Luis Juez
POLÍTICAAgencia 24 NoticiasEn menos de 30 días, la Legislatura de Córdoba ingresará a un terreno desconocido. Con el ingreso de Martín Llaryora al Panal, como se conoce a la casa de gobierno provincial, el recinto legislativo tendrá una fisonomía distinta, con un empate literal entre el oficialismo de Hacemos Unidos por Córdoba y Juntos por el Cambio. Desde el 10 diciembre, cada frente tendrá 33 curules, algo inédito desde su creación en los albores del siglo XXI de la mano del cada vez más nombrado exgobernador José Manuel de la Sota.
Paradójicamente, la triple derrota aliancista le agregó una tarea extra a Llaryora, fundamental si el sanfracisqueño quiere proyectarse fronteras afuera a partir de una buena gestión. En otras palabras, el gobernador electo tiene que buscarse un sparring político. La pregunta puede formularse de manera sencilla, ¿a quién elegirá Llaryora como cabeza de la oposición? ¿Al archiconocido Luis Juez o al radical Rodrigo de Loredo?
Esta semana pudo verse una punta de lo que puede llegar a venir con la criticada e imprevista decisión de tratar el proyecto de modificación del Tribunal de Cuentas provincial. En un mes, el organismo encargado de contralar los gastos del Estado provincial quedará en manos opositoras. Sin embargo, con la mayoría hasta el mes que viene, el schiarettismo se apresta a cambiar la normativa, allanándole el camino a Llaryora y simplificando de manera llamativa la rendición de gastos.
En este reclamo, el senador tuvo un marcado protagonismo porque, en definitiva, el Tribunal será su coto de poder real. A punto tal que su figura gana enteros para ser el opositor elegido por el gobernador electo. “Te lo planteo al revés ¿Juez no elegiría a Llaryora?”, indican desde la bancada oficialista.
“Es simple. Se quedó sin exposición por la derrota. Pero como desde Cambiemos le van a bajar el precio a Rodrigo de Loredo, la figura de Juez le queda perfecto a Martín”, señalan las características de un viejo conocido. “Habrá que ver qué hace la gente de Rodrigo en el Concejo Deliberante, cómo se maneja. En Buenos Aires no tiene mucho vuelo”, aseveran respecto de la indefinida potencialidad política que tiene en la actualidad el excandidato a la intendencia.
Incluso, se animan a pronosticar que será una pelea desigual. “Martín va a tener la gestión. Juez se paseará por televisión”, aseguran. Pero la aseveración no pone sobre la mesa una cuestión generacional: De Loredo es un contemporáneo, volverá a ser retador más temprano que tarde.
Sin embargo, elegir la figura del senador, cuya incombustión sería un mensaje hacia adentro del cambiemismo, es una manera que tendría el oficialismo de contener la emergencia del poder intendentista. A punto tal que un ex jefecomunal peronista suena como autoridad legislativa.
Pese a la derrota, la oposición y en especial el radicalismo logró un buen número de intendencias. Más allá del riesgo de la diáspora, propia de los tiempos de la derrota, también es cierto que los juegos de seducción estarán a la orden del día.
“Pareciera que habrá cuatro líneas internas dentro del radicalismo. El golpe fue duro. Pero veo dentro de los intendentes algunas cosas para poder trabajar. Entiendo que el volumen político será más grande. Y más interesante”, asegura un habitué de los pasillos legislativos que entiende que es ganancia mantener al radicalismo desarticulado.
La rosca que se viene
El run run de la rosca ya se siente. Atentos a esto, la semana que se cierra tuvo varias muestras gratis de lo que vendrá en 2024. “Va a tener un volumen mucho más político” se sincera un legislador llamado a tener un papel preponderante en la búsqueda de consensos.
En ese mapeo, los próximos inquilinos de la Casa de Gobierno saben que hay particularidades a partir de las cuales Llaryora puede construir legitimidad. La creación del Ministerio de Cooperativas, para “puentear” el poder de los intendentes en el interior provincia es una de las vías a explotar.
En el medio, la actividad legislativa surfea el último mes con la mejor gimnasia legislativa adquirida en años. Así pasó la defensa del discutido legislador Alfonso Mosquera, sindicado por su rol como ministro de Seguridad en el asesinato a manos policiales de Blas Correas y actualmente en la mira por una denuncia por violencia de género.
Sin embargo, en la mesa chica del gobernador electo, entre pocillos de café y “vistos” a operadores políticos, sopesan los pro y los contra de subir al senador (otra vez) al ring. El riesgo de crear un Pigmalión está latente.
Con informacion de Letra P.